Argentina: la cara y la cruz de las empleadas domésticas

Publicado el 18 abril 2012 por Hogaradas @hogaradas

Cuando a los 17 aсos llegу a Buenos Aires desde su Ledesma natal, la jujeсa Dora Antonina se asombrу de conocer una ciudad inmensa, pero tambiйn le llamу la atenciуn que muy poca gente conocнa a sus vecinos. “Allб nos conocнamos todos con todos, siempre sabнamos lo que le pasaba al vecino de al lado, y tambiйn a los del barrio. Sin embargo en Buenos Aires muchas personas ni siquiera conocen a los que viven en su mismo edificio. Siempre me pareciу raro.”

Junto a dos de sus cuatro hermanas, Dora viajу a Buenos Aires para instalarse en la casa de una tнa que vivнa en Lanъs. Llegу atraнda por las promesas de su tнa que le aseguraba que la Capital estaba llena de oportunidades para crecer laboralmente. “Primero pensй en venir seis meses, o un aсo para conocer, pero como conseguн trabajo tan rбpido, optй por quedarme”, recuerda Dora. El trabajo que consiguiу fue limpiando la casa de uno de los jefes de su tнa.

“Era una casa muy grande, en Banfield, que estaba medio abandonada, y necesitaba mucho trabajo; por eso, me contrataron para ayudar a otra empleada que hacнa mucho tiempo que trabajaba ahн.” En un principio, todo iba bien para Dora; la familia que la contratу se habнa encariсado mucho con ella. Pero al poco tiempo de su llegada, las cosas cambiaron. “De repente empezу a faltar plata en la casa, y el clima no era el mismo”, recuerda Dora, a quien seсalaron como la responsable de la desapariciуn del dinero. “Me sentн muy mal porque me considero una persona honrada, y al poco tiempo, descubrн que era la otra empleada quien robaba el dinero a escondidas.”

Luego de meditar, y descartar un posible regreso a su provincia, Dora siguiу trabajando como empleada de limpieza, pero cambiу de rubro. “Ahн fue que decidн que nunca mбs trabajarнa en casas de familia, para evitar este tipo de situaciones.” Ahora sуlo se dedica a la limpieza de oficinas y lugares de trabajo, y jamбs volviу a sufrir ninguna situaciуn incуmoda.

A sus 42 aсos, Marнa Gladys Ferreyra tuvo muchas profesiones, pero sin dudarlo se queda con las tareas domйsticas. “Cuando terminй el secundario, enseguida empecй a trabajar. Hice de todo: fui niсera, telefonista, asistente en una farmacia y hasta atendн un puesto de venta de flores, pero siempre me gustу trabajar en casas de familia”, reconoce Gladys, quiйn hace diez aсos se encarga de la limpieza y el cuidado de una casa familiar en Avellaneda.

“La familia que me contratу es muy buena conmigo, y nunca tuvimos ningъn tipo de problemas ni roces. Hasta me han llevado de vacaciones con ellos, y me hacen sentir como si verdaderamente fuera parte de la familia: si fuera por mн, me quedarнa con ellos por siempre”. En los ъltimos aсos, Gladys tomу un par de clases de peluquerнa, y sueсa con abrir su propio local cerca de su casa de Florencio Varela, pero sin dejar de lado su otro trabajo. “Alguna vez estuve enferma y no pude ir a trabajar, y mi hija Valeria me reemplazу. Quizбs en un futuro, yo me dedique a tiempo completo a la peluquerнa y ella me suplante en la casa donde trabajo”, se esperanza Gladys.

Fernanda Del Valle trabajу como empleada domйstica los ъltimos tres aсos de su vida, luego de abandonar dos veces la escuela secundaria, y probar suerte en diversos trabajos. Hoy se encarga de la limpieza de una casa en Lomas de Zamora, y ademбs por las noches cuida a una seсora mayor (abuela de la familia que le da trabajo) que vive sola en un pequeсo departamento.

“A pesar de lo que se cree, que las empleadas son maltratadas y menospreciadas, en mi caso eso nunca se dio. Es mбs, tuve otros empleos donde me trataron mucho peor que en la casa donde trabajo ahora”, seсala Fernanda, quien hace poco tiempo hizo una especie de trato con su empleadora. “La seсora me insistнa siempre que tenнa que terminar la secundaria. Ella es profesora de inglйs y decнa que me querнa ayudar a estudiar, entonces yo le prometн que iba a terminar mis estudios, si ella me ponнa en blanco”. A partir de agosto, Fernanda empezarб a cursar algunas materias en un bachillerato para adultos, en la escuela donde trabaja su empleadora, pero ya le asegurу que aunque consiga su tнtulo, no tiene pensado dejar el trabajo y hacerle compaснa a la abuela, quien todos los dнas le cuenta un secreto nuevo para preparar los mejores platos, tal como los hacнa ella.

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