El artista en cuestión, Alien Tango, maneja con maestría un pop de raíz británica, al que va añadiendo ingredientes que lo van enriqueciendo a cada paso y al que es prácticamente imposible resistirse y que estamos más que seguros que dará mucho que hablar.
Arranca con la psicodelia bizarra de Happy Family, que en sus momentos menos experimentales puede recordar a propuestas como Temples o The Coral; continua con una maravilla titulada Honey, la que me temo que váis a tararear varios días tras su primera escucha; a la que Dancing In The Void le va a la zaga con ese sútil sonido disco-funk.
Remata este trabajo I Don't Wanna Die, en la que con la que tras un tétrico acordeón y unas voces fantasmagóricas iniciales nos sorprende con uan fanfarria surf dislocada, para entendernos, como si a The Pogues les pusieras brochazos de Toy Dolls y algo de Bowie, y en la que nos deja más que claro que no quiere morir. Que no lo haga nunca si va a seguir haciendo canciones como estas...