Aquí estoy...

Publicado el 15 agosto 2010 por Victorhugo
...con el pié en alto esperando en la estación de Lugo a que llegue el autobús que me ha de devolver a mi querida Alcalá de Henares.
La verdad es que aunque el Camino haya quedado inconcluso -una marrrrdita tendinitis ha sido la responsable de ello- y por tanto al final haya quedado con una fina pátina de dolor y pena, en general esta historia ha resultado realmente gratificante por varios motivos -si conocéis alguno más me lo decís va? que es que estoy un poco noqueado:
El primero de ellos es que esto de tener en tu mochila lo básico te hace aprender a vivir sin tantos adornos y objetos en el fondo inútiles y totalmente prescindibles -mi habitación va a sufrir una limpieza de trastos inservibles de los que hace una semana consideraba básicos-.
El segundo es que sirve para descubrir, afirmar o reafirmar la autonomía de la persona: si haces el Camino del Santi, puedes hacer lo que te propongas.
Y el tercero y sobretodo más importante es el de aprender a comportarte en sociedad, en grupo y a respetar. La verdad es que el Camino muestra las miserias y las glorias de todos y cada uno de nosotros, para bien y para mal. Es algo así como un test infalible para conocer a las personas...
Y ahí es donde quiero llegar a parar. Por umbrías sendas, veredas frondosas e incontables cuestas hacia arriba y abajo, he tenido la real suerte de encontrarme con gente maravillosa. Gente distinta del todo a mí. Diametralmente opuesta, sí, pero que a la vez me ha parecido ser perfectamente complementaria y necesaria para mi vida. No voy a dar nombres porque ellos ya saben quiénes son...
En fin, que a mi parecer lo más bonito y significativo del Camino del Santi es el mismo camino. Por lo menos es lo que a mi siempre más me ha marcado y llegado al corazón.
Arranca el motor del bus.
Nudo en la garganta...