Para escuchar "D'amor sull'ali rosee", he elegido la versión en estudio con Callas y Di Stefano bajo la dirección de Karajan porque no ha habido otra soprano capaz de conjugar el carácter romántico de la protagonista con ese ambiente nocturno, lunar, la incisividad dramática y la suficiencia canora. La grabación es de 1956 y Callas tiene otras en las que vocalmente está mucho mejor pero esta de Karajan cuenta con la ventaja de que se inserta la cabaletta.
Vaya por delante que no soy amigo de señalar determinada aria, dúo, concertante... como "el mejor"; sin embargo, no tengo dudas en que si alguien me pregunta por el aria para soprano de Verdi que más me gusta (y quizás también es "la mejor" pero no me atrevo a tanto) la elegida iba a ser la de Leonora en Il trovatore con su Miserere y su cabaletta. Y por eso ya ha aparecido en el blog en más de una ocasión, bien porque había fallecido Leyla Gencer, una magnífica Leonora; bien porque Caballé bordaba a la protagonista femenina de la ópera y nunca la grabó en estudio; bien porque Martina Arroyo tenía muchas similitudes tímbricas con Leontyne Price y hacía una grandísima Leonora; o bien porque la poco pretenciosa cabaletta que sigue al Miserere apenas es valorada, de hecho tradicionalmente se cortaba, hasta que se recuperó en los años cincuenta del siglo XX. Seguramente se prescindió de esta cabaletta porque se consideraba poco interesante en lo musical y terrible para la soprano (pensemos en que Leonora no para de cantar durante 22 minutos, desde el principio al final de la escena). En una de aquellas entradas, no recuerdo en cuál, decía qe algún día tendría que dedicar una entrada expresa al aria; y aprovechando que pronto veremos Il trovatore en Valencia es buen momento para ello. Quiero que sepáis que escribir una entrada sobre "D'amor sull'ali rosee" es para mí de las cosas más difíciles con las que me he tropezado durante la existencia del blog, he estado tentado de hacerlo desde el primer día, pero nunca he sabido cómo, por dónde comenzar ni que decir. En mi predilección por este aria se entremezcan las razones musicales con otras más íntimas y personales, no parecer excesivamente meloso o subjetivo era, y lo sigue siendo, muy difíciil, así que haré lo que pueda para evitarlo aunque sé que no lo voy a conseguir. El acto IV de Il trovatore no tiene desperdicio, es perfecto, desde la primera hasta la última nota todo él es una obra maestra y forma un continuidad musical que en su plasmación está muy lejos de la concepción wagneriana sobre la "melodía infinita" y el leitmotiv, pero no tiene nada que envidiar a ésta ya que obedece a planteamientos, procedimientos compositivos y estilos radicalmente distintos. En Il trovatore las melodías, al igual que en las dos óperas que junto con ella forman la denominada trilogía popular (Rigoletto y La Traviata) se suceden de forma inspiradísima, casi mágica, y es que en aquella época el compositor gozaba de un estado especial de gracia melódica, la música se separa en números cerrados que no están aislados sino interrelacionados musicalmente entre sí, a veces por contraste entre unos y otros (el Miserere y la cabaletta), pero otras veces ese contraste se difumina (el aria y el Miserere), y a veces también la sucesión melódica tiene lugar dentro del mismo número y sin solución de continuidad (como ocurre en la primera escena durante el dúo entre Leonora y el conde).
"D'amor sull'ali rosee" comienza con una breve introducción orquestal en la que predominan las maderas (clarinetes y oboes) y que nos sitúan en un ambiente nocturno y lúgubre, este ambiente musical es magníficamente descrito en las mismas palabras del recitavio previo al aria. Leonora, acompañada por Ruiz, amigo de Manrico, ha llegado junto a la torre en la que está prisionero éste y ella solicita que la deje sola, que no tenga miedo por ella, y entonces mira su sortija (la que luevo vernemos como contiene veneno) y exclama aquello de "¿Temor por mí? ...segura, y a punto tengo mi defensa" ("¿Timor di me? ... sicura, presta è la mia difesa"), sigue diciendo "envuelta en el manto de esta oscura noche, estoy cerca de ti y tú no lo sabes. Brisa que gimes y giras en torno suyo, ten piedad y llévale mis suspiros" (In quest'oscura notte ravvolta, presso a te son io, e tu nol sai... Gemente aura che intorno spiri, deh, pietosa gli arreca i miei sospiri...). El aria viene a redundar en lo mismo, desea que sus suspiros de dolor lleguen al prisionero para reconfortarlo y darle esperanza pero Leonora no quiere que él conozca las penas que la afligen. La verdad es que en este momento, tanto respecto al recitativo como al aria, sobran las palabras, en la etérea melodía vocal y en el sencillo pero magnífico acompañamiento orquestal está dicho todo.
Musicalmente para la soprano es muy exigente, en el recitativo tiene que ser muy expresiva, tiene que transmitir su amargura, un punto de esperanza y a la vez los siniestros planes que guarda en secreto si todo sale mal (el anillo con veneno) y debe resultar muy musical, no es suficiente centrarse sólo en lo dramático, ya que en realidad este fragmento está a medio camino entre un arioso y un recitativo. En el aria el canto tiene que ser ligadísimo, deben ejecutarse contínuas regulaciones de intensidad, trinos, escalas descendentes, filados. Sólo una gran cantante puede salir airosa de esta difícil prueba. D'amor sull'ali rosse está llena de trampas para la soprano, la principal es de fiato, la respiración.
Cuando concluye el aria comienza el Miserere, un pasaje que se desarrolla en tres planos musicales muy distintos: el coral, un canto religioso fuera de escena, una salmodia; la parte de la soprano, más dramática; y la parte del tenor, muchísimo más lírica y fuera de escena también.. Hay que fijarse en la belleza que se consigue y el efecto dramático que supone el contraste del coro cantando a media voz con el sonar de las campanas doblando a muerto, que no os pase desapercibido. Por contraste, la soprano efectúa su recitativo acompañado a plena voz con algunos descensos a la zona grave y a lo lejos se escucha al tenor que canta su despedida de Leonora por segunda vez, al final coro, tenor y soprano terminan fundiéndose y los tres planos señalados sonando a la vez.
La parte del Miserere termina con las palabras pronunciadas por la soprano, "scordarmi di te" que sirven de enlace con la cabaletta, "Tu vedrai che amore in terra". Verdi recurre al uso de las cabaletta algo que en la ópera pronto será anacrónico por adramático; sin embargo yo lo encuentro mágico. En este momento el tiempo se paraliza, la acción ya no transcurre y la soprano tiene su tiempo para lucirse. Es absurdo y maravilloso a la vez. Esta cabaletta no es muy exigente, no podría serlo dado lo que ha preparado Verdi a la soprano para después. A mí, con sus variaciones en la dinámica, me encanta. Leonora es realmente una mujer con mucha determinación, una auténtica heroina, está dispuesta a dar su vida para salvar a Manrico y si no puede se sacrificará de todas formas.
Finalizada la cabaletta Verdi vuelve a impulsar la acción dramática con la aparición del conde de Luna. Las similitudes con el tirángulo amoroso de Tosca son sorprendentes (soprano salvadora + tenor en prisión + barítono malvado). Pero a esto habrá que dedicarle otra entrada.