Salimos a las 8 de la mañana para visitar la Iglesia de Jesús María y la Estancia Jesuítica de Santa Catalina, que junto con la Manzana de las Luces en Córdoba, forman parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2000.
En hora y media llegamos a la Terminal de Autobuses de Jesús María donde un taxista se ofreció a llevarnos por un precio módico.
De camino el buen hombre nos dio un repaso de cómo se encuentra en la actualidad el país: las pensiones son unos 140 euros de media, en la época de Menem se vendió todo y el dinero desaparecía, se creó una deuda de 50.000.000 millones de dólares y la moneda fue devaluando. Es cuando empezó el tema del “Corralito”, etc.
Nos explicaba que los campos cercados que veíamos por el camino son donde vienen los americanos para cazar palomas pues aquí está permitido disparar con munición de plomo.
El taxista tenía ganas de hablar, continuaba con el tema del divorcio, que en su pueblo uno no podía casarse de nuevo por la iglesia si se había divorciado, unas leyes estrictas que se oponían a ello, no como en B.A. que no había problema alguno.
Con la charla enseguida llegamos a la Iglesia de Jesús María donde un guardia nos dio la bienvenida. Primero visitamos la iglesia, preciosa, decorada toda en yeso blanco y azul y el techo adornado de lindas lámparas de cristal.
Su interior contenía una exposición de objetos arqueológicos de la cultura afro-indígena. Estas iglesias se hicieron construir por esclavos africanos de Angola comprados por los jesuitas de la Manzana de las Luces y que se les compraba por el estado de los dientes, pues no se les consideraba personas.
Al pasar al claustro, nos damos cuenta de su antigüedad, la iglesia se empezó a construir en el 1621 y se tardaron décadas en terminarla por sus constantes variaciones.
Alrededor del claustro había otra exposición sobre reliquias y restos arqueológicos de las diferentes comunidades indígenas de la zona de Córdoba, así como de Perú y Bolivia. También vimos monedas, libros, vestimentas religiosas y tallas de la época.
A otros 20km con los últimos 13km de ripio, (parece ser que los campesinos no quieren que se modifique la carretera) se encontraba la Estancia Jesuítica de Santa Catalina. Pagamos la entrada y al ser privada se obligaba a una visita guiada para conocer las estancias más interesantes.
Nuestro guía era muy amable, nos explicaba que la familia, dueña de la Estancia, suele venir a pasar la Semana Santa y la estaban preparando.
La Estancia, construida en 1622 destaca por su iglesia de dos torres de estilo colonial. En su interior, de 60 habitaciones y 10 baños, albergaba también patios, talleres y galerías.
Se alquilaban habitaciones gestionada por la misma familia y el guía nos dijo que esa misma tarde tenían una boda a las 1830hy que todo el pueblo estaba invitado, que se juntarían unas 500 personas y que la fiesta acabaría a eso de las 0430 h de la madrugada.
La pareja cordobesa que nos acompañaba en la visita nos comentó que si íbamos a comer en Jesús María había un restaurante donde hacían parrillas y pasta fresca. Así que al salir de la visita le indicamos al taxista que nos llevara allí, además tan sólo se encontraba a seis cuadras de la Terminal de Autobuses para volver a Córdoba.