Empezamos con La Cabaretera, una emocionante pieza de folk-pop de sonido fronterizo, que con el añadido de la verdad de la voz de nuestra protagonista conquista de buenas a primeras. Le sigue la más pausada Señorita Ambición, un vals taciturno en la estela del Nick Cave más sentido o el mismísimo Leonard Cohen.
La Habitación De Teresa, la tercera de ellas, pop acústico rebosante de belleza y melancolía, dotado de una lírica que nos hará explotar la patata ("los barrotes de mi celda se han vuelto pájaros, me dejaron con el miedo, se fueron volando" // "hasta cuando enmudece en nuestros labios la canción que no cantamos, la canción que olvidamos").
Culmina por todo lo alto con Shala Lara Lala, de rítmica juguetona e hipnótica y en la que nos vuelve a demostrar como en todo este trabajo (y también en los anteriores) que sin demasiada instrumentación y con mucho talento se pueden crear pequeñas joyas de orfebrería sonora como las que es capaz de regalarnos. Una verdadera maravilla.