Arena en el desierto de Libia

Publicado el 29 marzo 2011 por Carmentxu

“Gadafi todavía no ha dimitido y, mientras sigue ahí, Libia seguirá siendo peligrosa”. Son palabras de Barack Obama, ayer, en su último discurso a las cámaras frente al mundo entero.
Peligrosa ya lo es, lo ha sido desde hace mucho tiempo, incluso cuando Gadafi se codeaba, no hace tanto, con lo más granado y votado de la vieja Europa y la joven América, que no acaba de madurar ni aprende de los errores pasados, clonándolos una y otra vez bajo diferentes capas. Ahora Libia es más peligrosa que nunca, pero por la sencilla razón (además de la bélica) de que la ventisca provocada por los aviones aliados ha levantado las arenas del desierto, desvelando lo que estaba escondido, las intenciones ocultas e intereses latentes de los aliados.
Lo más fácil para todos (para Occidente) sería que Gadafi se rindiera, siguiera el faro de Occidente, aceptara las bondades de la democracia, entonara un cántico de despedida y se fuera sin más, cediendo el poder a los rebeldes que, a su vez, devolverían los favores con el maná de los recursos naturales y suculentos contratos para las grandes empresas con sede en Texas.
Probablemente nada de esto suceda, así que también probablemente el conflicto se eternice y continúe apagando informativamente las llamas de otros Estados vecinos como Siria o Yemen, donde no hay ninguna intención humanitaria por ahora. Ellos también exigen su dosis de libertad y de dignidad, en la estela de los egipcios, los tunecinos, los argelinos,… Pero la plaza Tahrir es cada vez más un espejismo en el desierto.