Río Uruguay es la compañía que nos lleva hacia las cataratas en una media hora desde Puerto Iguazú.
Nos ponemos en la pequeña cola que hay para pagar la entrada. Está lloviznando y lo primero que hacemos una vez tenemos las entradas es ir a buscar el tren que lleva a la parte más lejana del parque, justo donde se encuentra la Garganta del Diablo, la misma que vimos desde el lado de Brasil cuando entonces tomamos una barca hasta Isla San Martín donde llegamos hasta la misma caída de aguas revueltas, mojándonos por completo allá por el año 1997.
Aquella vez sólo pudimos visitar el lado brasileño pues hubo un incidente que fue imposible visitar el parque del lado argentino. Un puma había atacado a un bebé de un guarda forestal, se había salido de su ruta y tuvieron que cerrar el parque.
Durante tres días cruzábamos con el autobús cada día al lado argentino por si lo abrían pero no pudo ser, así que después de veintidós años aprovechamos este viaje para por fin poderlas ver.
Después de bajar del tren, caminamos unos 700 metros hacia la Garganta del Diablo donde podemos presenciar la caída de las cañadas de agua desde lo alto. Las vistas son maravillosas, asombrándonos de la fuerza de la naturaleza.
Retrocedemos hacia el tren por las pasarelas de madera y tomamos el camino verde que lleva a la estación Cataratas.
El Río Iguazú es el que nos va acompañando en todo momento. Es un afluente del Río Paraná. Los coatíes deambulan a sus anchas por el parque.
Desde aquí tomamos el sendero del circuito superior. Es un trayecto de 1,7km llegando a las cascadas Dos Hermanas, pasando por las cascadas Bosetti, Adán y Eva, Bernabé Méndez y el Salto Mbigua, todas ellas espectaculares.
Llegamos a la zona de San Martín, donde se encuentra la isla, y volviendo por un sendero diferente nos encontramos con el circuito inferior bajando por unas escaleras.
Es un trayecto de 1,4km pasando por Saltar Lanusse, la cascada Alvar Núñez Cabeza de Vaca llegando a las impresionantes cascadas Basetti.
Alvar Núñez Cabeza de Vaca fue un conquistador español que llegó a ser gobernador de Paraguay. Descubrió las cataratas en 1541, tras cruentas luchas con la naturaleza y lo ignoto en su temerario viaje por las selvas brasileñas atlánticas, en busca de una vía al Río de la Plata.
Aquí se le rinde homenaje en una placa conmemorativa en la cascada que lleva su nombre.
Pasamos por las Chico Falls donde nos hacen una foto y volvemos a pasar por las cascadas Dos Hermanas, preciosas desde su nivel inferior.
Quedando satisfechos con esta excursión de más de 6 horas, llego a la conclusión que las Cataratas de Iguazú son complementarias tanto desde el lado argentino como del brasileño. Una maravilla de la naturaleza que espero y deseo podamos preservar por mucho tiempo.