En busca de las sensaciones y sentimientos de aquellos viejos lindos tiempos. La necesidad de reconstruir aquellos momentos, creer que estarán presentes en esos lugares, esas calles, esos bares, esos bancos de plaza por los que estuvimos.
La búsqueda de vestigios de lo desaparecido, lo transmutado. Los supervivientes.
Y la puta memoria que nos traiciona.
La extrañez de la vida sintetizada en Louki. El misterio.
Los perdidos, los que andan sin rumbo fijo, sin importarles el mañana. Bohemios.
Los rastros, las huellas de la gente que desaparece en las zonas neutras, esos lugares que están en un barrio pero que no pertenecen a ese barrio. Zonas neutras, puntos de partida de los que uno se termina yendo.
La búsqueda de puntos de referencia en la vida. Los puntos fijos. Un loco que anota en un cuaderno fechas y nombres de gente en un café parisino.
Hoteles de paso, "amueblados", en la que desfila gente anónima.
El eterno retorno, toda va a comenzar igual que antes.
Los fantasmas. La verdadera identidad de una persona que no se termina de conocer nunca.
La frontera que al final desaparece.
De todo eso trata esa genial nouvelle que se titula "En el café de la juventud perdida".
Blog del autor del libro de cuentos "Historias fugaces de hombres y mujeres".