[ARCHIVO DEL BLOG] Europa, über allen. Entrada publicada el 19 de junio de 2010

Por Harendt

El filósofo Platón


En 64 años de vida da tiempo para bastantes lecturas. ¿Cuántas?: la verdad es que no tengo ni la menor idea, y tampoco me preocupa. En una de las secciones del blog: "Mis autores y libros favoritos", tengo puestos algunas de ellas. Sólo una mínima parte de las que recuerdo con especial cariño. Sí sé, en cambio, cuál fue mi primer libro leído del que tengo recuerdo: "La isla del tesoro", de Robert Louis.Stevenson, cuando tenía ocho años, y cuál el último, éste releído: "Infierno", de Dante Alighieri, concluido ayer mismo. También estoy seguro de cuál es el que más veces he leído: "La República", dePlatón, tanto por placer como por obligaciones académicas.Para algunos tratadistas, "La República" de Platón es un libro sobre el gobierno ideal de la "polis". Discrepo cordialmente de dicha opinión. Para mí, "La República", es un tratado sobre la educación; la de los gobernantes de la "polis", eso sí, pero de educación, no de gobierno. La tesis central del libro es la de que los filósofos, educados conforme a los preceptos expuestos por Platón, son los que deben gobernar las ciudades-estados: los reyes-filósofos. Esa es la teoría, claro está, porque cuando Platón pretendió convertirla en práctica real en la ciudad-estado siciliana de Siracusa, se salvó por los pelos de acabar vendido como esclavo. Mi conclusión personal es la de que a los filósofos hay que escucharlos y leerlos siempre con respeto, pero seguir sus consejos es harina de otro costal.Pero hay excepciones: como la de Jürgen Habermas (1929), también filósofo, y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 2003. Con toda seguridad, uno de los más influyentes, sino el que más, de los filósofos vivos actuales. Y de los más leídos y escuchados. El pasado 23 de mayo publicó en el diario El País un artículo titulado "En el euro se decide el destino de la U.E.". Todo un lujo para el periódico, pero sobre todo para el lector, en el que analiza la crisis financiera que se ceba sobre los estados europeos y la propia Unión y las posibilidades de cohesión que sobre esa misma Unión desata. A pesar de ello, o quizá precisamente a causa de ello, es un texto eminentemente político, que ensalza las virtudes de una Unión más estrecha y de la necesidad de ir a un gobierno económico de Europa. Es un texto largo, pero no complejo. Se lee y se comprende con suma facilidad.Un ejemplo: "Por lo que respecta a la doma del asilvestrado capitalismo financiero, nadie puede engañarse sobre la voluntad mayoritaria de las poblaciones. Por primera vez en la historia del capitalismo, en el otoño de 2008 sólo pudo salvarse la columna vertebral del sistema económico mundial, impulsado por los mercados financieros, gracias a las garantías de los contribuyentes. Y este hecho -que el capitalismo no pueda ya reproducirse por sus solas fuerzas- se ha fijado desde entonces en las conciencias de los ciudadanos que, como ciudadanos-contribuyentes, tuvieron que salir fiadores del fracaso del sistema.Y una recomendación final: "En épocas de crisis, incluso los individuos pueden hacer historia. Nuestra enervada élite política, que prefiere seguir los titulares del Bildzeitung, no puede convencerse a sí misma de que son las poblaciones quienes impiden una unificación europea más profunda. Saben perfectamente que el retrato demoscópico de la opinión de la gente no es lo mismo que el resultado de la formación de una voluntad democrática deliberativamente constituida de los ciudadanos. Hasta hora, no ha habido en país alguno una sola elección europea o un solo referéndum en el que se haya decidido sobre algo que no sean temas y listas electorales nacionales. Sin mencionar siquiera la miopía nacional-estatal de la izquierda (y aquí no hablo sólo del partido alemán La Izquierda), hasta este momento todos los partidos políticos nos deben el intento de conformar políticamente la opinión pública mediante una Ilustración a la ofensiva. Con un poco de nervio político, la crisis de la moneda común puede acabar produciendo aquello que algunos esperaron en tiempos de la política exterior común europea: la conciencia, por encima de las fronteras nacionales, de compartir un destino europeo común."¿Serán los gobiernos y los pueblos de Europa capaces de escucharle? Espero que sí, porque, al menos para mí, la esperanza se llama Europa: "Europa über allen". HArendtEl filósfo Jürgen Habermas

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HArendt
Entrada núm. 6260
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