Insertado dentro del dúo entre Charlotte y su joven hermana Sophie en el tercer acto de Werther de Massenet hay un fragmento que suele aparecer con bastante frecuencia en las colecciones de arias y que yo ahora mismo no me atrevería a calificarlo como tal, en todo caso uno de los momentos cumbre de Werther, de enorme belleza dramática. La escena tiene lugar después de la justamente célebre Aria de las cartas, Charlotte, que se encuentra en el salón de su casa, ha sacado del escritorio las cartas que le envió Werther, las relee y, arrepintiéndose de las duras palabras que le profirió (como por ejemplo: "La ausencia... a veces, hace menos amargo el dolor") presagia el fatal desenlace final.
Sophie, que ha irrumpido en escena alegremente, es incapaz de consolar a su hermana, Charlotte le ruega que se marche para así poder desahogarse en soledad. Es toda una lección terapeútica para aquellos que no somos de lágrima fácil, algo que nos conviene recordar: "¡Vete! ¡Deja correr mis lágrimas! ¡Son buenas, cariño! Las lágrimas que no desahogamos nos caen todas dentro del corazón, y sus pacientes gotas, martillean el alma triste y cansada. La resistencia al final se agota, el corazón se vacía y se debilita: es muy grande, nada lo llena... Es muy frágil; ¡todo puede romperlo! ¡Todo le hiere!". A ver si tomamos nota y aprendermos a liberar tensiones.
Me ha costado bastante escoger una versión, buscaba la de von Stade pero no la he encontrado, al final me he decantado por la de Sophie Koch que está grabada en plena actuación en directo en 2010 con Michel Plasson a la batuta :
CHARLOTTE
(ne se contraignant plus)
Va! laisse couler mes larmes
(affectueusement)
elles font du bien, ma chérie!
Les larmes qu'on ne pleure pas,
dans notre âme retombent toutes,
et de leurs patientes gouttes
Martèlent le coeur triste et las!
Sa résistance enfin s'épuise;
le coeur se creuse... et s'affaiblit:
il est trop grand,
rien ne l'emplit;
et trop fragile, tout le brise!
Tout le brise!