Hoy vuelvo a la marisma, en esta ocasión acompañado de mi hijo Daniel de 7 años, a ver que nuevos protagonistas nos encontramos por esos "limos, fangos y aguas de Dios" para escribir una nueva página del ya veterano "No sin mis prismáticos".
Hoy vuelvo a la marisma, en esta ocasión acompañado de mi hijo Daniel de 7 años, a ver que nuevos protagonistas nos encontramos por esos "limos, fangos y aguas de Dios" para escribir una nueva página del ya veterano "No sin mis prismáticos".