En el municipio de Torre Pacheco conviven 96 nacionalidades distintas. De sus 40.000 habitantes, más de 27.000 son españoles y el resto extranjeros. Entre estos últimos, procedentes de África hay unos 7.000. Son datos oficiales, disponibles para todo aquel al que le interesen.
Una gran parte de esa población inmigrante trabaja en la agricultura. El campo de Cartagena da empleo a muchos jornaleros, en sus extensas explotaciones, a lo largo del año. El campo es el motor económico de una zona de la Región de Murcia en la que Vox ha puesto sus ojos desde hace tiempo. Su apoyo al empresariado autóctono es incondicional, sabedores de que su contribución resulta vital para crecer electoralmente.
Vox siempre ha hecho bandera del problema de la inseguridad ciudadana. Y ha relacionado frecuentemente la delincuencia con la inmigración ilegal. Es habitual escuchar a sus dirigentes regionales utilizar expresiones altisonantes, en el sentido de que hay zonas donde imperan las violaciones, los asaltos y los machetazos. Incluso lo han expresado desde la tribuna del Parlamento regional en los plenos.
El anuncio por una de las responsables nacionales de Vox, la diputada Rocío de Meer, de la intención de su partido, si gobernara, de deportar a ocho millones de inmigrantes que residen en España, siguiendo la estela del presidente Donald Trump, ha servido de revulsivo para que la fiebre antiinmigrante suba grados de temperatura. Y la agresión a un hombre de 68 años, ocurrida este miércoles en Torre Pacheco, ha encendido la llama.
Lo único cierto y confirmado de esa paliza es que al agredido le han causado heridas graves y que pudieron tener peores consecuencias aún. Pero no hay detenidos, el supuesto vídeo que se difundió era falso -pertenecía a otra agresión en Almería, como reconoció en redes el propio agredido-, así como unas fotografías de los presuntos autores del delito que han corrido como liebres por Internet. Además, el protagonista de la paliza aclaró que no fue un grupo, sino un solo individuo el que le pegó, y que este hablaba un idioma que él no entendía. Las redes sociales, convenientemente manipuladas, una vez más, actuando de gasolina para apagar el fuego.
Una manifestación contra esa agresión derivó en disturbios el viernes pasado. Se habló de «cacería al moro». Vox convocó otra protesta, encabezada por su líder provincial, José Ángel Antelo, para el sábado, que produjo un efecto llamada en individuos que se desplazaron desde diferentes lugares a Torre Pacheco para buscar a los culpables, según reconocieron muchos de ellos. Basta con escuchar el acento de algunos de los participantes en los vídeos difundidos. Hasta el alcalde pachequero, Pedro Ángel Roca, lo ha reconocido este domingo.
El resultado, una batalla campal en las calles del municipio, con las fuerzas del orden desbordadas y tipos violentos armados con palos y botellas en uno y otro bando. Los unos, dando vivas a Franco e insultando a Pedro Sánchez; y los otros, enarbolando banderas del reino de Marruecos y lanzando soflamas contra aquellos a los que acusaban de racistas. Lo sorprendente es que, ante semejante escenario, solo hubiera un detenido y cuatro o cinco heridos.
En una escena de la película ‘Arde Mississippi’ (1988), de Alan Parker, una mujer, a la que da vida la actriz Frances McDormand, dice algo que, en circunstancias, resulta demoledor: “Nadie nace odiando, se te enseña. En la escuela decían que la segregación estaba en la Biblia: Génesis 9, versículo 27. A los siete años si te dicen algo tantas veces llegas a creértelo. Crees en ese odio, lo vives, lo respiras y te casas con él”.
La delincuencia no tiene nacionalidad ni raza. Y las generalizaciones siempre son perniciosas. Ni todos los habitantes de Torre Pacheco son racistas ni todos los inmigrantes que allí habitan son delincuentes. Sería conveniente mostrar a la opinión pública el porcentaje de delincuencia y criminalidad que hay en ese municipio. Y que pudiéramos compararlo con otros con bastantes menos nacionalidades conviviendo. Igual nos llevábamos una sorpresa mayúscula.
Los sucesos de Torre Pacheco son solo la punta del iceberg, la mecha de un proceso que se lleva larvando tiempo atrás y que ha cogido con el paso cambiado al Gobierno regional, incapaz de reaccionar hasta pasada la medianoche del sábado a través de un mensaje en redes sociales de su presidente, Fernando López Miras. Vox sabe que el miedo reporta votos, como ha quedado demostrado en Estados Unidos y antes, en Italia, con Giorgia Meloni. El discurso contra la inmigración ilegal genera un caldo de cultivo que, agitado convenientemente en la coctelera con la inseguridad ciudadana, produce réditos electorales entre un tipo de votante desencantado y sumido en el hartazgo. Eso lo saben muy bien algunos; y por eso lo explotarán, con todas sus consecuencias, cueste lo que cueste.