Aprendiz de Gigoló (Fading Gigolo), Estados Unidos 2013

Publicado el 10 abril 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

No es necesario siempre que sean perfectas, pueden tener momentos menos acertados o incluso llegar a ser un poco torpes, pero algunas películas disfrutan de una ambientación, una elegancia y una presencia, que hacen olvidar sus debilidades, dejando un fresco perfume tras compartir sus momentos de inspiración.John Turturro no es ningún novato en la industria del cine, y en su séptimo trabajo tras la cámara, ha logrado reunir a un plantel de actrices, Vanessa Paradis, Sharon Stone  y Sofía Vergara, y actores, Woody Allen (interpretándose, casi, a sí mismo), Liev Schreiber (impecable como siempre), y el propio director, en estado de inspiración. La historia no es novedosa y podría resumirse en el canto de una hoja: la maldita crisis (una librería que cierra) obliga al protagonista a buscar otro tipo de retribución en la prostitución, gracias a los contactos de su neurótico librero, convertido en improvisado chulo. Pero el director lograr convertir Nueva York en otro importante protagonista, la colmena eternamente despierta con sus solitarios integrantes.La primera parte se centra en la obtención del deseo y la realización de fantasmas (entre ellos la tendencia cinematográfica del momento, el ménage à trois) y Sharon Stone, junto a Sofía Vergara, se encargan de deslizarse por la cuerda floja, de asumir plenamente su edad y liberarse de sus miedos, por parte de la primera actriz, y de reírse de su imagen de bomba latina ultra-explosiva, por parte de Sofía Vergara en plena auto-parodia.La segunda parte es mucho más íntima y emotiva, al entrar en escena Vanessa Paradis, en el papel de viuda, desde hace dos años, de judía ortodoxa, inmensamente triste, encerrada en una sociedad que vigila hasta su más mínima salida. El contacto con este aprendiz de gigoló aportará todo lo que el espectador espera, pero por senderos diferentes a los imaginados. Los caminos de la pasión son inescrutables.El director ha arropado su película con dos exquisitos añadidos: una fotografía cálida, sobria e inspirada y, sobre todo, la mejor banda sonora retro-jazzy del año, por el momento. La versión de La violetera de Dalida, Luna Rossa de M’Barka Ben Taleb o, sobre todo, Reflejo de luna de Alacrán se funden a la perfección con las imágenes.Un inteligente cine indie como nos gusta. Irónico, que sabe reírse de sí mismo, alegre, nostálgico y con ligeras dosis de libertinaje y humor judío, imprescindible en un film rodado en parte en el distrito neoyorkino de Brooklyn. Una película como una caricia, sedosa y amable. Siempre necesaria.