Que me aspen si la fotografía que el domingo publicó El País de Matías Cortés (q.e.p.d.) no es junto a Ángel Juanes Peces, que fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura y de la Audiencia Nacional, y no, como dice el pie de foto de la edición en papel (pág. 31), con Juan Peces. Recuerdo que hace muchos años me contó un escritor muy estimado hoy cómo tuvo que administrar el éxito inmediato de una novela excepcional. Me dijo que le ofrecieron el premio más dotado de España, que el periódico más vendido de España le propuso colaborar cuantas veces quisiese y que incluso un ya fallecido famoso presentador de una televisión de España con una tertulia de éxito le ofrecía más de setenta y cinco mil pesetas de las de entonces por ir una vez a la semana a «tomar café y charlar con unos cuantos conocidos», como él me dijo para explicarme que acudió la primera vez por cortesía y que no volvió jamás a aquel programa. Parece que lo importante es el nombre, la fama. El domingo escuché a un actor estimable responder a las preguntas sobre su futura gestión en un importante cargo para el que lo más probable es que no esté tan bien dotado como para la interpretación sobre un escenario. Nombres, nombres, nombres. Un escritor de moda que firme una versión de Medea es una garantía de éxito; pero si la firma un extremeño de Azuaga llamado Antonio Jiménez Casero, autor de una novela como Medea murió en Corinto (2016), el asunto no tendría el gancho requerido. Mi hija me habla de su trabajo y el periódico del domingo me dijo que las horas extras no pagadas suben un 10,5%, que los «asalariados en España realizaron cada semana un total de 2,9 millones de horas extraordinarias que no son remuneradas por sus empresas en el segundo trimestre del año en que se implantó el registro obligatorio de jornada». Página 48, y ya no me extraña que noticias así no estén en portada. Ah, bueno, y lo impredecible de la vida, que queda prendido cuando ya ha pasado, y el asombro de estar vivos y la celebración de algo que uno no sabe cómo explicar. Pasé este domingo leyendo e intentando comprender su sábado más inmediato. Qué suerte.