¡Mira cuanto te amo todavía, ingrato! Con una sola mirada tuya me quitas toda defensa y me desarmas ¿Serías capaz de traicionarme? ¿Y después dejarme? ¡Ah! no me dejes, no, hermoso ídolo mío: ¿De quién me fiaré si tu me engañas? Sin vida quedaría si te dijese adiós; porque vivir no podría entre tanto sufrimiento.
Por Cecilia Bartoli con András Schiff al piano:
Vedi quanto adoro ancora ingrato.
Con un tuo squardo solo
Mi togli ogni difesa, e mi disarmi.
Ed hai cor di tradirmi? E puoi lasciarmi?
Ah! non lasciarmi, no, bell' idol mio
Di chi mi fiderò se tu m'inganni?
Di vita mancherei nel dirti addio;
Che viver non potrei fra tanti affanni.
De este texto existen varias versiones, tanto correspondientes a arias compuestas como parte integrante de la ópera, como destinadas a ser interpretadas independientemente. No deja de ser curioso la forma en que cada compositor se enfrenta al texto, cada uno hace hincapié en un matiz distinto, Piccini y Mozart van bastante a la par, aunque éste más expresivo, Schubert, que nació seis años después de la muerte de Mozart, se despega totalmente y se adentra en el más puro Romanticismo musical, el cambio es radical y no sólo por el acompañamiento del piano; sin embargo, la aceleración final ya estaba presente en la parte central de la versión de Piccini (4'57").
Niccolo Piccini (1728-1800) la utilizó dentro de la ópera, la escuchamos cantada por Roberta Invernizzi con La Cappella della Pieta de' Turchini dirgidos por Antonio Florio:
W.A. Mozart (1756-1791) utilizó el texto en una de sus arias de concierto:
Si me dan a elegir, sin dudarlo, me quedo con la de Schubert (1797-1828), a mi modo de ver es el que mejor transmite la desesperación de la protagonista; con su agitación, convierte el lamento en auténtica angustia: