Argumento: 'Lo racional es ser egoísta, por lo tanto, debemos ser egoístas'

Por Respuestasveganas @respuestasvegan

PROLEGÓMENO: En la entrada anterior vimos que el egoísmo psicológico es una teoría errónea sobre la "naturaleza humana", pues no es verdad que los humanos siempre actúan buscando su propio interés; a veces actúan de manera altruísta[1]. De todas formas, lo que somos no debe determinar lo que debemos ser o hacer.
En esta entrada responderemos a las siguientes preguntas: ¿es racional mirar sólo por los propios intereses? ¿debemos mirar sólo por los propios intereses?


El egoísmo racional es la tesis que dice que la búsqueda del propio interés es siempre racional. Por lo tanto, como debemos actuar de manera racional, algunas personas dicen que cada uno debe mirar por sus propios intereses(1); a esta teoría normativa se la conoce como egoísmo ético.
Por ejemplo, el egoísmo racional es la base de la ética “objetivista”, una teoría de egoísmo ético que defendía Ayn Rand (1905-1982):

“El hombre, -cada hombre-, es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por sí mismo y para sí mismo, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros. La búsqueda de su propio interés racional y su felicidad es el más alto propósito moral de su vida”. Ayn Rand, The Virtue of Selfishness (La Virtud del Egoísmo) (1961)


Según el egoísmo racional, la acción altruísta es irracional, pues ésta no busca el interés propio sino ayudar a otros aún a costa de sacrificar los propios intereses (tiempo, proyectos, bienes, incluso la vida). Por lo tanto, como el egoísmo racional considera que la acción altruista es irracional, entonces el egoísmo ético la considera éticamente incorrecta. El egoísmo ético permite que ayudemos a otros, pero no de manera altruísta sino sólo cuando ayudarles nos beneficie. Esta es la razón por la que el egoísmo ético rechaza el derecho de auxilio[2]. Para Ayn Rand, aquellos que promueven la ética del altruismo no merecen ni siquiera desprecio:

"Parásitos, gorrones, saqueadores, bestias y matones no pueden tener ningún valor para un ser humano; ni puede él obtener ningún beneficio de vivir en una sociedad orientada a las necesidades, exigencias y protecciones de ellos, una sociedad que lo trata como a un animal que se puede sacrificar y lo penaliza por sus virtudes con el fin de recompensarlos a ellos por sus vicios; esto es lo que significa una sociedad basada en la ética del altruismo". Ayn Rand


EGOÍSMO Y ECONOMÍA:
El egoísmo racional es el estándar de comportamiento postulado por la teoría de la elección racional en ciencia política y por la economía neoclásica.
A veces los egoístas éticos dicen que si todos y cada uno de nosotros sólo mirase por sus propios intereses entonces mejoraría el bienestar de la sociedad. Como dice Robert G. Olson en su libro The Morality of Self-Interest (1965): “Es más probable que el individuo contribuya al mejoramiento social cuando procura racionalmente sus mejores intereses de largo plazo”. Añaden que no debemos entrometernos en la vida de los demás para ayudarles y que hacerlo significa robarles su dignidad. Lo mejor para ayudarles es no ayudarles.
A partir de esta idea, se intenta justificar racional y éticamente el capitalismo. Según Ayn Rand, el capitalismo es un sistema económico racional y, por lo tanto, éticamente superior. En su obra Un estudio sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones (1776), Adam Smith (1723-1790) presenta un argumento en favor del egoísmo como ideal práctico, al menos en el ámbito económico. Smith defiende en ella la libertad de los empresarios para perseguir su propio interés, es decir, sus beneficios, por los métodos adecuados (según su criterio) de producción, contratación, ventas, etc., en razón de que esta ordenación general es la que mejor fomentaría el bien de toda la comunidad. Según la concepción de Smith, el fomento de cada empresario de su propio bien, no obstaculizado por la limitación legal o moral autoimpuesta de proteger el bien de los demás, sería al mismo tiempo el fomento más eficaz del bien común. Smith creía que esto había de suceder porque existe una "mano invisible" (los efectos dominantes del propio sistema de libre empresa) que coordina estas actividades económicas individuales no coordinadas.
Formulamos de forma más clara el argumento que utilizan dichas personas. Éste iría como sigue:
Egoísmo ético en lo individual:
(A1) “Debemos actuar de manera racional”.
(A2) “Lo racional es mirar siempre por el propio interés”.
(A3) Como (A1) y (A2) es verdadero entonces “Debemos mirar siempre por el propio interés”.
y añaden egoísmo ético en lo social:
(A4) “Aunque el altruismo fuera lo correcto, no estamos familiarizados con los deseos y necesidades de los demás, por lo tanto, si les ayudamos nos entrometeremos en sus vidas y les haremos más mal que bien”.
(A5) “Aunque al ayudar a los demás les hagamos bien les estamos degradando, robándoles su dignidad y su respeto propio; les estamos diciendo que no son competentes para cuidarse a sí mismos”.
(A6) Como (A3) y (A4) y (A5) es verdadero entonces “Debemos rechazar las políticas que velan por los intereses de otros, pues cuando cada uno mira su propio interés es más probable que contribuya al mejoramiento social”.
(A7) Como (A6) es verdadero entonces “Debemos promover una sociedad capitalista”.
RESPUESTA VEGANA:
Este argumento puede rebatirse de las siguientes maneras:
1. Uso de falacias:
(i) El egoísmo ético utiliza la falacia del falso dilema. El egoísmo ético nos pone ante el dilema de elegir entre mirar siempre por nuestros propios intereses (egoísmo ético) o en no mirar nunca por ellos (altruismo); pero la perspectiva del sentido común está entre los dos extremos. Dice que ambos, los intereses propios y los ajenos, son importantes y deben contrapesarse: no todos los intereses son igual de importantes, pues existe una jerarquía de intereses. De la misma manera que damos más importancia a nuestros intereses fundamentales que a nuestros intereses banales, a veces, también deberemos dejar a un lado nuestros intereses banales para actuar a favor de los interés fundamentales ajenos; otras veces, resultará que uno deberá ocuparse de sí mismo.
2. Desde el punto de vista científico:
(ii) El egoísmo no es racional. La teoría del egoísmo racional afirma, usando categorías universales, que “siempre es racional que cada individuo actúe buscando su propio interés”, pues eso le proporcionará mayor bien que si no lo hace. El dilema del prisionero muestra que el mayor bien para uno mismo no se obtiene compitiendo con los demás sino cooperando con ellos:

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"Supongamos que vives en una sociedad totalitaria, y un día, para tu asombro, te detienen y te acusan de traición. La policía dice que has estado conspirando contra el gobierno junto con un hombre llamado Pérez, que también ha sido detenido y que está preso en otra celda. El interrogador te exige que confieses. Tú alegas tu inocencia; ni siquiera conoces a Pérez. Pero esto no sirve de nada. Muy pronto queda claro que tus captores no están interesados en la verdad; por razones que sólo ellos conocen, lo único que les interesa es condenar a alguien, de modo que te ofrecen el siguiente trato:
• Si Pérez no confiesa, pero tú confiesas y declaras en contra de él, te liberarán; mientras que Pérez, quien no cooperó, quedará encarcelado 10 años.
• Si Pérez confiesa y tú no, la situación será la inversa: él será puesto en libertad mientras que a ti te echarán 10 años.
• Sin embargo, si ambos confiesan, cada quien recibirá una sentencia de cinco años.
• Pero si ninguno confiesa, no habrá suficientes pruebas para condenar a ninguno de los dos. Los podrán tener presos durante un año, pero luego tendrán que dejar a
ambos en libertad.
Finalmente, te dicen que le han ofrecido a Pérez el mismo trato, pero no puedes comunicarte con él y no tienes modo de saber lo que hará. El problema es éste: suponiendo que tu único fin es pasar el menor tiempo posible en prisión, ¿qué debes hacer? ¿Confesar o no confesar? Para los fines de este problema, debes olvidarte de mantener tu dignidad, de hacer valer tus derechos y de otras ideas similares. Debes también olvidarte de tratar de ayudar a Pérez. El problema es estrictamente acerca de calcular qué es lo que va en tu mejor interés. La pregunta es: ¿qué te pondrá más pronto en libertad? ¿Confesar o no confesar?
A primera vista, puede parecer que la pregunta no puede responderse a menos que sepas lo que hará Pérez. Pero ésa es una ilusión. El problema tiene una solución perfectamente clara: haga lo que haga Pérez, debes confesar. Esto puede demostrarse con el siguiente razonamiento:
1. O bien Pérez va a confesar o no lo va a hacer.
2. Supongamos que Pérez confiesa. Entonces, si tú confiesas te echarán cinco años, mientras que si no confiesas te echarán 10. Por tanto, si él confiesa, te irá mejor confesando también.
3. En cambio, supongamos que Pérez no confiesa. Entonces estás en esta posición: si confiesas, te pondrán en libertad, mientras que si no confiesas, te quedarás en prisión un año. Claramente, entonces, aun si Pérez no confiesa, te irá mejor de todos modos si tú lo haces.
4. Por tanto, debes confesar. Esto te pondrá lo más pronto en libertad, haga lo que haga Pérez.
Hasta aquí, todo va bien. Pero hay una trampa. Recuerda que a Pérez le han ofrecido el mismo trato. Suponiendo que no es tonto, también él concluirá, a partir del mismo razonamiento, que debe confesar. De este modo, el resultado es que ambos confesarán, y esto significa que les van a echar a ambos sentencias de cinco años. Pero si hubieran hecho lo opuesto, cada uno habría salido en sólo un año. Ésa es la trampa. Por buscar racionalmente sus propios intereses, ambos terminaron peor que si hubieran actuado de otro modo. Eso es lo que hace del dilema del prisionero un dilema.
Es una situación paradójica: tanto a ti como a Pérez les irá mejor si ambos, simultáneamente, hacen lo que no va en su propio interés.
Si te pudieras comunicar con Pérez, por supuesto, podrías llegar a un acuerdo con él. Podrían acordar que ninguno de los dos confesará; entonces ambos podrían obtener la libertad en un año. Cooperando, a ambos les iría mejor que si actuaran por su cuenta. Cooperar no le dará a ninguno de los dos el resultado óptimo —la libertad inmediata—, pero les dará a ambos un mejor resultado del que cada uno podría obtener si no cooperaran.
Sería vital, empero, que cualquier acuerdo entre ambos se pudiera hacer cumplir, porque si él incumple y confiesa, mientras que tú cumples con el trato, entonces terminarías cumpliendo la condena máxima de 10 años, mientras que él quedaría en libertad. Así, para que sea racional cumplir tu parte de un trato semejante, habrás de tener la seguridad de que él va a cumplir su parte (y por supuesto, él tendría la
misma preocupación de que tú incumplieras). Sólo un acuerdo que se pueda hacer cumplir podría dar una salida al dilema, para cualquiera de los dos." James Rachels, Introducción a la Filosofía Moral


Además, aunque el mayor bien para uno mismo se obtuviera actuando de manera egoísta, en lugar de actuando cooperativamente, eso seguiría siendo irracional, pues se antepondría el sentimiento de amor a uno mismo sobre los intereses legítimos de otros individuos. Además, se buscaría maximizar el bien de manera parcial, en lugar de maximizarlo de manera absoluta.
3. Desde el punto de vista de la Ética:
(iii) El egoísmo racional es arbitrario. Al decir que lo racional es mirar siempre por los propios intereses se está diciendo que es racional negar los intereses fundamentales de los demás. La razón que da el egoísmo racional para negar los intereses fundamentales de los demás es que “los demás no son yo”, lo cual es una discriminación arbitraria llamada egoísmo. Los intereses de otras personas deben importarnos por la misma razón por la que nos importan nuestros propios intereses; porque sus necesidades y deseos son comparables a los nuestros. Darse cuenta de esto, de que estamos en igualdad de condiciones unos con otros, es lo que constituye la razón más profunda de por qué nuestra moral debe incluir algún reconocimiento de las necesidades de otros, y de por qué, entonces, el egoísmo ético fracasa como teoría moral.
Lo racional es que los intereses fundamentales no sean frustrados, independientemente de que sean los intereses fundamentales propios o los intereses fundamentales de otros individuos.
(iv) El egoísmo ético no puede resolver los conflictos de intereses. Un conflicto de intereses se produce cuando los intereses de un individuo son incompatibles con los intereses de otro. La Ética debe ofrecer soluciones a los conflictos de intereses. Si, como defiende el egoísmo ético, lo ético es actuar siempre de acuerdo al propio interés entonces los conflictos de intereses deberían resolverse por la ley del más fuerte. Es decir, el egoísmo ético no promueve la resolución de conflictos sino el aumento de ellos al decirnos que debemos comportarnos como se vive en la naturaleza: imponiendo los intereses de unos individuos sobre los intereses de otros (el pez grande se come al pez pequeño), por ello, podemos decir que el egoísmo ético es simplemente un egoísmo a secas.
(v) El egoísmo ético es una contradicción lógica. La regla que dice que “la acción éticamente correcta es aquella que favorece a los propios intereses” es una contradicción lógica. Según el egoísmo ético, si realizar una acción K favorece los intereses de una persona A, pero a su vez perjudica los intereses de una persona B entonces el deber de A es hacer K y el deber de B impedir K; pero como es éticamente incorrecto impedir que alguien cumpla con su deber entonces es éticamente incorrecto que B impida que A realice K; por lo tanto, es éticamente correcto y éticamente incorrecto que B impida K. Una acción no puede ser éticamente correcta y éticamente incorrecta al mismo tiempo, eso es una contradicción, por lo tanto, la suposición del egoísmo ético que dice que el deber de cada persona es hacer aquello que va en su mejor interés no puede ser verdad.
Pero esta conclusión puede ser invalidada rechazando la premisa que dice que siempre “es incorrecto impedir que alguien cumpla con su deber”. Según el egoísmo ético, el que uno deba impedirle a alguien que cumpla con su deber depende completamente de si sería provechoso para uno hacerlo.
El error lógico es de otro tipo. Según el egoísmo ético, si realizar una acción K favorece los intereses de una persona A, pero a su vez perjudica los intereses de una persona B entonces el deber de A es hacer K y el deber de B impedir K, pues “cada individuo -y todos ellos- debe actuar buscando su propio interés”:
A debe actuar buscando su propio interés (Ia)
B debe actuar buscando su propio interés (Ib)
X debe actuar buscando su propio interés (Ix)
Imaginemos que la acción K es matar, entonces podríamos preguntar al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto que un individuo A mate a un individuo B? la respuesta del egoísmo ético será depende, porque K es una acción éticamente correcta para A y éticamente incorrecta para B, pero no puede decirnos si la acción K es éticamente correcta o incorrecta en sí misma, es decir, no puede decirnos que “las personas no deben ser matadas”. Esto es así porque, para el egoísta ético, una acción K es éticamente correcta si tiene como consecuencia beneficiar su propio interés” -el medio para conseguirlo es indiferente-, ese es el principio que sigue. En cambio, si le preguntamos al egoísmo ético: ¿es éticamente correcto favorecer el propio interés? el egoísmo ético responderá que sí, porque dice que siempre “debemos actuar para favorecer los intereses propios”, pero esto no es cierto: lo que realmente dice el egoísmo ético es que siempre “debo actuar para favorecer mis intereses propios”, pues que los demás cumplan o no cumplan con su deber, como vimos, para el egoísta ético es secundario. Es más, para el egoísta ético lo éticamente correcto es que los demás no cumplan con su deber egoísta. Es decir, la acción que favorece los intereses propios es éticamente correcta y la acción que no favorece los intereses propios es éticamente incorrecta, pero esto no se dice de manera universal sino de manera individual. Esto quiere decir que el egoísmo ético intenta pasar por regla universal, por ciencia, una regla que sólo es verdadera desde la perspectiva individual de un egoísta ético. La regla que debe seguir el egoísta ético es la siguiente: sólo yo debo actuar siempre buscando mi propio interés. Dicha regla entra en contradicción lógica consigo misma cuando es aplicada por otro individuo.
(vi) El egoísmo ético es arbitrario.Algunas personas dicen que los intereses de un grupo cuentan más que los intereses de otro grupo, y la razón que dan es que no son del mismo grupo. Esta argumentación usa la falacia de petición de principio. La falacia de petición de principio se usa para discriminar a otros individuos por ser de un grupo diferente[3]. El criterio para discriminar a otros individuos con intereses puede ser la raza, el género, la nacionalidad, la especie, etc. pero si no podemos mostrar que hay alguna diferencia fáctica entre dos individuos que sea pertinente para justificar la diferencia de trato entonces tratarles de modo diferente es arbitrario.
El egoísmo ético aplica la falacia de petición de principio creando dos grupos de personas: uno mismo y los demás, y diciendo que debemos considerar los intereses del primer grupo como más importantes que los del segundo grupo. No existe ninguna razón que justifique dicha diferencia de trato, por lo tanto, el egoísmo es una discriminación arbitraria.
Los intereses de otras personas deben importarnos por la misma razón por la que nos importan nuestros propios intereses; porque sus necesidades y deseos son comparables a los nuestros. Darse cuenta de esto, de que estamos en igualdad de condiciones unos con otros, es lo que constituye la razón más profunda de por qué nuestra moral debe incluir algún reconocimiento de las necesidades de otros, y de por qué, entonces, el egoísmo ético fracasa como teoría moral.
(vii) El egoísmo ético se contradice cuando pone como fin último el bienestar general. Muchas veces, los egoístas éticos dicen que "promover la felicidad propia promoverá la felicidad de la sociedad"; pero al decir esto dejan de poner como deber los intereses propios, pues los subordinan a la felicidad de la sociedad. Es decir, en lugar de egoístas éticos serían altruístas, pero con una peculiar opinión sobre cómo promover el bienestar general. Esto no es más que una mentira del egoísta ético para intentar ganarse las simpatías de la sociedad, o al menos evitar sus represalias, intentando hacer creer que la felicidad de los demás le importa -como cuando dicen que al ayudar a otros nos entrometemos o degradamos sus vidas-, pero al egoísta ético realmente no le importa la vida de los demás, pues sólo le importa la suya propia. No son personas en las que se pueda confiar.
Aunque al egoísta ético no le preocupa el bienestar general, vamos a contestar a algunas de las cosas que dice:
- Cuando ayudamos a quien solicita nuestra ayuda no nos entrometemos en su vida. Si alguien solicita ayuda no va a considerar que quien se la presta es un entrometido, todo lo contrario, va a valorar la acción positivamente, es lógico, pues era su interés. No necesitamos estar familiarizados con los deseos y necesidades de quien nos pide ayuda, simplemente debemos hacer lo que nos pide, si ello no amenaza nuestros intereses fundamentales. Lo que no debemos hacer es ayudar a quien conscientemente rechaza nuestra ayuda.
- Cuando ayudamos a quien solicita nuestra ayuda no le degradamos sino que le tratamos de manera digna. La caridad no debería existir, pues la madre de la caridad es la pobreza, es decir, la injusticia. Si viviéramos en un mundo justo entonces las personas no serían pobres excepto porque ellas quisieran serlo.
(viii) El egoísta ético no valora a los individuos sino sólo a sí mismo. Para un egoísta ético sólo su propia vida tiene valor, los demás no son valiosos. El egoísmo ético revela una mente de la cual se ha erradicado a los demás.

CONCLUSIÓN: El egoísmo racional no es racional y es arbitrario. El egoísmo ético promueve una discriminación moral arbitraria: el egoísmo. Entre el egoísmo ético y el altruísmo está la opción de contrapesar los intereses propios con los ajenos.


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NOTAS Y REFERENCIAS
(1) El egoísmo ético dice que una persona debe hacer aquello que, a la larga, realmente va en su mejor interés.
[1] Argumento: "Los veganos respetan a los animales por su propio interés, el altruísmo no existe"
[2] Argumento: "La omisión de auxilio es éticamente correcta, pues sólo tenemos el deber de respetar a los demás"
[3] Argumento: "Es éticamente correcto esclavizar y asesinar a los animales porque no son humanos"
BIBLIOGRAFÍA
- Rachels, James (1986): Introducción a la Filosofía Moral. VI. El egoísmo ético.
- Baier, Kurt (1958): The Moral Point of View.
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