Sin duda esta nueva realidad, tan llena de cambios, movimientos, luces y bullicio, satisface parte de nuestras necesidades imaginarias actuales y nos proporciona en el mejor de los casos diversión y placer. Sin embargo, eso no es todo.
Más que bases de una Religión, Filosofía o corriente Artística, la sencillez y la espontaneidad son dos cualidades que deben ser parte de nuestro diario vivir.
Hay que sentir nuevamente: caminar, reír, correr, sorprendernos de nuestro entorno, ser niños otra vez, crear de nuevo la inocencia en nuestro interior que nos permita renacer en cada instante que lo necesitemos.
Cuando comprendamos que la felicidad se obtiene de lo que aún desconocemos y no de lo que creemos conocer, nuestra vida se llenará de inspiración e inspiraremos al mundo entero. Es como el poeta que busca a su musa desesperadamente, pero su búsqueda será constante, la encontrará una vez, pero hará falta más de una musa para que concrete su obra, y su obra será siempre nueva. De esta forma, obtenemos paz y serenidad, seremos luz.
Nuestra realidad es turbia, cada día su tono claro comienza a oscurecerse, y nuestros ojos ven menos. La pregunta de este día es: ¿Qué hacer para frenar estos cambios que vuelven densa a la Gran Gaia?
Quedo de ustedes...