"La paz quiere decir vivir juntos”. A veces las verdades más simples son las más difíciles de imaginar. Oi esta frase a un misionero javeriano que durante los años de la guerra en Burundi puso en marcha un centro para jóvenes donde Hutus y Tutsis aprendieron a vivir juntos durante los peores años del conflicto. Ahonde en esta idea cuando lei “Convivir”, un gran libro de Andrea Riccardi,l fundador de la comunidad de Sant’Egidio. Vivir juntos de nuevo es la tarea que tienen por delante los centroafricanos, cristianos y musulmanes.
Las guerras crean separaciones, fosas que se agrandan con la violencia y la crueldad, y hacer la paz es ayudar a crear libre circulación entre personas de comunidades divididas que se miran con desconfianza y no raramente con ansias de venganza y hasta de crueldad. En esto pensé el pasado sábado 3 de diciembre cuando organizamos dos partidos de futbol entre jóvenes cristianos y musulmanes del conflictivo distrito tercero de Bangui. El lugar donde se celebraron los encuentros, conocido como terreno deportivo de Sagbado, está rodeado de cientos de casas destruidas, incendiadas en septiembre y octubre del año pasado en ataques de milicias rivales.
Desde entonces, la población mayoritariamente musulmana del Kilometro Cinco y los cristianos de los barrios de Fátima y Kina han vivido en la separación y el miedo. Una de las tareas en las que nos implicamos es ayudarles a que se encuentren y empiecen a realizar actividades juntos para que la gente renueve sus lazos. Aprovechando la euforia que la gente en Bangui vive con la celebración de su fiesta nacional por primera vez en cuatro años, pensamos que el encuentro del pasado sábado tenía que tener un carácter festivo. Con los altavoces transmitiendo música con ritmo y ante los jugadores que se disputaban el balón, vecinos que llevaban uno, dos o incluso tres años sin verse llegaron, se abrazaron y pasaron unas horas juntos.
Me impresiono ver al presidente de las milicias musulmanas del Kilometro Cinco sentado al lado de quienes durante los últimos tres años han sido sus rivales. Las mujeres son las que parecen tener mas facilidad para volver a reconciliarse, algo que en África siempre se hace bailando juntas. Llego la hora de los discursos y todos hablaron de su voluntad de volver a vivir en paz, de perdonarse, de visitarse, de volver a frecuentar los barrios donde durante los últimos anos la gente ha tenido miedo de poner el pie. Al final de la jornada, la parlamentaria de la zona nos convocó a los líderes principales a una reunión para hablar de temas de seguridad y ver cómo se puede ayudar a la gente que tiene sus casas destruidas a volver y reconstruirlas poco a poco.
Volver a reunirse, a verse las caras y a hablarse, es el primer paso. Después, habrá que poner sobre la mesa otros temas para que la reconciliación no sea superficial, como la cuestión de las casas que han sido ocupadas y que deberán ser restituidas a sus legítimos dueños, un tema que aun levanta ampollas en la Republica Centroafricana. Y tarde o temprano tendrá que llegar la justicia y los responsables que hayan cometido lo crímenes más graves tendrán que ser detenidos y pagar por sus culpas para que las victimas sientan que su dolor ha sido reconocido. Pero para eso hará falta mucho más que organizar un partido de futbol y una fiesta.