La prensa española ha denunciado que la familia de Miguel Arias Cañete, quien tiene que ser confirmado como Comisario Europeo de Clima y Energía, cobró 1,8 millones en ayudas agrarias durante su etapa de ministro en España, una irregularidad que, aunque no es delito tipificado, si derrama sospechas y ensucia la imagen del futuro dirigente de la Unión Europea y de su partido, el PP. La venta precipitada de sus acciones en compañías petrolíferas, que mantuvo en su poder sin problemas mientras fue ministro en España, es otro torpedo que sus adversarios políticos en Europa lanzan contra su débil linea de flotación.
¿Es que ninguno se salva? ¿Es que henos sido invadidos por cucarachas? Maldita sea la política corrupta y degenerada. Arias Cañete parecía respetable. Estuvo tres años de ministro en España y nunca vendió sus acciones en empresas petrolíferas, pero ahora, en Europa, como eurodiputado y posible Comisario de Energía, si las vende, tal vez porque Europa conserva todavía algunos rasgos democráticos, mientras que España ya es solo una pocilga política.
El jerezano disfrutó de una aceptable imagen mientras fue ministro, pero en los últimos tiempos parece haber perdido el norte y está exhibiendo un lado oscuro en su comportamiento político y ciudadano. Muchos se sienten decepcionados porque parece igual que todos los demás, gente que utiliza el poder en beneficio propio, que desconoce la democracia y la justicia, que no puede ser ejemplar y que en modo alguno merece tocar con sus manos manchadas el timón de España.
Aunque acaba de pedir perdón en Europa por sus declaraciones machistas que atentaban contra la igualdad de la mujer y afirma que ya no posee acciones en compañias petroleras, el caso de Arias Cañete, como el de muchos otros políticos españoles a los que se les descubren actuaciones corruptas, irregularidades y comportamientos nada ejemplares, origina rechazo a los políticos y odio en la ciudadanía, además del convencimiento de que la mal llamada "democracia" española es pura basura.
La corrupción, enquistada en la clase política y las instituciones públicas, contribuye a la destrucción de lo que durante tanto tiempo costó construir: una sociedad occidental basada en el humanismo cristiano y los grandes valores.
En España, uno de los países mas degradados del mundo occidental, la corrupción, la adicción al privilegio, el desprecio a los ciudadanos y la antidemocracia se han convertido en comportamientos y actitudes normales en la clase política, que vive dentro de esos vicios y suciedades sin ni siquiera darse cuenta de que están prostituyendo el sistema y traicionando la decencia y el futuro.