Ese fue el principio del fin, ya sólo asustaban a los niños. Claro que iba a seguir corriendo sangre, claro que se iban a seguir cometiendo barbaridades, pero algo había cambiado. España entera había dejado de decir aquello de "no sirve para nada, ahora estarán descojonándose mirando el televisor en sus cuevas". Se llenaron las calles de rabia contenida y se les plantó cara con la mayor fuerza que existe, la de la libertad.
Eran lobos sedientos de sangre, y que me perdonen los lobos por tal comparación. Pero cometieron el fallo de olvidar su causa si es que existía, o quizás fue ella misma la que se les puso en contra. El cazador les enseñó que podía cogerlos sin escopetas, sólo con inteligencia y buenas trampas, así poco a poco les iba acotando el terreno. Se convirtieron en sicarios, representantes de una tierra que no les debía nada. Cuánto vasco se habrá aguantado la lengua, cuántas veces habrá tenido que mirar para otro lado, cuántas extorsiones a punta de pistola...
Me he enterado en Televisión Española. Miraba la pantalla, entre perplejo y emocionado, ya me lo esperaba hace tiempo, pero no lo lograba palpar en mi imaginación. Me han entrado ganas de salir a la calle y gritar, de respirar aires de libertad, como aquella canción. Pero sólo me he levantado, he cogido un vaso de agua y, mientras bebía se me ha dibujado una sonrisa de oreja a oreja. Es un día feliz, leguemos a nuestros hijos toda nuestra historia para que no se vuelva a repetir. No lo individualicemos, sería borreguil, esto es de todos. Españoles de mil mentalidades, de 50 provincias, de su casa y de su madre.
Y así esos asesinos se han apagado, como una vela en un cementerio. Ya sólo les queda la conciencia, les acompañará en la sombra. Porque la conciencia es la peor compañera, el peor verdugo de un humano, los consumirá como a árboles podridos. Espero que cada noche, cada vez que apaguen las luces, les entre un frío seco en el gaznate, y que todo lo que sueñen sólo sean pesadillas. Que la sociedad les conteste con el mayor guantazo, el silencio y la indiferencia, la misma que llevan muchos años dándonos. AGUR.