Dos serenos, en un alto de su ronda nocturna
El Ayuntamiento les procuró un uniforme consistente en un capote de paño fuerte oscuro con cuello encarnado y una esclavina larga para el invierno y noche tempestuosas, una gorra de cuero forrada de pelo, lanza, farol de mano y un pito colgado de una cadena, siendo competencia de los alcaldes si les armaban con pistola o carabina, aunque les estaba terminantemente prohibido llevar perro.Nada más llegar al barrio, su primer deber era comprobar que las puertas de los portales sin luz estaban cerradas y, después, anunciar las horas y el estado de la atmósfera. También debían impedir el robo a los viandantes, las riñas y pendencias, fracturas de puertas y ventanas, escalamiento de casas, conducción de cajas, fardos y bultos sospechosos en horas avanzadas.En 1953 había 32 Serenos de Comercio y Vecindad, menos de los que la ciudad necesitaba a juzgar por las denuncias de robos en comercios y domicilios, pero lejos de crecer, la nómina fue bajando hasta extinguirse en los años setenta.-Fuente del texto y fotografías: Valladolid Cotidiano. José Miguel Ortega Bariego