Aquellos maravillosos años

Publicado el 16 julio 2011 por Monotematicosfm @curnom

No os engañéis, no voy a hacer un análisis de la afamada serie de TV de los 90 protagonizado por el benjamín de una familia cuyos recuerdos en off son narrados por la voz de un adulto, por cierto que esa misma fórmula fue plagiada en nuestro país y no hace falta que diga por quién....Pero en fin, vamos a lo que iba, en plena revolución digital conviene que un carroza como yo os recuerde a vosotros, los jovenzuelos de hoy en día (los llamados "nativus digitalis"), que existió una época dorada comprendida entre más o menos el año 82 hasta el 89 , donde la adrenalina se media en dos dimensiones y perspectiva etrusca, donde cualquier parecido entre una recreativa y su adaptación para ordenador era mera coincidencia (salvo honrosas excepciones como los míticos Gauntlet y Ghost n' Goblins) y donde el concepto de "jugar en red" consistía en que un grupo de amiguetes ocuparan el cuarto del que tenía ordenata un sábado por la tarde. No tened ningún miedo, vamos a adentrarnos en un periodo legendario, la aventura no os va defraudar.
Un fecha histórica 23 de abril de 1982No recuerdo yo que hice ese día en el parvulario, pero la verdad es que por aquel momento era fanático de una serie de animación española que se llamaba "Naranjito" cuyo protagonista era la mascota de la copa mundial de fútbol que se iba a celebrar en España ese verano. Era una serie absolutamente genial, adelantada a su tiempo, el personaje principal era una naranja que hablaba, siempre llevaba un balón de reglamento bajo el brazo y vestía con la equipación de la selección española, además tenía dos secundarios de lujo, un limón que tenía cara de asustado y un robot que se solía poner de portero y alargaba los brazos mecánicamente para parar todos los balones. Yo en ese momento aún no lo sabía, pero aquel día había nacido otro mito. Por supuesto hablamos del Sinclair Zx Spectrum.

Hablar del Spectrum de 8 bites y 48k de memoria es como si en la automoción habláramos del Seat 600 o del Citröen 2CV, es decir una leyenda. Los spots del momento lo describían como "la máquina definitiva", “la piedra filosofal de la tecnología informática”, el no va más. La realidad es que yo no vi uno con mis propios ojos hasta el año 1984, curiosamente otra fecha clave, pero de eso hablaré más adelante. Cuando lo sacabas de la caja encontrabas ante ti un coqueto teclado negro del tamaño más o menos de una libreta escolar y cuyos periféricos te los ibas apañando de los elementos en desuso de la casa, una fascinante contradicción de esos años mágicos era que la tecnología punta requería de las herramientas obsoletas como el cassete “cascao” para funcionar y la tv en B/N que ya no se veía se repescaba como monitor, siendo mis primeros recuerdos como videogamer casero en blanco y negro.

El cuarto del propietario del equipo parecía un auténtico desguace informático con accesorios desparramados por todos lados, eso, sumado a las dos dimensiones y el blanco y negro de los juegos es la esencia de los 80. Algunos juegos legendarios que recuerdo, para el Spectrum son "El zorro" "Commando" "Rambo" y como auténtica curiosidad "freak" tenemos un simulador de corridas de toros, creado por la compañía española Dinamic llamado "Ole toro" y que incluso fue censurado en el Reino Unido. Tengo que reconocer que este modelo fue el más legendario de su momento, pero no fue el que yo tuve.
Los "OTROS" Amstrad, Commodore, Amiga...

Mi primera adquisición personal fue el Amstrad CPC 464. El primer modelo salió en el año 84, aunque yo tarde algunos más en tener el mío. Suponía todo un avance porque además de tener 64k, incorporaba en el mismo equipo el cassete y el monitor, estando la opción de tenerlo en verde o color, siendo la diferencia de unos 180 Euros actuales, unas 30.000 pts de la época que para el momento era una pasta considerable. De modo que mi “pantallaco” era verde.
Recuerdo que existía el pique entre Amstrad y Spectrum. Commodore iba a su bola, y con respecto a lo de Amiga pues la verdad es que quien tenía uno era un bicho raro. Existía toda una serie de controversias entre Amstrad y Spectrum, que si Amstrad tenía mejores gráficos, pero menos juegos, que si el Amstrad no tenía tanta magia ni carisma etc etc. La realidad es que al final todos eran equipos de 8 bytes y la diferencia no era tanta.
El sistema de carga de un juego era fascinante, una vez introducido el cassete, el sistema comenzaba a leerlo, en ese momento de una pantalla en blanco, aparecían unas líneas transversales que recorrían la pantalla de derecha a izquierda y que a medida que avanzaban iban descubriendo una pantalla de presentación del juego que por lo general coincidía con la carátula, era una especie de strip-tease apasionante. Además había que cruzar los dedos porque en cualquier momento, si algo fallaba, había que rebobinar la cinta y empezar de nuevo. El proceso de carga duraba entre 5, los juegos que menos carga tenían, y 45 minutos, siendo los más complejos estos últimos, aproximadamente. Hoy en día puede resultar una locura, pero estamos en la máquina del tiempo chicos...
Como curiosidad os puedo comentar que yo programe mi propio juego en lenguaje Basic, copiando directamente los comandos que pude ver en el anexo del manual de instrucciones de mi Amstrad cpc 464, se trataba de una versión del Arkanoid y el sentimiento de emoción cuando acabe es indescriptible.
El principio del fin: los 128k y las unidades de disco

En el año 86 se produjo la adquisición de Sinclair por parte de Amstrad y poco tiempo después a finales de los 80 comenzaron a popularizarse las versiones de 128k y unidades de disco tanto para Spectrum como Amstrad. Reconozco que nunca simpatice con estos nuevos armatostes, creo que por el hecho de que adelantaban el principio de una nueva era, era el fin del cassete y de alguna manera el fin de la era dorada de los ordenadores domésticos.
Ya a finales de los 80 y con el lanzamiento de las "NES" de Nintendo y "Master System" de Sega, se reiniciaba de nuevo la era de las consolas. Con todo, estoy seguro de que somos muchos los que añoramos ese momento, un momento donde los ordenadores domésticos vivieron su momento de gloria. Por ello, dedico este artículo a los que vivieron ese momento y a las nuevas generaciones que desean conocer la historia.