"Aquella tarde Sevilla, se puso toda amarilla, "quebraita" de dolor..."

Publicado el 16 mayo 2013 por Manuel Lombo @manuellombo

Jose Miguel Isidro del Sagrado Corazón de Jesús Gómez Ortega (“Gallito”, “Joselito”, “Joselito el Gallo”…) vino al mundo el 08 de Mayo de 1895 en Gelves (Sevilla) en el seno de una familia de marcada raigambre taurina y artista. El menor de seis hermanos, hijo del matador de toros sevillano Fernando Gómez García (“Fernando el Gallo”) y de la bailaora gaditana Gabriela Ortega, desde muy pequeño destacó por su marcadísima personalidad y por sus innegables aptitudes delante de la cara del toro, llegándose a decir de él que “tenía el toreo en la cabeza”.
Son numerosísimas las anécdotas que hablan de su seguridad y capacidad en el ruedo, del dominio que poseía con el capote (fue considerado el rey de los quites), banderillas, muleta…era un torero muy “largo” y poderoso, no había animal al que no fuera capaz de hacer faena, de hecho, dicen las estadísticas que jamás se le fue un toro vivo al corral.
Y también numerosas son las barreras, marcas que rompió a lo largo de su vida y de su profesión, a pesar de su juventud y siendo pionero. Citamos algunos ejemplos:
*Primer matador de toros al que se le concedió una oreja en la Real Maestranza de Sevilla.
*El 6 de junio de 1918 inauguró la Monumental de Sevilla. Este proyecto fue idea suya y con él lo que buscaba era lograr un abaratamiento de las entradas al ampliar el aforo.
 *En señal de respeto y duelo, a su muerte, la Virgen de la Esperanza Macarena se vistió por primera vez de
luto (haciéndolo después en muy contadas ocasiones, hasta que en los años 60 se decidió hacerlo todos los
meses de Noviembre, en honor a los hermanos difuntos). Esto se debió a la gran devoción que Joselito profesaba por la imagen, de la que fue gran benefactor, de hecho, las cinco esmeraldas engarzadas en forma de rosas (comúnmente conocidas como “mariquillas”) que luce en el pecherín la Macarena y que simbolizan los Siete puñales que suelen llevar las imágenes Dolorosas clavadas en el pecho en alusión a los Siete Dolores padecidos por la Virgen María, fueron un regalo del matador de toros. Fue teniente de hermano mayor de la Hermandad y se cuenta que, al proclamarse la Segunda República y debido a los saqueos que estaban sufriendo algunos templos sevillanos, el Sacristán de la Macarena, decidió esconderla en la sepultura de Joselito (cuyo mausoleo es obra del escultor Mariano Benlliure), en el cementerio de San Fernando, donde permaneció dos meses sin que nadie tuviera noticia de ello, salvo el cuñado de Joselito, Ignacio Sánchez Mejías. También dice la rumorología que alguien de la Hermandad propuso trasladar el cadáver del matador hasta el cementerio en el paso de palio de la Virgen, a lo que el párroco de San Gil respondió: "¡¡¡¡Que barbaridad, que blasfemia, llevar a José en el paso de la Señora!!!! Y continuó: “Hombre si fuera Belmonte la cosa sería distinta”.
Y es que, conocidísimo es por todos la gran rivalidad que existía entre los seguidores de Joselito y Juan Belmonte. Rivalidad que entre ellos sólo se daba en el ruedo porque fuera de él, eran íntimos amigos. Amigos que se admiraban profundamente y cuyo trato les sirvió para crecer personal y profesionalmente. Amigos hasta el punto de que al morir Joselito, Belmonte, roto de dolor al conocer la noticia dicen que dijo llorando: “Me has ganado la partida”.
Esa fatal tarde del 16 de Mayo de 1920, José no estaba anunciado en Talavera de la Reina (plaza que por cierto, inauguró su padre) sino que el cartel original lo conformaban: Rafael Gómez “El Gallo”, Ignacio Sánchez Mejías y Larita. Finalmente quedó en un mano a mano entre Joselito y su cuñado Ignacio Sánchez Mejías con toros de la viuda de Ortega. Ese día fue un día raro, de camino a Talavera, José medió en un conflicto que se generó entre uno de sus hermanos con una persona por culpa de una barra de pan. Esta persona, al marcharse maldijo a Joselito diciéndole: “Ojalá esta tarde te mate un toro”. Una vez llegados a Talavera, mientras recogían el equipaje, el botijo que utilizara durante la lidia para refrescarse, resbaló y cayó, rompiéndose por donde estaba escrito su nombre. Ante tal visión, el propio matador bromeó diciendo: “Se ha partido Joselito”…horas después, el quinto de la tarde, “Bailaor” de nombre, puso término a los 25 años del hombre, para dar comienzo a la inmortalidad de una leyenda.

Ignacio Sánchez Mejías llora la muerte de Joselito


Leyenda que ha dado lugar a innumerables escritos, poemas, coplas…como la conocidísima “Silencio por un torero” que popularizara Juanita Reina, cuyos autores fueron los maestros: Quintero, León y Quiroga y que Manuel incorporara en su primer disco “Manuel Lombo”.
Precisamente este tema dio lugar a una anécdota muy curiosa:
En una ocasión en la que John Galliano (diseñador de Christian Dior por aquel entonces) estuvo de visita un mes de Abril en Sevilla, le pidieron a Manuel que fuera su cicerone y le llevara a conocer la Feria. Así lo hizo, le mostró los lugares más típicos, divertidos y simpáticos de todo el ferial y al final, al despedirse, Manuel le regaló un ejemplar de su primer trabajo, que por aquel entonces acababa de salir a la venta. Pasó el tiempo y cuál no sería su sorpresa cuando recibe el aviso de que John Galliano quiere contar con él para inaugurar en Paris, en el Palacio de Versalles, el desfile que conmemoraba el 60 aniversario del primero que realizara la Casa Dior y 10 de Galliano al frente de la misma. Así lo cuenta Manuel en la entrevista que os dejamos y que le realizara Jesús Quintero en el programa "Ratones Coloraos".

La experiencia fue todo un éxito, de tal manera que el diseñador, emocionado, llegó a decirle a Manuel: 
 

“Manuel, Francia ama a Joselito gracias a ti”

Juzgad por vosotros mismos...

“Y Sevilla enloquecía repetía a voz en grito: “pa” que quiero mi alegría, “pa” que quiero mi alegría si se ha muerto Joselito”.Feed de la entrada