Los árboles que sobrevivieron al bombardeo nuclear reciben el nombre de árboles Hibaku. El artista japonés Hiroshi Sunairi recolectó algunas semillas de estos árboles y las ha ido propagando por todo el mundo, regalándoselas a quien quisiera plantarlas. Con Tree Project, Sunairi no sólo quiere recordar lo que pasó en Hiroshima para que no vuelva a pasar, sino también quiere compartir el placer de cuidar una planta. Y, en efecto, el artista ha encontrado una manera de unir a la gente a través de estos árboles con una historia tan poderosa detrás. Se pueden ver testimonios de esta transmisión de vínculos personas-plantas-personas en su blog, en su Flickr y a través de las exposiciones que va realizando.
Un ejemplo, Lisa y Yuri, de Nueva York, a las que hace poco les empezaron a germinar las semillas de gingko. Han llamado a la planta Lil’Guy y están impresionadas de lo satisfactorio que es ver crecer algo que tú has plantado. ¿Dejaremos de una vez los jardines y mascotas digitales y volveremos a lo analógico?