Aprovechando tu pedaleo en pie.

Por Rafael @merkabici

Vale, a lo mejor has leído el título de esta entrada y te has echado las manos a la cabeza. ¿Pero qué me pueden enseñar a mí estos de pedalear de pie? Si llevo haciéndolo desde que era solo un zagal. Lo sabemos, lo sabemos, pero nuestra intención no es enseñarte a que pedalees de pie, sino intentar que consigas el máximo rendimiento en esta operación, en otras palabras que no pierdas fuerzas en maniobras que no son absolutamente necesarias para un correcto pedaleo. Vamos, que reserves tus piernas para lo realmente importante…

La idea fundamental es intentar evitar los “saltitos” porque en ellos se pierden importantes energías. No creas que eso que se dice tan habitualmente de que el peso te ayuda a la hora de pedalear de pie es verdad, porque estás muy equivocado. El peso nunca ayuda en la bicicleta, y por pesar más no vas a poder empujar los pedales con más fuerza en su rotación. Más bien al contrario.

Tienes que intentar mantener un centro de equilibrio constante mientras pedaleas en pie, puedes hacer que la bicicleta “baile” pero intenta que tu cabeza y tus hombros se mantengan siempre firmes, sin pendular de un lado a otro, porque eso, nuevamente, te acarreará una pérdida de potencia en cada una de tus pedaladas.

Lo que sí tienes que hacer es balancear ligeramente la bicicleta con la ayuda de tus brazos, intentando que este movimiento surja de forma natural y homogénea cada medio segundo aproximadamente. No te crispes, porque eso es lo peor que podrías hacer, busca un desarrollo adecuado e intenta escalar de forma dulce. Piensa que gracias a estar pedaleando de pie podrás arrastrar un desarrollo mayor y hacer descansar tus piernas, ya que los brazos, al enderezar la bicicleta tras cada balanceo, consiguen hacer casi la mitad del esfuerzo del movimiento total.

Intenta no crispar tus manos mientras realizas este movimiento, porque ello no solamente no te ayudará sino que a la larga puede provocarte problemas en la espalda. Este gesto, el de tirar con fuerza hacia arriba en el manillar, puede tener justificación en pequeños espacios de tiempo entre los profesionales, pero carece de toda lógica en los cicloturistas, y solamente puede regalarte algunos problemas que no queremos tener. Dulzura y flexibilidad tienen que ser tus compañeros en este viaje.

Eso sí, piensa que pedaleando de pie tendremos más fuerza “potencial” para aplicar a un momento determinado de nuestro ejercicio (es decir, que podremos superar rampas más duras o imprimir mayor velocidad) pero nuestro consumo energético también es muy superior, por lo que seguramente no puedas mantener la postura durante mucho tiempo. Además, la cadencia de pedaleo tiende a ser considerablemente más baja en el pedaleo en pie, con las consecuencias musculares que ello acarrea y que ya te hemos comentado en más de una ocasión. Pedaleando de pies, además, nuestra aerodinámica va ser un poco peor, puesto que iremos más erguidos sobre el manillar (a no ser que tengamos la maravillosa postura de Marcos Pantani…pero va a ser que no…), lo que será un factor a tener en cuenta a la hora de hacer este gesto a grandes velocidades, ya que quizás perdamos en este sentido aerodinámico lo que podamos ganar en fuerza de pedalada. Existe además un problema adicional, como es de la tracción de la rueda, que es menor cuando se produce el pedaleo en pie, lo que puede resultar un problema si transitamos por un terreno con mal firme o con lluvia. Esto lo tienes que tener en cuenta para no llevarte alguna desagradable sorpresa a la hora de tu salida del domingo.

Por todo lo anterior resulta claro que el pedaleo de pies suele usarse más como una solución durante espacios breves de tiempo en que se tiene que imprimir más fuerza a nuestro ejercicio (rampas de dos dígitos, cambios de ritmo) que una forma de pedalear durante largos espacios de tiempo.