Aprovecha tus vacaciones para desconectar con Allan Percy y Francesc Miralles

Publicado el 27 junio 2024 por Jeroensangers @JeroenSangers

Episodio 314

¿Te gustaría saber cómo desconectar estas vacaciones para reconectar con tu mejor versión a la vuelta del verano? Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo aprovechar tu descanso de la mano de Allan Percy.

Allan Percy es experto internacional en tendencias de superación personal y autor de bestsellers como «Nietzsche para estresados». Su último libro, «El libro de la toalla», es una guía refrescante con 99 capítulos que te ayudarán a relajarte, aprovechar el momento y soñar con lo que quieres hacer con tu vida cuando acaben tus vacaciones.

 

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Índice de la entrevista

  • (01:52) ¿Quién es Allan Percy?

  • (05:32) El mejor verano

  • (07:10) La toalla invita a desconectar

  • (16:36) La libre elección para sentirnos en control

  • (22:30) Dónde poner la toalla

  • (25:51) La recompensa de soñar

  • (34:07) Cómo expandir el tiempo

  • (37:14) Recupera el hábito de la siesta

  • (40:58) Pasiones

  • (43:55) Verano sin verano

  • (47:03) Encuentra tu toalla de descanso

  • (48:52) El mejor hábito efectivo

  • (50:30) ¿Qué paz puedes aportar hoy?

  • (52:12) Cuestionario KENSO

  • (57:32) Despedidas

   

Recursos mencionados

  • El libro de la toalla: Vacaciones mentales para inspirar tu vida de Allan Percy | Amazon

  • Nietzsche para estresados : 99 píldoras de filosofía radical contra las preocupaciones de Allan Percy | Amazon

  • Francesc Miralles

  • Episodio 127: Cómo vivir el ahora para tener una vida plena con Francesc Miralles | KENSO

  • Niksen: el arte de ser más efectivo al no hacer nada | YouTube

  • Aquello que solo ves al detenerte de Haemin Sunim | Amazon

  • Toma un café contigo mismo de Walter Dresel | Amazon

  • Simplifica tu vida: 100 consejos para bajar el ritmo y disfrutar de las cosas importantes de Elaine St. James | Amazon

  • El mundo sobre ruedas de Albert Casals | Amazon

  • L’ofici de viure de Gaspar Hernández | 3cat

  • Shinrin-yoku. El arte japonés de los baños de bosque de Héctor García y Francesc Miralles

  • No mires arriba de Adam McKay | Film Affinity

  • Reseña: Cuatro mil semanas de Oliver Burkeman | KENSO Círculo

  • Episodio 217: Cuatro mil semanas de Oliver Burkeman | KENSO

  • Reseña: Por qué dormimos de Matthew Walker | KENSO Círculo

  • Episodio 263: Por qué dormimos de Matthew Walker | KENSO

  • Fallen Leaves de Aki Kaurismäki | Film Affinity

  • Remando al viento de Gonzalo Suárez | Film Affinity

  • Episodio 311: Cómo cambiar tu vida con el poder de las palabras con Luis Castellanos | KENSO

  • Los lobos cambian el río de Francesc Miralles | Amazon

  • La página web de KENSO

  • Formación para empresas | KENSO

  • Cursos online | KENSO

  • Coaching personal | KENSO

  • Y la música de KENSO gratis para Podcasts y YouTube | Uppbeat

 
  • Aviso: el transcriptor a veces no nos entiende, pero vosotros seguro que sí.
    Disculpa, si lees algún error en la transcripción.

    Quique: ¿Te gustaría saber cómo desconectar estas vacaciones para reconectar con tu mejor versión a la vuelta del verano? Ese es el tema principal del programa de esta semana, donde aprenderás cómo aprovechar tu descanso de la mano de Allan Percy y Francesc Miralles.

    Jeroen: Allan Percy es experto internacional en tendencias de superación personal y autor de bestsellers como Nietzsche para estresados. Y su último libro, El libro de la toalla, es una guía refrescante con 99 capítulos que te ayudarán a relajarte, aprovechar el momento y soñar con lo que quieres hacer con tu vida cuando acaban tus vacaciones. Bienvenidos a un nuevo episodio de KENSO, el podcast donde descubrirás cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Yo soy Jeroen Sangers, aprendiz en estirarme mi toalla donde puedo.

    Quique: Y yo soy Quique Gonzalo, aprendiz en ir de la playa a la montaña. Bienvenido, Allan Percy, bienvenido a Francesc Miralles. Mucho gusto, un placer estar con vosotros. Hoy es un episodio realmente especial por diferentes razones. La primera, porque terminamos esta temporada y nada mejor que este episodio donde Francesc nos va a ayudar a desconectar, a poder volver a conectar con nosotros mismos, a disfrutar y tener una vida mental mejor y que aprovechemos de verdad este verano y que marque la diferencia. Segundo, porque claramente Francesc Miralles fue invitado nuestro en el episodio 197 y es la primera vez que repetimos invitado, con lo cual nos vamos a tomar una serie de licencias, como cambiar las preguntas finales, como en este caso dejarnos llevar más y disfrutar, no haciendo un resumen, sino estando más presentes en esta conversación. Lo primero de todo, Francesc, ¿dónde conociste a Allan Percy?

    ¿Quién es Allan Percy?

    Francesc: Pues mira, Allan Percy lo conocí hace unos 15 años. De hecho, antes de escribir libros con mi nombre, cuando yo era editor, quizás porque estaba trabajando en un lugar y lo de escribir libros era como una vida alternativa que yo tenía, ahí empecé a usarse pseudónimos. Entonces tuve Allan Percy vino después, pero tuve un seudónimo que era Francis Amalfi, otro que era Gottfried Gerstein, tenía dos de femeninos también, entonces escribí muchos libros y libritos bajo seudónimo, y cada seudónimo tenía su propio estilo y sus propios temas. Habían seudónimos que lo que hacían eran antologías de cuentos, de frases, de tal, otros que eran más psicológicos, y Allan Percy, yo lo creo, hará eso, trece, catorce años, quizás, porque había preparado un libro que se llamaba Nietzsche para estresados. Y Nietzsche para estresados era un libro como de filosofía, pero aplicado a la vida cotidiana. Habían 99 aforismos de Nietzsche y luego ver eso, cómo se traduce a la vida del hombre de la calle o la mujer de la calle. tardé cuatro años en que alguien pudiera publicarlo, o quisiera. Porque todo el mundo decía, este título es muy raro, Nietzsche es muy negativo, y además, para estresados, ¿quién va a comprar este libro? Finalmente, el libro salió en una editorial de bolsillo, fue bien, se fue reeditando, fue un long seller, y luego lo publicaron en otros países, y en Brasil y en Grecia fue número uno. Entonces, ahí nació Allan Percy, y Allan Percy ha ido haciendo como una serie que se llamaba Genios cotidianos, con otros personajes, Oscar Wilde, Frida Kahlo, Platón, etcétera. Pero ahora había un silencio y cuatro o cinco años y me dijeron, oye, habría que presentar un libro especial de Allan Percy y que sea fuera de colección, a ver qué se te ocurre. Y el tema del libro de la toalla, de hecho, se me ocurrió durante un sueño. En un sueño recibí el encargo. Y esta es la historia de Allan Percy. O sea que, de alguna manera, He repetido en vuestro programa, en KENSO, pero no he repetido, porque vengo en calidad de Allan Percy, es como un entrevistado nuevo.

    Quique: ¡Qué bien! Es una historia maravillosa y un libro que tengo que decir que, desde el primer momento que llegó a mis manos, lo devoré por diferentes razones, desde la parte estética, que es un libro de verdad para llevar en la toalla, por la portada, que aguanta yo creo que muy bien el agua, la arena… Las tapas son de goma, o sea que si cae agua no pasa nada. Y por unas cuantas curiosidades que, oye, yo quiero saberlas. ¿Por qué 99 capítulos? ¿Por qué sin índice?

    Francesc: Sí, un índice de 99 con capítulos tan cortos, que son de una página o dos, no sería muy práctico. O sea, ocuparía varias páginas. Entonces, cuando hay tantos capítulos en un libro, no se suele poner índice. ¿Y por qué 99? Quizás porque el primer libro que escribí bajo pseudónimo Tenía el 99 también como capítulos y fue muy bien. Fue el libro más vendido de la editorial durante muchos años. Y aquí me hacía más gracia el 99 que el 100.

    Quique: Di que sí, Francesc. La verdad es que buscando ese punto de llamar la atención que todas las personas que tengan este libro de verdad lo van a disfrutar. Tanto como yo lo he disfrutado porque son una serie de pequeñas píldoras que las puedes llevar a la práctica con una estructura cuanto menos interesante en cada una de ellas por su cercanía. Y hablando de este momento de vacaciones mentales, te quería preguntar, Francis, ¿cuál fue tu mejor verano?

    El mejor verano

    Francesc: Buena pregunta. Mira, a ver, yo creo que todo lo que hacemos por primera vez tiene una magia especial. Entonces, yo recuerdo mis primeros viajes. El primero fue en invierno, o sea, que no respondería a tu pregunta, pero recuerdo algún verano cuando yo era cooperante, pues, por ejemplo, uno que estuve en una isla de Finlandia, en un proyecto de ecología, conocer el sol de medianoche, que nunca lo había visto, estar con otras personas, establecer nuevas amistades. Entonces, los veranos míos como cooperante en Alemania, en el norte de Europa y en otros lugares, los recuerdo con especial cariño. Pero también cuando estudiaba Filología Alemana teníamos un intercambio con otra universidad y yo iba a una pequeña ciudad de Baviera, y allí también sucedían cosas mágicas porque era como la primera vez que vivía en otro lugar. Ahora hay veranos que son especiales, por ejemplo, el verano pasado estuve en Svalbard, en una ciudad que se llama Longyearbyen, que es la ciudad más al norte del mundo. Está solo a 1.300 kilómetros del Polo Norte. Y fue muy especial, pero claro, a medida que vamos viajando, nos cuesta más sorprendernos. Y sí que me sorprendió, pero no tiene la magia de cuando te sientes inseguro en un lugar sin saber muy bien cómo irá tu vida ahí.

    La toalla invita a desconectar

    Quique: Es verdad que esa inseguridad muchas veces que nos podemos encontrar en la vida de las primeras veces también marca esa parte excitante del reto de la vida. Así que yo te voy a marcar un pequeño reto, un koan. Un koan como uno de los capítulos de tu libro. ¿Cómo puede una toalla inmóvil y simple enseñarnos a desconectar y encontrar paz en medio del bullicio de nuestras vidas?

    Francesc: Bueno, cuando vemos una toalla es como ver la esterilla de yoga, ¿no? Es una invitación a cortar. con lo que es las prisas, las obligaciones, el mundo laboral profesional, las ambiciones. Entonces, tú ves una toalla en un solarium, o en un campo de césped, o en la montaña, y dices, bueno, aquí es un lugar donde pasan cosas diferentes. Entonces, es como entrar en un dojo. Tú estás ahí y en el momento en que cruzas la puerta, te pones en otra disposición mental. Entonces, para mí, la toalla lo que encarna es esas horas largas de nuestra niñez. Yo recuerdo en Barcelona, que cuando yo era niño íbamos en verano a un lugar que se llamaba Piscinas y Deportes, que ya no existe, que hoy en día hay un cine y un centro comercial ahí. Y recuerdo pasar un montón de horas con la toalla en el césped. Yo era adolescente, pues mira, mirando a las chicas con mucha curiosidad, leyendo… No sé si leía Los Cinco o qué leía en aquella época. Yo relaciono la toalla con la pausa, con una elipsis dentro de lo que es el ajedreo del mundo.

    Jeroen: Hacemos pensar un concepto holandés que hemos aplicado alguna vez aquí en el podcast, en la comunidad de KENSO, que se llama Nixon, que es el arte de no hacer nada. Y cuando pienso en lo que hacemos en las vacaciones veo que muchas personas intentan también llenar sus vacaciones con actividades, con cosas para hacer y hacemos tanto. Y esto yo creo que a su vez hace que nos cueste tanto estar de no hacer nada. ¿Por qué es esto crees?

    Francesc: Y yo creo que el Nixon tiene mucho sentido que venga de Holanda, porque Holanda es un país muy industrioso, muy calvinista, en el sentido que la gente es muy proactiva. De hecho, es un país de comerciantes, de marineros, de… Entonces, nosotros, en el Mediterráneo, quizás somos un poco más tranquilos, pero sí que es verdad que hay la idea que una persona vale aquello que hace, aquello que entrega. Y el no hacer no está prestigiado socialmente. Entonces, el Nixon que tiene conexiones con otros conceptos, como el Wu Wei de Chino, es un no hacer creativo, en el sentido de decir… Bueno, el hecho de que tú ahora pares máquinas y estés media hora leyendo un libro, o mirando por la ventana, o tomándote un té con una libreta en blanco y tu pluma, no significa que estés perdiendo el tiempo, significa que estás potenciando tu futuro inmediato, en el sentido Si tú no paras y si tú no tienes un momento de calma entre las diferentes emergencias que hay en tu vida, no te darás cuenta de lo realmente importante que tienes que cambiar. Hay un libro de un monje coreano que es muy famoso en Estados Unidos, Haemin Sunim, que se llama Aquello que solo ves al detenerte. O sea, hay cosas de las que solo te darás cuenta si haces un Nixon. Igual estás ahí haces este momento de descompresión y dices… Oye, en esto y esto y esto me estoy equivocando, es que realmente no es por ahí que tengo que ir. Pero solo lo verás si eres capaz de tomar esa pausa. Entonces, al final, igual es una hora o dos horas que no has hecho nada, que has salido a pasear o que has estado tocando el piano, cada cual lo que le relaje, que dirás… Realmente estas dos horas son las más productivas de todo el mes.

    Jeroen: Yo creo que es el aceptar que el Niksen no hace nada, tiene un valor intrínseca, más allá de simplemente recargar las pilas para después volver al trabajo, ¿no?

    Francesc: Sí, exactamente. Entonces, esto ya lo sabían los romanos, ¿no? Hay un proverbio de la época que dice, tómate un descanso, el campo que ha reposado da más frutos, ¿no? Y de hecho, cuando éramos niños y íbamos a la escuela, nos explicaban lo que era el barbecho, que los campos descansan para luego replantarlos. Pues el ser humano también necesita su barbecho. Alguien que está siempre con las neuronas a tope, siempre entregando, aprendiendo, haciendo, llega un momento en que se agota, la energía mental se agota. Entonces necesitamos hacer esa pausa también para poder hacer análisis. Hace muchos años, hace 20, 25 años, había un libro de Walter Russell que se llamaba Tómate un café contigo mismo. Y yo creo que damos cita a todo el mundo, ¿no? Pues nos citamos con personas del trabajo, con familiares, con amigos, y muy raramente nos damos cita a nosotros mismos, decir, oye, me voy a mi café favorito, me llevo esta libreta y mi pluma estilográfica o lo que sea, y voy a estar una hora, ocupándome de cosas que me interesan, aunque sea algo tan sencillo como decir, voy a pensar en mi próximo viaje. ¿A dónde quiero ir? Pues eso es un Nixon también, una cosa que no está ligada a la obligación, que no está ligada a la productividad.

    Jeroen: ¿Y por qué piensas que nos cueste tanto hacer estas cosas?

    Francesc: Bueno, los romanos ya tenían una palabra para eso, que era el horror vacui, que es el miedo al vacío. Entonces parece como que todo el mundo necesita tener una agenda de ministro. Incluso en vacaciones, tú miras los fines de semana de la gente y por la mañana hacen esto, comer aquí, y por la tarde no sé qué, y a la noche van a no sé dónde. Entonces parece que tenemos miedo al espacio vacío, como si ese espacio vacío lo que fuera a provocar es preguntas que nos van a ser muy incómodas. Que puede ser así, ¿no? Porque cuando uno está en la rueda del hámster, que decía Kiyosaki, que está siempre para adelante, pero sientes que no vas a ningún sitio. En el momento en que tú solo pares y te empieces a hacer preguntas, algunas van a darte trabajo, dirás… Oye, pues quizás no es esto lo que yo tengo que estar haciendo ahora mismo. Y ya sabemos que cambiar hábitos, salir de la zona de confort, es doloroso y es trabajoso. Yo creo que por este motivo tendemos a llenarlo todo porque, como decía Elaine St. James, la autora de Simplifica tu vida, llevar una vida complicada es la excusa perfecta para no cambiarla. No es la típica persona que te dice… Te dices, oye, ¿vienes conmigo a esta conferencia de CENTAL? No, no, no, estoy muy liado, estoy muy liado. Entonces, el estar liado lo que hace es que dentro de esa maraña no te permites cambiar nada. Entonces estás en piloto automático, en realidad.

    Jeroen: Pero al final, como indicas en el libro también, ¿qué tenemos? ¿Esta es la elección? ¿Para decidir quedarnos en la rueda del hamster o queremos coger la toalla y ponerlo en el césped o en la montaña?

    Francesc: De hecho, los momentos así de gran cambio personal suelen venir por dos vías posibles. Una es la de Lane St. James, que hemos dicho, que escribió el Simplifica tu vida después de haberse tomado un fin de semana una cabaña ya sola, ella era una empresaria estresada, endeudada, su vida era complicadísima, no tenía tiempo para nada, entonces hizo un ejercicio muy simple, tomó una libreta, y empezó a apuntar todo lo que podía eliminar en su vida para simplificarla. Entonces el primer punto puso, vende ese maldito barco. Parece que tenía un barco pero no lo usaba, como tantas cosas que tenemos nosotros que están ahí pero no se usan. Múdate a una casa más pequeña, que te dé menos trabajo y que esté, quizás, en el lugar donde realmente quieres vivir. Reduce tu necesidad de compras y bienes. Deja de endeudarte". Entonces, apuntó como unas 15 o 20 cosas. Cuando regresó a su casa, lo compartió con su marido. Su marido estuvo de acuerdo en que aquellas eran buenas medidas y ahí empezó a desmontar la complejidad de su vida. Eso sería la vía racional, a través de la reflexión. Es la menos común. Normalmente, la gente hace grandes cambios cuando hay una crisis. Por ejemplo, Frida Kahlo decide que se va a dedicar al arte solo cuando tiene un accidente que la deja medio muerta. Ella está en un tranvía que choca contra un autobús. Allí ella quedó rota por un montón de sitios, estuvo un año en cama. Y ahí es la primera vez en su vida que ella dice, bueno, no sé si me quedan diez años, cinco, dos, porque esto no parece que va a ir muy bien, pero el tiempo que me quede lo voy a dedicar a pintar. Nunca antes había pensado eso. Entonces, como dice Álex Rovira, cambiamos o por reflexión o por compulsión. Entonces, mejor que cambiemos lo que hay que cambiar sin que nos pille el tranvía o el autobús.

    Jeroen: Mejor, sí, sí. Porque si no, tal vez el cambio sea demasiado drástico.

    Francesc: Se cambia con dolor. Mejor cambiar con menos dolor, sí.

    La libre elección para sentirnos en control

    Jeroen: ¿Y qué importancia conlleva la libre elección para sentirnos en control de una situación?

    Francesc: Claro, la libre elección digamos que es tan amplia como sea el espacio vital que habitemos. Yo conozco personas que siempre hacen lo mismo todos los días y cada fin de semana hacen lo mismo, y que los sacas de ese pequeño mundo y les entra el pánico. Y también conozco personas muy libres. Hay un chico en silla de ruedas que es maravilloso, ese chaval que publicó un libro hace tiempo, que está siempre viajando con el mundo y sin dinero, un chico joven. Entonces, este no siente que haya ninguna restricción en ningún sitio. Bueno, pues depende de lo amplia que es nuestra zona de confort, pues tenemos más libertad de elección o menos. Pero, en realidad, todo se puede cambiar. O sea, hasta el punto que una persona que está viva puede decidir no vivir. O una persona que durante toda su vida se ha dedicado a trabajar con bancos puede volverse hippie e irse a vivir en una casa ocupa. O sea, las posibilidades están ahí. Pero cuántas somos capaces de abarcar depende de nuestros miedos. El miedo marca el abanico de elecciones que tenemos.

    Quique: Me parece realmente interesante lo que comentabas acerca del miedo y la zona de confort, porque… No sé qué opinas tú de esa frase tan repetida de salir de la zona de confort, que al final ese paso, simplemente si lo vemos a nivel físico, donde hay una frontera y nosotros ponemos un pie fuera, muchas veces no se da por el miedo. Y quizá eso de salir conlleva que todo lo que has tenido antes, donde se ha generado tu zona de confort, no es útil. ¿Cómo podríamos vencer a ese miedo para ampliar nuestras zonas de confort?

    Francesc: Mira, eso que mejor lo explicó fue Joe Dispenza. Antes venía… Bueno, viene mucho por Cataluña, hace cursos en Sitges. Y antes, cuando venía por Barcelona, yo trabajaba mucho con su editora y nos íbamos a tomar paellas. Y él decía que tomar una decisión que te saca de la zona de confort es como lanzarse a un río helado. Me parece una muy buena metáfora. Dice que cuando tú te tires al río, la gente que se queda en tu orilla te van a gritar a dónde vas, loco. ¿Por qué? Porque para la gente que nos rodea es muy incómodo que nosotros cambiemos. O sea, si ellos han conocido a una persona con unos determinados hábitos y con quien van a ver el fútbol y cenan los sábados y tal, y esta persona de repente se vuelve un meditador loco que hace retiros vipa sana, o no sé, o cierra la tienda y empieza a pintar, ¿se sienten incómodos por qué? porque tienen la impresión de que no conocen el nuevo yo que se está desarrollando allí y que, además, quizás les ponen evidencia también la inmovilidad propia de ellos. Entonces, cuando tú te tiras al río del cambio, la gente te dirá que adónde vas, que estás loco y que te vas a ahogar. Y no hay que escucharlos, son dispensables. Entonces, cuando llegas a la mitad del río helado, lo natural del ser humano es mirar atrás y decir… Esto está muy frío, yo no sé qué me voy a encontrar al otro lado, quizás me vuelvo por donde he venido. Entonces él dice… Cuando cruces el río del cambio, no escuches los miedos de los demás y no escuches tus propios miedos. Tú ve a la otra orilla y ya verás lo que hay ahí. Porque hay muchas cosas en la vida que solo sabremos si eran buenas o malas, si eran para nosotros o no, completándolas. Yo siempre pongo el mismo símil. Si tú estás sin pareja y conoces una persona nueva que aparece en un lugar X y piensas que podría haber algo muy bello en esa persona, con la mente no lo puedes saber. Vas a tener que invitarla a un café y luego iros juntos al cine y otro día ir a pasar el campo, y van a hacer falta muchas horas de vuelo para saber si realmente esa persona era para ti o quizás no. Pues con el río igual, hasta que no nademos a la otra orilla, Quizás estamos en la otra orilla y decimos, me he equivocado. Bueno, vale, pues aprendo esto y vuelvo de donde estoy, pero con otra idea. Pues es muy importante no dejarse dominar por los miedos. Incluso es muy importante, te diría, hacer las cosas con miedo. Porque el miedo también es una… Indica que hay respeto por lo que estás haciendo. Os voy a poner un ejemplo práctico. Yo siempre, en la universidad, era muy tímido y me costaba mucho hablar en público. Entonces, para mí era muy difícil la idea de hablar delante de un grupo de personas. Y, de hecho, cuando surgió la posibilidad de hacer doctorado, no lo hice por el miedo a defender lo que era la tesis doctoral delante de cuatro profesores. Bueno, pues eso, de alguna manera, si en algún momento tú no te atreves a hacerlo con el miedo, no llegarás nunca a hacerlo sin miedo. Y os voy a poner un ejemplo. Hace el año pasado, di una charla en un teatro con Gaspar Hernández, que tiene aquí en Cataluña el programa del Oficio de Vivir, y yo pensé, ostras, 240 personas, vamos a estar una hora y media hablando, sin nada más, sin ningún apoyo. Entonces, subes al escenario, y te tiemblan las piernas al principio, pero es bueno que te tiemblen las piernas, porque si no te temblarán, es que el público te da igual que hayan pagado X, te importa un pepino. Te tiemblan porque quieres hacerlo bien y estás con un estrés positivo y dices… Bueno, vamos a ver si salimos de esto. Pues en la vida nos vamos a encontrar ante muchas situaciones en las que nos temblarán las piernas y hay que hacerlo con ese miedo, porque es un miedo bueno, es un miedo que te va indicando que lo que estás haciendo es importante. y que es nuevo y que te lleva a algún sitio distinto.

    Dónde poner la toalla

    Quique: Fíjate que esos lugares distintos de los que nos hablas muchas veces, Francesc, son lugares que nosotros pensamos que están lejos, porque un concepto que nos viene a la cabeza cuando hablamos de vacaciones es irnos lejos. ¿Podemos disfrutar de este libro de la toalla cerca?

    Francesc: No hace falta ir a Bali, de hecho, la toalla tú la puedes poner, o la esterilla, si no tienes toalla, la esterilla de yoga, o lo que sea, o la alfombra, la puedes poner en el salón de tu casa, te pones ahí a leer, o a meditar, o a descansar, o a proyectar, y es igual de válido que si estuvieras en las Maldivas. El lugar es lo de menos, lo que importa es en qué lugar mental estás. Si tú te vas a las Maldivas y haces, como un amigo mío empresario, que se fue una semana a un hotel carísimo y estuvo toda la semana escuchando podcast de formación empresarial, es como si no hubieras ido a ningún sitio. ¿Vas a descansar más si estás en el lavabo? sin el podcast ese. O sea que está muy bien, pero ha de haber momentos en los que no necesitemos ni aprender ni entregar, sino simplemente que se haga ese vacío, que creo que en japonés lo llaman mushin, en el que se pueden crear nuevas posibilidades.

    Quique: Vamos a buscar esas nuevas posibilidades y recuerdo de la entrevista que mantuvimos hace un tiempo cuando nos hablabas y nos compartías el concepto de los baños de bosque, que era algo maravilloso para conseguir esa reconexión consciente de la mano de la naturaleza, que además nos devolvía una generación, regeneración en salud importante. ¿Qué papel juega la naturaleza, qué papel juega la playa también, en ese proceso de recuperación en nuestro día a día, en la parte más actitudinal?

    Francesc: Sí. Mira, al ser humano le relajan mucho los horizontes amplios. Yo creo que una cosa que nos gusta del mar es que tú estás sentado en una terraza o en el balcón o en la playa, miras al mar y no ves dónde termina. Ves un horizonte que tiene cientos o miles de kilómetros. y, en cambio, en nuestro día a día estamos en cápsulas, en cajas de cerillas, y ves la pared. Yo ahora estoy viendo una pared desde aquí, que está a un metro y medio. Si estoy en la playa, la imaginación se me va más allá, incluso, como comentábamos con Héctor García en el libro de Shinrin Yoku, repara la vista, porque la vista humana está preparada para mirar de lejos, está diseñada para eso, porque como cazadores-recolectores usamos la vista para reconocer las presas, para distinguir una tribu enemiga que venía, para ver caminos que estaban muy lejanos, y ahora la vista la utilizamos para ir mirando el móvil por la calle algo que está a unos centímetros, entonces nos vamos cascando nuestra capacidad visual. Entonces, el hecho de tener un horizonte grande en un bosque, en un prado, en la playa, Incluso te diría en un solario mi mirar el cielo y ver las nubes. Lo que hace es que nos lleva a nuestro territorio natural, como seres humanos, en contacto con la naturaleza.

    La recompensa de soñar

    Quique: Y yo creo que eso es algo maravilloso porque necesitamos, antes que ir al qué, entender también el cómo y el para qué. Y antes nos hacía referencia a algo que tiene un poder tremendo, y es que cuando nos encontramos en conexión, cuando nos encontramos también en ese momento en el que las ideas fluyen y somos capaces de hacer esa inspiración mental, incluso en los propios sueños aparecen algunas realidades, algunos inventos. Paul McCartney, su canción… Y tú pones varios ejemplos durante el libro. ¿Qué recompensas nos trae el poder descansar sobre estas toallas?

    Francesc: Sí, mira, cuando tú estás muy estresado y trabajando demasiado, para empezar, sucede que te vas a la cama y no puedes dormir. ¿Por qué? Porque estás hiperactivado. Entonces, si tú terminas un informe de empresa o lo que sea, y te metes en cama diez minutos después, contestando algunos mails aún, pues la cabeza va a mil por hora. A mil por hora. Entonces, si duermes incluso, Puede que tengas pesadillas, despertares, estás inquieto, ¿no? Entonces, lo bueno de descansar en la toalla es que el cuerpo humano y la mente vuelve poco a poco a su ritmo natural, con lo cual tú puedes descansar y pueden aparecer sueños más plácidos donde encuentres respuestas a lo que tú estás buscando, ¿no? Entonces, en el libro se citan varios momentos de la historia, de la música, de la ciencia, de la invención que vinieron en sueños. Por ejemplo, había un inventor norteamericano que estaba intentando crear una máquina de coser y la máquina y las ruedas estaban creadas, la aguja también, pero él no sabía de qué manera pasar el hilo con la aguja, como unir hilo y aguja. Entonces tuvo un sueño en el cual era rodeado por una tribu de caníbales, en el sueño, supongo que eran como visiones coloniales de la época. y llevaba unas lanzas que tenían un agujero en la punta de la lanza, y él en ese sueño entendió lo que le faltaba a su invento, que el hilo tenía que pasar por un agujero que estaba en la aguja, y así se pudo inventar la máquina de coser, y de estos ejemplos podríamos poner decenas. ¿Por qué? Porque cuando dormimos, de repente bajamos la guardia y todo ese conocimiento oculto, que también establece muchas conexiones que está en el inconsciente, emerge y podemos tener acceso a archivos que normalmente no tenemos bloqueados, los tenemos capados en nuestra vigilia.

    Jeroen: Antes también has hablado de sueños, que cuando has explicado cómo ha nacido este libro, y por tanto mi pregunta directamente viene de Pálapas. ¿Cuáles eran estos recuerdos escondidos que te han llevado a escribir este libro mientras tú estabas soñando?

    Francesc: Bueno, quizás que yo estaba intentando llegar al título del libro y al concepto del libro a través de la actividad. y que justamente lo que necesitaba era ir al polo opuesto. Y por eso en el sueño me vi en una playa de Kerala o Goa, en una toalla, que es algo que yo no hago nunca, porque yo soy bastante hiperactivo y siempre estoy yendo de aquí para allá. Sí que me relajo en los trenes o en los aviones y leo y voy a conciertos de música, pero me cuesta también a mí no hacer nada. Entonces, al verme a mí mismo en el sueño haciendo algo que yo nunca hago, pensé que quizás lo que tienes que enseñar en el libro de Allan Percy es lo que estás viendo en el sueño, que es lo que nunca haces. Parar y darte un respiro.

    Jeroen: Y para llevarlo un poco más práctico, ¿qué haces tú para soñar mejor?

    Francesc: Sí, mira, a ver, hay muchas técnicas que… Lo básico sería que, como dice el Dr. Estivill, el sueño se prepara a lo largo de todo el día. O sea, no es que tú te metas en la cama y digas, ahora voy a dormir bien, no. hay que llevar unos horarios más o menos regulares, no cenar tres días… Las últimas dos, tres horas no habría que comer, no habría que atiborrarse, porque ahí lo que hay que hacer es empezar a bajar la guardia y empezar a descender hacia un estado de relajación. Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer ahí? Cenar como muy tarde, ocho, ocho y media, como muy tarde, luego desconectar todo lo que son los aparatos móviles, no intentar trabajar en esas últimas horas del día y sobre todo no meterse en la cama con lo que serían tablets, ordenadores, teléfonos móviles. Entonces, ahí ya preparamos el sueño. Entonces, si en la habitación hay una luz adecuada, está bien aireada, nos vamos con tiempo, incluso cogemos una lectura en papel, pues ahí tenemos ya una manera muy fácil de inducir el sueño. Y si tenemos un sueño tranquilo, pues vamos entonces a tener sueños que serán más interesantes.

    Jeroen: Y con sueños interesantes, como escritor, yo entiendo que sea un tema muy importante sacar estas ideas y a ver cómo puedes reutilizarlas. ¿Tienes alguna manera de capturar este sueño?

    Francesc: Sí, perdonad que voy a caminar un poco mientras tanto, que creo que nos han dado cuenta que entregaban aquí un paquete. Ya está ahí, vale, gracias. Pues mira, como escritor, ¿qué es lo que hago? Cuando hacemos un taller de escritura, siempre hablamos como paso número uno de la extracción de ideas, ¿no? Eso es el inicio. O sea, se habla mucho de técnicas de escritura, de decir la primera persona, la tercera persona, el presente, el pasado, hacer un guión, una escaleta, pero hay algo muy previo a todo eso, que es de dónde salen las ideas. Entonces, mira, haciendo como un resumen muy rápido de todo esto, Las principales ideas que tienen los autores son de su propia vida, a partir de cierta edad, tanto si escriben ficción como no ficción. Eso para empezar, ¿no? O de las vidas de otros. Pero luego hay los autores que buscan material en el inconsciente. Entonces, si tú llevas un diario de sueños y vas apuntando cada día cosas que van sucediendo ahí, pues vas a tener muchas oportunidades de abrir temas que dices, oye, esto que he soñado es interesante, me sugiere algo que yo puedo escribir. O ir ya a la hipótesis pura. Un ejercicio que proponía Gianni Rodari era hacerte muchas veces la pregunta qué pasaría si… Aplicado a la ficción, ¿qué pasaría si…? Pues puedes decir, ¿qué pasaría si un meteorito se acercara a la Tierra y estuviera a punto de destruirla? Y dos científicos lo saben, pero nadie les hace caso y se ríen de ellos, ¿no? Pues aquí tendríamos una película, ¿cómo no mires arriba? Pero en la propia vida de la persona podemos decir, bueno, ¿qué pasaría si dejo mi vida supercara en la ciudad donde todo es ruido, todo es estrés, y me atreviera durante unos meses a probar qué tal se está en una casita en el campo, haciendo una vida más tranquila. Y quizás tengo miedo a esa calma, pero podría ser que una vez allí realmente yo me sienta con unas fuerzas renovadas. Pues todo eso son las ideas que nos pueden llevar tanto a escribir cómo a reescribir nuestro guión de vida. Es decir, bueno, hasta ahora la novela que yo he vivido es esto, pero veo que aquí hay un punto de giro y que podría ser algo distinto. Y para eso dormir bien, apuntar sueños o apuntar ideas cuando estamos en el transporte, en el autobús, en el tren. A veces es mirando por la ventana cómo corre el paisaje que dices… Estoy viendo algo que puede ser valioso". Entonces, sería eso que decía el monje coreano. Prestar atención a lo que sucede cuando te detienes a observar lo que pasa a tu alrededor.

    Cómo expandir el tiempo

    Quique: Una de las sensaciones cuando yo leía este libro francés es que la vida personal impacta mucho en la lectura de este libro. Probablemente, si lo hubiera leído hace un par de años, no es igual que ahora, porque había un capítulo que hilándolo con el tema del descanso y hilándolo con una situación personal, y es que hace un año fui papa. Me encantó. Felicidades. Muchísimas gracias, Francés. Es el de expandir el tiempo como los bebés.

    Francesc: Sí, eso es un concepto muy bonito. Yo lo leí el año pasado de un libro de Oliver Burkman, que tiene un libro que se llama Cuatro mil semanas, Y dices, bueno, 4.000 semanas, ¿qué es? Bueno, pues 4.000 semanas es la media de lo que vive un ser humano. Entonces, cuando lo miramos en años, parece mucho, porque un año es como inabarcable. Si nos lo dicen en horas, pues parece muchísimas, pero podemos pensar por semanas. Decimos, bueno, 4.000 semanas no son tantas, en realidad, ¿no? Y él habla, hace una reflexión sobre el tiempo, de que hay dos tipos de tiempo. Como bien dice Quique, ¿no? Hay el tiempo cronológico, que existe solo desde la Revolución Industrial, porque sí que habían relojes de agua, de sol, pero eran relojes muy imprecisos, que no nos servían para medir una hora. Pero hasta la Revolución Industrial la gente no vio relojes mecánicos que estuvieran en los lugares. Quizás ellos no tenían, pero sí que lo había en la puerta de la fábrica. Antes de eso, el tiempo era intuitivo. Tú eras un campesino te levantabas porque había salido el sol, hacías tus tareas más o menos como pudieras, de la mejor manera posible, y luego, cuando decaía el sol, te ibas a dormir. Entonces, había la sensación de que teníamos tiempo para todo. Al medir el tiempo, segmentarlo, Lo que sucede entonces es que sentimos que nunca hay suficientes horas y minutos para todo lo que queremos hacer. Entonces, el autor contrapone ese tiempo cronológico con lo que él llama el tiempo profundo de los bebés. Cuando miramos un bebé Sentimos que hay mucha magia porque el bebé va moviendo los pies y las manos, ve cosas que dices que está viendo. Yo no veo que está viendo al bebé y sonríe. Entonces, el bebé está totalmente conectado con el flujo del tiempo, no lo fragmenta, no lo disecciona, no lo corta, no lo guarda, no lo acelera, sino que está fluyendo con lo que está sucediendo. Y ese tiempo profundo de los bebés es el que puede sentir un adulto cuando entra en flow, ¿no? Cuando, por ejemplo, si te gusta mucho tocar el piano, te sientas ahí, igual estás preocupado, estresado, enfadado, pero llega un momento en el que ya solo existe la música, ¿no? Pues practicar el tiempo profundo de los bebés sería, al menos en nuestro tiempo libre, ya sabemos que cuando trabajamos hay que obedecer a ciertos horarios y entregas, pero al menos en el tiempo libre no pensar si son las siete o las ocho o las nueve, dejarse fluir y dejarse maravillar ante lo que sucede en el mundo.

    Recupera el hábito de la siesta

    Quique: y con esas maravillas que tienen los bebés, es cómo disfrutan de una siesta plácida. Exacto. Yo creo que el tema de la siesta es algo importante, el poder ir recuperando ese yoga ibérico que nosotros llamamos a veces, como decía Matthew Walker, que somos personas que estamos diseñadas para dormir al menos dos o tres veces al día. ¿Cómo podemos recuperar también ese hábito tan sano de la siesta?

    Francesc: Fijémonos que, si observamos nuestro cuerpo, y te levantas a las 6, a las 7, como muchas personas, te levantas con mucha energía, pero llega un punto que suele ser cercano a la hora de comer, en el que eso decae. Entonces puedes seguir por ahí dos caminos. O escuchar el cuerpo y dices, bueno, voy a estirarme media horita y ver lo que pasa, o pegarle un café doble o peor aún una bebida energética y decir bueno vamos a recuperar la marcha pero en realidad no es el mensaje que nos está matando el cuerpo, mandando el cuerpo, con eso lo que estamos haciendo es matar al mensajero y es cierto que al menos está está preparado el cuerpo humano para hacer una pausa en medio del día, aunque sean 30, 35 minutos, y cada vez los expertos en productividad, de hecho, han visto que da mucho rendimiento. Incluso los mismos pilotos y astronautas les animan a hacer la siesta, porque hay menos fallos después. Entonces, estaría bien, ya que lo programamos todo, poner una pausa en medio del día que, mira, si no tienes sueño, porque lo que sea, porque tienes un día con mucha energía, lees un par de capítulos de un libro que te gusta y, si te entra el sueño, echas una cabezadita de 20 minutos y estás luego como nuevo.

    Quique: Yo creo que vamos a volver a esas cabezaditas, porque después de una cabezadita de esas, nos levantamos con una sensación… Yo lo pienso, siempre que uno de los mejores momentos que tengo guardado en mi cabeza fue una siesta con mi hermano. Y cuando nos levantamos de esa siesta, fue una tarde maravillosa de humor, de felicidad.

    Francesc: O sea, fue una siesta compartida con tu hermano y que los dos os levantasteis con muchísima energía.

    Quique: Sí, sí, estábamos en la playa, además. Lo recordamos perfectamente. Hay que hacer más de esas. Hay que hacer más de esas. ¿Qué importancia tiene disfrutar de estos momentos de humor? Y ya que estamos de humor, de amor también.

    Francesc: Sí, amor y humor, ¿no? Que en castellano lo separa solo una letra. Es muy importante, ¿no? A ver, el amor a lo que hacemos, no solo a las personas, pues es lo que nos permite fluir con el tiempo. Cuando Confucio decía, haz una actividad que te guste y no trabajaras un solo día en tu vida, en realidad hablaba del flow también. Cuando tú haces algo que te apasiona, pues no te cuesta esfuerzo y parece que no te cansas y no estás mirando el reloj. Y en el amor sucede lo mismo. Cuando tú estás al lado de una persona que quieres, pues el tiempo se estira, es muy diferente al tiempo cronológico del que hablamos. Y eso lo explicó muy bien Einstein, Cuando vino a España a dar conferencias, que dio una en Madrid, dio una en Barcelona, creo que fue a algún sitio más, una vez le preguntaron, ¿puede explicar la relatividad del tiempo de manera fácil? Porque no entendemos la teoría. Dice, mira, te voy a explicar muy fácil. Dice, si tú estás sentado al lado de una persona bonita que a ti te gusta, una hora parece un minuto. Pero si tú estás sentado encima de una plancha de hierro candente, un minuto parece una hora. Dice, eso es la relatividad del tiempo.

    Pasiones

    Jeroen: Hablando de pasiones, ¿qué te apasiona a ti?

    Francesc: Mira, últimamente me apasiona mucho la música porque como mi trabajo principal es escribir, estar delante de pantallas, dar una charla, dar un curso, pues algo totalmente distinto a ese entorno es juntarme con tres o cuatro amigos y ensayar canciones o dar un concierto. Ayer por la noche di un concierto en mi propia casa, que habían como 25 personas. Y anteayer, di el mismo concierto, que lo hicimos doble, en una peluquería, que es una peluquería de un tipo que parece Tino Casal y que organiza conciertos los sábados. Bueno, pues son momentos en los cuales sales, no sé si de tu zona de confort, pero sí de tu zona de obligación y te vas a hacer algo totalmente distinto. Y eso es muy sano para el cuerpo y para la mente. Por eso hay tanta gente que rompe con el trabajo oficina cogiendo la bicicleta y se van por la montaña y hacen cosas. O habrá quien navega o quien se prepara para una maratón. Y eso es bueno. Y yo, por ejemplo, me apasiona la música También mucho ir a conciertos. O sea, me gusta ir a conciertos pequeños, descubrir grupos que están empezando e incluso, a veces, viajo para verlos. Mira, vi… Mi última experiencia con esto es que vi en el cine la película Fallen Leaves, de Aki Kaorismaki. Me encantó. Es una película a más de hora y veinte, cortita, una historia de amor, con humor también. Y hay un momento clave en esa película, que es la historia de amor entre dos obreros, en el que el hombre, que ha fracasado en todo, ve unas chicas finlandesas que están tocando en un concierto y que una toca el teclado y la otra toca la guitarra y cantan una canción como muy cortavenas. Y eso a él le hace reaccionar y tomar una decisión que va a cambiar su vida. Pues me quedé tan impresionado con estas chicas que luego busqué su nombre en la guía de la película y lo busqué en Spotify y vi que actuaban en Berlín. Pues fuimos con tres amigos que habíamos ido al cine, nos fuimos a Berlín a ver el concierto. Entonces, bueno, para mí es una pasión en el sentido que es un momento de desconexión total. Cuando yo estoy viendo una banda que toca, o el otro día fui a ver un concierto de piano, me meto en un universo totalmente distinto a lo que es mi día a día. Y te diría lo mismo con la lectura. Yo siempre digo, me gusta más ir a conciertos que tocar yo, y me gusta más leer que escribir yo. ¿Por qué? Porque es más descansado. Entonces, cuando pillas un buen libro que dices, uy, esto me está emocionando, es uno de los mayores placeres de la vida que incluso lo podemos acompañar con un té, y si ya estás con el libro y el té en un tren viendo paisajes bonitos, entonces ya es la felicidad completa para mí.

    Verano sin verano

    Jeroen: ¡Guau! Muy visual. Volvemos a tu libro. En el libro salen varias anécdotas sobre el verano de grandes personalidades, y es una parte que me gusta de mucho. Me gustaría saber, Francesc, ¿cuál es tu favorita de estas historias?

    Francesc: Bueno, hay varias que me gustan mucho. Vemos, por ejemplo, que Elon Musk no quiere hacer vacaciones porque las tres veces que hizo vacaciones le pasaron cosas terribles. En una explotó un cohete, en la otra lo echaron de la empresa que le había creado y en una tercera, en Sudáfrica, tuvo malaria y estuvo a punto de morir. Entonces, la conclusión a la que él llegó es… no hay que hacer vacaciones porque las vacaciones te matarán, porque es su experiencia. Pero quizás la que más me gusta porque es un ejercicio de creatividad único en la historia de la literatura, es el llamado verano sin verano, porque hubo una explosión de un volcán en Oceanía muy poderosa, quizás la más grande de la historia, hasta el punto que las cenizas llegaron a Europa y que el cielo se cubrió y que en España nevó en pleno verano. en ese verano sin verano. Entonces, en ese tiempo tan particular, lo que sucedió es que un grupo de escritores se fueron a una mansión que habían alquilado al lado del lago Lehmann, en Suiza, y ahí iban Lord Byron, Percy Shelley, la novia de él, que era Mary Wollstonecraft, el médico de Lord Byron. Entonces, como hacía mucho frío, el cielo se tapaba, y no había dónde ir ni para hacer excursiones, decidieron encerrarse en sus aposentos e hicieron como una especie de concurso, una especie de reto compartido que era a ver quién es capaz de escribir la historia de terror mejor y más original y más angustiosa. Entonces se pusieron todos a escribir. Polidori, que era el médico de Lord Byron, escribió una novela que se llama Vampiro. Es la primera novela de vampiros de la historia. Lord Byron escribió un poema que se llama Oscuridad, que es muy famoso. Y todo hace pensar que la novela del vampiro habría ganado si no fuera porque Mary Wollstonecraft, con 19 años, escribe Frankenstein también en esos días. Entonces, ahí nos damos cuenta de cómo un ejercicio creativo de salir de tu mundo cotidiano y un grupo de amigos se van a cualquier sitio, ¿no? No hace falta ir al lago Lemán, no sé, alquilan una casa rural y se ponen todos a escribir o a repensar su vida o a hacer actividades. ¿Cómo eso puede hacer un clic que te lleve a crear algo de un valor increíble?

    Jeroen: Un mensaje muy potente.

    Francesc: Sí, y ese verano de estos escritores Creo que fue Fernando Trueba, lo hizo en película, muy bien adaptado, y creo que se llamó Remando al viento, y explica esos días con esta gente ahí haciendo esas escrituras y esos momentos del romanticismo.

    Encuentra tu toalla de descanso

    Jeroen: Aquí queda claro la importancia de salir de la rutina y tirar la toalla en un sitio. Y para terminar un poco hablando de tu libro, me gustaría preguntar, Francés, ¿cómo recomiendas a las personas encontrar su propia toalla de descanso en su vida diaria?

    Francesc: Sí. Cuando hablamos de encontrar la toalla, no hablamos solo de las vacaciones porque sería Muy injusto tener un mes de relajación y once de estrés. Es como perder un partido once a uno. No es justo. Igual que no es justo sufrir cinco días de la semana para ser feliz dos. Eso no funciona. Lo que hay que intentar es tender la toalla cada día en algún momento. Así como hemos hablado de la siesta, ¿no? Quien necesite la siesta que la tome. Ha de haber un momento en el día en el que el tiempo se pare y podamos vivir un poco de ese tiempo profundo los bebés haciendo algo que nos nutra, que nos cargue las pilas. Cada persona tendrá su manera, ¿no? Hay quien, por ejemplo, si tú eres tienes experiencia con el yoga y la meditación, igual eso será lo tuyo. Para otras personas igual será pasear por el campo o hacer deporte a su manera. Y para personas que tienen una mentalidad muy social, como yo, el momento de desconexión es que bueno, estás todo el día haciendo lo que tienes que hacer, y entonces llega determinada hora que te vas al bar con los amigos o vas a compartir un concierto o una película, como la que hablábamos antes, y luego el comentario, la tertulia y todo esto. Entonces, cada persona debería encontrar al menos una horita de oasis diario, que sea su toalla, que sean sus vacaciones mentales, en aquello que a ti sientes que te concentra y que te devuelva a ti mismo.

    El mejor hábito efectivo

    Jeroen: Quiero dar un cambio de tema, porque ya sabes nosotros en KENSOn nos dedicamos a ayudar a las personas y empresas a vivir la efectividad para ser más felices. Y siempre nos queremos preguntar a nuestros invitados cuál es su mejor hábito efectivo.

    Francesc: El mejor hábito efectivo, mira, claro, hábitos hay muchos. Hubo una época en la que robaba horas de sueño para tener más tiempo, no sé, para traducir, para escribir, y me di cuenta que eso era fatal. Entonces yo diría que mi mejor hábito es que intento siempre, siempre, al menos dormir siete horas, siempre. Entonces, tiene que ser algo excepcional para que duerma seis. O sea, que digan, mira, es que si no entregas el artículo mañana, a las nueve, no podrán salir. Entonces sí, pero intento mantener esas siete horas y otro hábito efectivo te diría que intento todos los días quedar al menos con un amigo. sea para tomar un café o nos vamos a una librería los dos y, como dicen en Madrid, bicheamos, ¿no? ¿Qué hay ahí? ¿Qué ha salido? ¿Qué se ha publicado? Aquí en Barcelona no se usa esa palabra. O cualquier otra cosa. Intento, al menos, dentro de lo que son las citas de cada día, que una sea para un amigo, y si es un amigo antiguo, de esos de la escuela, aún mejor, porque ese amigo te conecta con quien tú eras cuando eras muy joven. Y el tipo de bromas y de conversaciones y de complicidad que hay es la tuya con 15, 16, 14, con la edad con la que conociste a esa persona. Entonces lo hago como terapia yo eso.

    ¿Qué paz puedes aportar hoy?

    Jeroen: Para cambiar de tema, tengo una pregunta que te dejó nuestro último invitado, Luis Castellanos, en el episodio 311. Y su pregunta para ti es, ¿qué paz puedes apretar hoy cuando te levantas por la mañana?

    Francesc: Mira, la paz que yo puedo aportar al mundo es la que se transmite a través de la amabilidad. Yo encuentro que hay muy poca amabilidad en el mundo. Yo he calculado que la gente amable es el 20%, ley de Pareto. Ayer estaba en un tren y estaba en un vagón de silencio, ¿vale? Que el vagón de silencio es para el silencio. Pero había una señora mayor, una abuela, hablando con dos chicos que debían ser sus nietos, y explicando cosas personales de ella, y la hicieron callarlos al lado. Había una mujer que dijo, «Señora, estamos en el vagón del silencio». por favor", y tuvo que estar dos horas y media callada, que quizás sí que está bien porque quien quiera hacer eso, pero no sé, fue una falta de humanidad hacia esa persona mayor para mí. Entonces, lo que yo hago para aportar paz cada día es intentar no provocar situaciones como esta, o sea, que nadie se vaya peor de lo que ha venido cuando entra en contacto conmigo. Ese es el mínimo. Si podemos hacer que se sientan mejor, pues mira, bingo.

    Jeroen: Y para continuar la cadena, ¿qué le preguntarías al próximo invitado o la próxima invitada de este podcast?

    Francesc: Vale, pues mira, al próximo invitado o invitada del podcast es ¿qué es lo que tiene pendiente hacer que no haya hecho nunca hasta ahora?

    Cuestionario KENSO

    Jeroen: Vamos a pasar esta pregunta. Y con esto solo nos queda el cuestionario KENSO. Diez preguntas rápidas. Muy bien. En este caso, como ya he anunciado en principio, vamos a cambiar el guión porque habitualmente siempre son las mismas preguntas, pero como ya tienes contestados… Os he dado trabajo extra. La segunda serie de diez preguntas por la gente que repite.

    Francesc: Muy bien.

    Jeroen: ¿Qué pregunta te gustaría que te hicieran más a menudo?

    Francesc: Sí, me gustaría que me preguntaran más por la vida íntima y personal y menos preguntas repetidas como ¿qué es el ikigai? Me cansa mucho empezar una entrevista con esa pregunta.

    Jeroen: Si pudieras poner un cartel gigante en tu ciudad con cualquier mensaje, ¿qué dirías?

    Francesc: Mira, yo pondría el que pusieron Yoko Ono y John Lennon a principios de los 70 contra la guerra de Vietnam, que alquilaron como la cartelera grande de un cine y ponía The war is over if you want it. La guerra ha terminado si tú quieres. Pero lo pondría también a nivel de las guerras interiores. La guerra contigo mismo, que luego acaba provocando fricciones con los demás, termina en el momento en que tú decides aceptarte. quererte como eres, con tus imperfecciones, de paso aceptarlas de los demás, y entierras el hacha de guerra y empiezas a vivir de una manera mucho más humilde y natural, ¿no? Entonces, pondría esto. La guerra ha terminado si tú quieres.

    Jeroen: ¿Qué harías si supieras con seguridad que no puedes fallar al hacerlo?

    Francesc: Bueno, no podría asegurar al cien por cien, pero para que hubiera probabilidades de no fallar, pondría los cinco sentidos solo en eso, que como mínimo el error no venga de una distracción. O sea, intentaría concentrar toda mi atención, todo mi flow en la actividad.

    Jeroen: Si tuvieras que describir tu filosofía de vida en una frase, ¿cuál sería?

    Francesc: Mira, mi filosofía de vida en una frase yo te diría amabilidad y curiosidad. Eso sería mi filosofía de vida.

    Jeroen: ¿Cuál ha sido el error más valioso que has cometido?

    Francesc: Bueno, a ver, el error más valioso que he cometido quizás fue el de pensar que era incapaz de hacer cosas sin haberlo probado, como eso que os contaba de no hacer la tesis doctoral por eso. Entonces, el error que yo he cometido en muchos momentos de mi vida es fracasar mentalmente antes de que la realidad me diga que eso es un fracaso.

    Jeroen: Tengo una frase para acabar, a ver cómo la grabas. Algún día te encontraremos en

    Francesc: en compañía de buenos amigos y haciendo cosas para construir las memorias del futuro.

    Jeroen: ¿Qué haces cada día para mejorar tu calidad mental?

    Francesc: Pues empiezo tomando un litro de té verde. Intento no apresurarme en los primeros minutos del día, entonces leo los periódicos si quiero o contesto algún correo de algún amigo o hago un poco de revisión de lo que voy a hacer este día, pongo los libros que tengo a mano que necesito mirar allí. Entonces mi hábito, digamos, para empezar bien es empezar lento y luego si en algún momento del día las urgencias se disparan ya correremos, pero no empecemos corriendo.

    Jeroen: ¿Con qué palabra definirías esta entrevista?

    Francesc: Pues mira, yo diría que es una entrevista muy lúcida, porque habéis preparado preguntas que nos llevan a muchos lugares interesantes.

    Jeroen: Y no hemos preguntado por el ikigai. Bueno, muy bien. Si tuvieras que compartir un solo aprendizaje de todo lo que has vivido hasta ahora, ¿cuál sería?

    Francesc: Yo lo que diría es aprende a mirar a medio y largo plazo, porque eso que ahora parece terrible, de aquí seis meses no tendrá ninguna importancia, o sea, relativiza a través del tiempo todo lo que estás viviendo, lo bueno y lo malo, porque vas a estar arriba y abajo de la montaña rusa hasta el resto de tu vida. Entonces míralo con distancia y con cierto humor todo eso.

    Jeroen: Y la última pregunta, ¿con qué frase te gustaría despedir esta temporada del podcast de KENSO?

    Francesc: Pues mira, me voy a despedir con una frase que me gusta mucho, de Alan Watts, y que la puse para abrir el primer tomo de mi biografía, que se llama Los lobos cambian el río, y es… No estás obligado a ser quien eras hace cinco minutos.

    Despedidas

    Quique: Muchas gracias, Francesc. Es un auténtico placer poder tener el privilegio de despedir esta temporada con este maravilloso libro, con esta maravillosa actitud y contigo.

    Outro: Muchas gracias por escuchar el podcast de KENSO. Si te ha gustado, te agradeceríamos que te suscribas al podcast, lo compartas en tus redes sociales o dejes tu reseña de 5 estrellas para ayudarnos a llegar a más oyentes. Y si quieres conocer más sobre KENSO y cómo podemos acompañarte a ti, tu equipo o tu organización en el camino hacia la efectividad personal, puedes visitar nuestra web. KENSO.es. Te esperamos la semana que viene en el próximo episodio del Podcast de KENSO, donde Quique y Jeroen buscarán más pistas sobre cómo vivir la efectividad para ser más feliz. Y hasta entonces, ahora es un buen momento para poner en práctica un nuevo hábito KENSO:

    Quique: Nos vamos de vacaciones mejor de lo que hemos venido.

 

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