"-¿No os lo dije yo una y mil veces, mi señora doña Baltasara, no os lo dije yo?... ¡Aquí hay busilis...! Oídlo; qué, ¿no estuvisteis anoche en la Misa del Gallo?
Pero, en fin, ya sabréis lo que pasó. En toda Sevilla no se habla de otra cosa... El señor arzobispo está hecho, y con razón, una furia... Haber dejado de asistir a Santa Inés; no haber podido presenciar el portento...
¿Y para qué? Para oír una cencerrada; porque personas que lo oyeron dicen que lo que hizo el dichoso organista de San Bartolomé, en la catedral, no fue otra cosa...
Si lo decía yo. Eso no puede haberlo tocado el bisojo, mentira... Aquí hay busilis; y el busilis era, en efecto, el alma de maese Pérez."
Así finaliza una de las más conocidas leyendas del escritor romántico sevillano Gustavo Adolfo Bécquer. En este caso, "Maese Pérez el Organista" está ambientado en la iglesia del Convento de Santa Inés de Sevilla y el Ayuntamiento de Sevilla tuvo a bien colocar el azulejo arriba indicado en la fecha del primer centenario de la muerte del poeta (1836-1870).
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