Puedo asegurar que este va a correr igual o mejor suerte, ya que desde la primera canción, la brillantísima A Thousand Windows, pop pausado pero redondo (y con su punto justo de psicodelia) en la que el diálogo de voces entre Lia Gibert y Guillermo Borrás le da un encanto abrumador; seguida de la elegancia de Bittersweet Days, cuyo sonido parece tomar inspiración directa del Sunday Morning de la Velvet Underground.
Hello World, la que recomiendo al mundo entero que se la ponga como primera canción del día para empezarlo con una sonrisa; la muy "beatle" Marvin, con la que se me antoja imposible lo de no mover pies y cabeza a su ritmo; o la emocionante Silent Shout, por la que supongo que mataría la actual Tori Amos, con la voz de Lia sin más instrumentación que un piano, dejan muy claro que estamos ante un grupo que va a ser gigantesco (o al menos así debería ser en un mundo lógico).
Despiden este espléndido trabajo por todo lo alto con Oh Lili, con la que no sería extraño confundirles con los mejores momentos de She & Him, y que nos transporta a los tiempos de The Everly Brothers, Buddy Holly, y esos grandes pioneros del rock. Una verdadera y absoluta delicatessen.