En vez de estar discutiendo como se logra un 100% de reciclado de la basura del país, industrializandolo y mejorándolo, para mantener intacto al medio ambiente, se importa basura para abaratar precios para los empresarios amigos.
Los amarillos modificaron un decreto que nació a raíz del arribo ilegal de residuos nucleares en 1992. Ese decreto expresaba la prohibición del tránsito, la introducción y la importación definitiva o temporal al Territorio Nacional de todo tipo de residuo procedente de otros países.
Este decreto se encuentra en sintonía con las cerraduras que Rodríguez Larreta le puso a los contenedores de la calle Corrientes. Basura privada, como un gran negocio capitalista, mientras cínicamente se le roba el sustento a los recicladores urbanos, y se desprecia el medio ambiente. Un gran negociado para sus amigos empresarios del plástico, las metalúrgicas y las papeleras, y además de ser una amenaza al medioambiente, afecta directamente a quienes aportan al reciclado urbano, y además se habilita la entrada al país de basura toxica y/o contaminante. Un decreto que es a las claras un gran negocio para empresarios que usan basura como materia prima, consiguiendo precios mas baratos al importarla y empujando a las cooperativas de cartoneros a tener que competir con la "mercadería" importada.
Por Luis Bruschtein
Hubo una discusión, que casi fue una guerra, cuando la CABA de Mauricio Macri quiso tirar su basura en la provincia de Buenos Aires de Daniel Scioli. La ciudad se la mandaba al Conurbano como gesto porteño típico. Es la historia la que habla.
Ese fenómeno de los macristas que mandaban su basura hacia el Conurbano peronista se reproduce ahora cuando Estados Unidos va a mandar su basura plástica tóxica a la Argentina. O sea que en ese cuadro Argentina viene a ser el Conurbano peronista de Washington, el tacho de basura de los poderosos.
Resulta que hay países como Suecia y Noruega que importan basura porque como reciclan la mayoría de la suya, necesitan importarla de otros países para hacer funcionar sus plantas termoeléctricas, por ejemplo. Pero evidentemente, no es el caso.
Según una investigación del diario británico The Guardian, Estados Unidos envía un millón de toneladas de sus desechos plásticos al exterior –68 mil contenedores– a “países en desarrollo con reglamentaciones deficientes del proceso sucio y trabajoso de reciclar”.
Agrega que “los nuevos centros dedicados a reciclar plásticos estadounidenses son algunos de los países más pobres del mundo como Bangladesh, Laos, Etiopía y Senegal”. Estados Unidos se negó en mayo de este año a firmar un tratado que da a las naciones el poder de prohibir la importación de basura plástica contaminada o difícil de reciclar. En ese esquema y gracias a esta decisión del macrismo, Argentina termina de insertarse en el mundo, más cerca de Bangladesh que de Noruega.
En 2017, China prohibió el ingreso de la basura norteamericana porque en su mayoría estaba contaminada con alimentos y no se podía reciclar. Andrew Spicer, que es profesor de responsabilidad social empresaria de la Universidad de Carolina del Sur y miembro de la Junta asesora de reciclaje de su Estado señaló a The Guardian que “la gente no sabe lo que ocurre con sus residuos, cree que está salvando al mundo, pero el negocio internacional del reciclaje lo ve como una manera de ganar dinero. No hay regulaciones mundiales, sólo un gran mercado sucio que permite que algunas compañías se aprovechen de un mundo sin normas”.
Desde la prohibición china, la basura norteamericana se ha convertido en una papa caliente, porque tras el gigante asiático, otros países como Vietnam, Malasia y Tailandia, se sumaron a esa prohibición.
En su estrategia de inserción de Argentina en el mundo, el gobierno de Cambiemos quiere recibir esa basura que rechazan otros países y solamente aceptan los más pobres. Y como Argentina no tiene tradición ni cultura de reciclaje de su propia basura, resulta obvio que la que se importe incrementará la contaminación ambiental.
“Que el dólar se vaya adonde se tenga que ir y que los argentinos aprendan a votar” fue la frase que habría dicho Macri tras su derrota en las PASO. Sonó a revancha y venganza. Sonó a desear el mal a los argentinos, a los que lo votaron y a los que no. Todos se embroman con las megadevaluaciones. Lo de convertir al país en basurero del mundo parecería otra reacción de despedida rencorosa como la de soltar el dólar.
Luis Bruschtein
Publicamos a continuación el comunicado de prensa emitido por la Asociación civil de los trabajadores de la economía popular argentina, en rechazo al último decreto de Macri referido a la importación de residuos:
"En plena crisis Macri saca un decreto que facilitar la apertura indiscriminada de importaciones de basura cuyo impacto económico y ambiental podría ser de dimensiones catastróficas.Fuente
Es el decreto 591/2019 firmado el 27 de agosto, que modifica el decreto 181/1992. La medida original surge después de que se destape el escándalo de la importación de residuos radiactivos por parte del gobierno de Menem. En los hechos definía que para la importación de residuos se debe pedir una autorización de la autoridad ambiental, actualmente el ex ministerio, ahora secretaría de ambiente y desarrollo sustentable encabezado por Sergio Bergman. Con la nueva modificación se le quita este control a materiales reciclables como cartón, papel y plásticos permitiendo la importación indiscriminada.
Esta medida nos deja abiertos a ser el basural del mundo. Mientras hace un año China cerró la importación de estos residuos debido a que entre los materiales reciclables recibían todo tipo de residuos imposibles de ser procesados, Argentina abre sus puertas para recibir las miles de toneladas de basura que tienen acumuladas de los containers que les rebotaron del gigante asiático.
En Argentina hay alrededor de 150000 cartoneros que trabajan en basurales y en la calle sin derechos ni acompañamiento del Estado. Desde que asumió el Bergman venimos pidiendo la intervención de Ambiente para mejorar las condiciones de trabajo y así potenciar el trabajo ambiental que hacen los recicladores.
Jacquelina Flores, referente de la FACCYR, agregó "lejos de acompañar a los más humildes y ayudar a que el material reciclable vuelva a la industria, el decreto quita controles y favorece la importacion de basura."
Por otro lado, en momentos difíciles del país en materia cambiaria, la medida favorece la salida de dólares agrandando el déficit de balanza comercial.
Exigimos que esta media se revierta de forma inmediata y que el gobierno nacional genere una política para fomentar el reciclado a partir del trabajo que ya realizamos los cartoneros."