Ya está. Como cada viernes, y convirtiéndose en una desagradable rutina, ha comparecido la insolente Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para dar una nueva mano de pintura negra al futuro de un país en vías de subdesarrollo. Hoy se trataba de ratificar por el Consejo de Ministros los detalles del tijeretazo de diez mil millones de euros a la sanidad y la educación, poniendo el punto y seguido a lo que ha sido una nueva semana de globos sonda, comunicados y declaraciones de intenciones por parte de todos los satélites del PP. El hecho de que este recorte sea un incumplimiento más de las promesas de campaña electoral no es lo grave, a mí no me están engañando, sólo engañan a los ingenuos e ignorantes. Lo grave es el ataque directo contra la sociedad, el brutal atentado contra los pilares básicos del Estado de Bienestar.
Después de esto, ¿qué nos queda? Yo lo diré, la dignidad. La misma dignidad que ellos entregaron a los mercados, a los bancos, a quienes de verdad gobiernan. La nuestra debe permanecer intacta, intocable. Y sólo así, manteniendo la dignidad, iniciaremos la reconquista de todos los derechos que hoy nos están siendo arrancados. Mayo se prevé calentito. Espero que dentro de mucho tiempo los libros de Historia cuenten a los niños del futuro que el Mayo de 2012 permitió a la sociedad reconducir los designios de un país que iba derecho al desastre.