“Nací en Buenos Aires porque mis viejos trabajaban acá, pero soy uruguayo”.
Totalmente identificado con el color del cielo, transformó sus manos en llaves de felicidad para millones de personas en la Banda Oriental. Más allá de ese manojo de sentimientos y emociones, Fernando Muslera vio la vida en tierras porteñas el mismo año en que Argentina alcanzó su segunda Copa del Mundo. Y, a pesar de haber emigrado rápidamente de estos pagos y saberse charrúa, MuyFútbol lo seleccionó como el protagonista de esta nueva edición de Argentinos Exiliados.
SEGURIDAD. Muslera, confianza en el arco celeste.
Muslera disfruta del lujo que ningún otro jugador argentino tiene en el presente: integró la selección campeona de América y finalizó entre los cuatro mejores en la última cita mundialista. Su excelente reputación en el ambiente futbolístico dio sus primeros pasos en Montevideo Wanderers, club al que llegó cuando era apenas un preadolescente de 13 años. “Es el equipo que me llevó a lo que soy hoy por hoy, recuerdo ir a entrenar con compañeros en bicicleta al Parque Viera. Más que un club de futbol, es una familia. La verdad que el que lo vivió de adentro lo puede decir con todas las palabras”, explica.
Debutó en Primera División llegó en 2004, y su ya conocida jerarquía para defender los tres palos le permitió vestir el buzo de diversas selecciones juveniles, convirtiéndose en una de las fructíferas promesas uruguayas. Dos años después, el joven arquero abandonó la institución Bohemia y fue transferido al poderoso Nacional. Pero en el Gran Parque Central tampoco permaneció demasiado tiempo y sólo consiguió la extinta Liguilla Pre-Libertadores, en el año 2007, ya que posteriormente partió hacia tierras europeas.
Su siguiente destino en el globo apareció en el corazón de la península itálica, donde despegó y evidenció un rendimiento promisorio. En Lazio colaboró para que la escuadra romana conquistara la Copa y Súpercopa de Italia, en 2009. Estos títulos resultaron ser las estrellas conseguidas por Muslera en el país de la bota. Por otra parte, el guardameta empezó a disfrutar más minutos en la Selección de Uruguay comandada por Oscar Tabárez y se asentó definitivamente en la puerta Celeste durante el tramo final de las eliminatorias de Sudáfrica 2010.
Tras la clasificación al Mundial, la fe desbordaba el alma de Muslera y del plantel. El proyecto comandado por el ex entrenador de Boca brindaba sustentos sólidos para que el sueño de resurgimiento de la formación más ganadora del continente siguiera en pie. “El nivel de jugadores de la selección es muy alto. Casi todos juegan en Europa. Si pasamos el grupo vamos a ser la sorpresa. El candidato más serio es España. Después, claro, está Brasil. Y la sorpresa va a ser Uruguay”, auguró en su momento. Eventualmente, la premonición se cumplió y, gracias a sus manos, la formación oriental llegó a semifinales, donde cayó ante Holanda y, en el partido por el tercer puesto, frente a la Alemania de Bastian Schweinsteiger.
La caída frente a los Países Bajos y el seleccionado teutón no resintió la estructura del modelo uruguayo. En la Copa América Argentina 2011 se erigió en una de las figuras de su equipo junto a Diego Forlán y fue el principal responsable de dejar en el camino a un alicaído cuadro anfitrión, al destacarse en la tanda de penales. “Este es uno de los mejores partidos de mi corta carrera”, expresó el segundo mejor arquero de la competición después de la épica noche en el Cementerio de los Elefantes. Y la algarabía máxima sucedió en su ciudad natal, cuando Paraguay sucumbió contra los rioplatenses, que se adueñaron de su 15a copa: “Llevamos a Uruguay al lugar más alto de América, a que sea el equipo con más títulos”.
Muslera, clave en la eliminación argentina de la Copa América 2011:
El Galatasaray turco posó sus ojos sobre la figura del arquero de casi dos metros de altura y 25 años y abonó casi 7 millones de Euros por su ficha. En el gigante otomano marcó su único gol como profesional a través de un penal, en la victoria (4-0) de su equipo sobre el Manisaspor. “Nunca me voy a olvidar de este momento, fue mi primer gol en mi carrera en primera división. La sensación es extraordinaria, absolutamente diferente a estar del otro lado”, relató.
El gol de Fernando Muslera para Galatasaray:
La historia marca que Néstor Fernando Muslera Micol nació en Buenos Aires. El latir de su corazón indica que su alma hizo lo propio del otro lado del Río de La Plata. Actualmente, los colores amarillo y rojo del León son defendidos por un flaco rubio, de manos porteñas y celestes.
Ediciones anteriores de Argentinos Exiliados:
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