Argentino se declara “ex-fidelista” tras visitar Cuba

Publicado el 11 octubre 2015 por Yusnaby Pérez @yusnaby

La redacción de Yusnaby Post recibió este mensaje de un periodista argentino luego de que visitara Cuba por primera vez. En él, reflexiona sobre lo que vio y envía unas palabras a los cubanos. Aquí reproducimos íntegramente el texto:

10 de octubre de 2015

Soy “ex-fidelista“. Y digo fui, porque dejé de serlo hasta que visité no hace tanto y conocí la realidad de la Isla por mis propios ojos.

Grande fue mi decepción de ver como resultó aquello por lo que tanto argumenté y defendí; creyendo a rajacincha la idea del “Hombre Nuevo” del Che y las conquistas para propender hacia una sociedad más horizontal, una comunidad mucho más justa que la mostrada por el capitalismo voraz e imperialista. Pero no.

Conversé con algunos de ustedes y terminé por darme cuenta. Me dí de bruces con lo que creía y tristemente hoy ya sé que no es. Y tal vez no lo fue nunca. Y como dice Arjona en su tema “Puente”: “yo que no tengo vela en este entierro igual muero por la pena“.

Soy argentino igual que Guevara, y siento que si el Che viviera para ver esto que hizo Fidel, lo fusilaría de inmediato.

La Revolución terminó siendo, a mi entender, peor que la tiranía. Fidel fue siempre un gran señor feudal con ansias eternas de poder manejando la cosa como su “pequeña finca”; sin tener en cuenta a los millones de compatriotas que conviven con él.

Comenzó diciendo “lo que no era” para terminar convirtiendose en algo que creo tampoco “nunca fue”: comunista. Sólo por praxis política, para bancar las espaldas de los yankis no más. Nunca confió en sus hermanos, en su pueblo y la pericia de estos para resolver las cosas y todos los problemas que los acuciaban: porque es un totalitario, un talibán de un sistema que sólo hoy en el siglo XXI, tiene dos muestras, dos fotos… Uno claro es Cuba y el otro en el extremo Oriente, la Corea del Norte. Ambos con liderazgos mesiánicos.

Fidel siempre apoyado en otros: antes en los rusos, luego en Chávez y sus dádivas de oro negro y ahora Raúl, apostando al salvavidas del deshielo y entonces como a principios del siglo XX; otra vez a los botes de las banderas con barras y estrellas.

Pero como no hay mal que dure 100 años, hoy creo que todo empieza por derrumbarse. El Papa fue muy hábil. Es muy político. Lo conozco. Es peronista. Va despacio. Con ningun gesto que embarre el fin buscado.

Es más, a veces sueño que muerto Fidel, por ahí Raúl pueda llegar a convertirse en el gran estadista y sin ataduras de nada, suelte marras y “aggiorne” este sistema, para forjar de a poco uno de transición, de pluripartidos que busque una mejor apertura buscando en ese paso de un sistema a otro amortiguar golpes, cambios traumaticos o profundas sangrías. Que desde ya cuando se toca fondo seran inevitables.

Es cambiar las cabezas de los cubanos, de tres generaciones criadas y crecidas a la sombra del socialismo caribeño donde el papá Estado todo lo cuida pero ya casi ni provee. Claro que hay cosas para rescatar aún. Y es lo bueno que en esencia todavía tienen. Y digo en esencia porque la infraestructura y los insumos o los recursos humanos, sabemos que son escasos o de menor valía. Por lo que podamos endilgar. Y me refiero a la educación, la salud y la seguridad social para todos los cubanos. Porque de comer hace rato que tampoco alcanza.

El mérito de Fidel, Raúl y el buró del Partido Comunista de Cuba, fue ganar la ‘batalla cultural‘ para afuera y exportar su épica de combate antiimperial para que muchísimos de nosotros que no estabamos allí, compráramos a ojos cerrados ese paquete completo, al final una especie de fabula negra. Un país donde las libertades civiles no son respetadas, donde pensar distinto es delito, definitivamente no es un país libre. ¿Cómo puede ser que no exista rendición de cuentas acerca de las enormes inversiones e ingresos que genera la principal industria del país como lo es el turismo? De esos miles de millones de dólares pero que evidentemente al pueblo por lo que se palpa en las calles, no le llegan ni las migajas.

Con una falacia de sistemas democrático de representantes que es original pero la verdad no ha cambiado en mucho la vida pauperrima de las personas. Y les aclaro que nunca he sido ni soy un admirador de las falsas mieles del capitalismo, ya que no me parece la panacea de nada.

Pero un ser humano, cubano o cualquiera, merece una vida digna. Y no tener que corromperse a diario para ver que almuerza o que cena. Ni que hablar de poder darse gusto con esos sueldos de hambre y de miseria que son papel picado. Cómo no va a arreciar la corrupción, si indirecta o directamente se la está fomentando desde el mismo Estado. Se le ve por todos lados. Y es la desesperación de buscar negociar lo que sea en sus calles, nada más que por la moneda, por el simple hecho de sobrevivir. Al final es el famoso ‘salvesequienpueda’.

Una economia que se basa en una doble moneda. Paga al trabajador en pesos cubanos pero establece los precios reales en pesos convertibles. Esto es ciertamente un genocidio atroz y no tan silencioso. No todos los cubanos reciben remesas en billetes verdes de Miami o de donde fuere. ¿Cuántos trabajan en el turismo para agraciarse de generosas propinas? Pocos, muy pocos en proporción al resto.

Insisto: el problema más grande que tuvo y tiene la Isla es la enfermedad de poder de los hermanos Castro. Ellos son la traba más enorme y peor burocracia que sigue asfixiando a todos ustedes hermanos cubanos, que hace muchos años por miedo y por un sistema represor a ultranza , no se animaron a cambiar, a luchar para volcar, para revertir su misma historia. Tal vez los cubanos sobresalientes, los más pensantes quisieron pero no intentaron, y no tardaron en irse, no aguantaron y se fueron al exilio.

De nada sirve ningún sistema politico, menos el socialismo cubano, si en definitiva no mejora la vida de la gente. Y que la culpa fuese toda del bloqueo, a otro lado con ese cuento. Al contrario.

Libertad para los cubanos, para ser soberanos y decidir libremente quien los gobierne. Por un Maleconazo como el del 94, por miles y miles de Damas y Hombres de Blanco. Para imitar aquella caída del Muro de Berlín. Pero a tener en cuenta que ese cambio lo tienen que hacer ustedes mismos. No hay otra salida.

Cueste lo que cueste y caigan los pocos o miles que tengan que caer. “El pueblo unido jamás sera vencido“. En la juventud hay que depositar la esperanza para forjar el cambio.

@PIDE67

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