¿Sabes esa sensación de que has luchado muchísimo por algo, te has esforzado y aún así no has conseguido lo que te propusiste?.Se llama frustración y no es agradable. Pero podemos comprenderla y aprender a gestionarla, y también en casos en que no nos sea útil, también podemos cambiar nuestras metas porque quizá está ahí el problema.
Vamos a profundizar.1. La frustración: no te gusta, pero la necesitas.
Como decía en la entradilla, a nadie le gusta sentir frustración.Es una emoción compleja que mezcla las primarias de ira (enfado, cabreo, irritación por no conseguir un objetivo) con tristeza (pena y lástima por lo que te has esforzado, el tiempo invertido, etc.).
Como siempre digo, ya sabes que las emociones NO son buenas ni malas, son necesarias y en este caso, por poco que nos guste, la frustración es necesaria también: por una parte nos ayuda a hacer el duelo de eso que no hemos conseguido y que tanto queríamos (tristeza) y por otra nos prepara para volver a intentarlo con más ganas...o poner el límite ahí y dejarlo ir porque no es saludable para nosotros (ira).Por otra parte, seguro que has escuchado alguna vez la expresión "baja tolerancia a la frustración". Pero vamos a profundizar ahora mismo en esto.