Las arboledas, son unas formaciones necesitadas de “cuidados” para defenderlas de la naturaleza que insiste en formar un bosque u otro ecosistema ahí. No son sistemas naturales y su sostenibilidad es un concepto algo relativo. Realmente son lugares de producción de madera. A la utilidad de las arboledas como lugares de producción intensiva de madera, hemos podido encontrar otra utilidad que a nuestro juicio justifica la multiplicación de su superficie. Ahora son además “sumideros de CO2”. Un remedio para rebajar las concentraciones de CO2 de la atmósfera que se han liberado al quemar los restos de los antiguos bosques que yacen en forma de carbón o petróleo bajo la corteza terrestre.
Pero he leído un resumen que Matt McGrath ha realizado en BBC.com sobre un artículo de la doctora Kim Naudts publicado en Science, que asegura que las arboledas no son tan eficaces como los bosques en capturar CO2, y que además contribuyen al calentamiento global. Es un estudio realizado en Europa, entendiendo ésto como Europa Central. Los aspectos negativos de una arboleda frente a un bosque se han visto incrementados. No sólo se cuantifica su menor efectividad de acumulación si atendemos al mayor volumen de biomasa que contiene un bosque con respecto a una arboleda. En los bosques, tanto las ramas y restos de especímenes muertos que no son retirados, como el sotobosque, también son lugares en los que se almacena CO2. Obviamente, esto no ocurre en una arboleda ya que se retiran tanto las ramas como los árboles muertos como el sotobosque.
En el caso de España, que no se refleja en el estudio, podríamos añadir incluso la proliferación de incendios al haber extendido las especies pirófitas en lugares de clima más atlántico donde los incendios eran más raros.