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Aristófanes fue un dramaturgo ateniense nacido en el año 450 antes de nuestra era y fallecido en el 385. Fue conocido por sus sucesores como el “padre de la comedia” y mayor representante de la llamada “vieja comedia”. De su vida privada se conoce muy poco ya que, además, los únicos restos que nos quedan de su producción fueron once obras completas en un total de cuarenta y cuatro que sabemos que produjo. Su obra se desarrolló durante los comienzos de la Guerra del Peloponeso en su primera fase, según la delimitación de Tucídides. Esto quiere decir que ya se había consolidado los sistemas de alianzas (Liga de Delos y Liga del Peloponeso), y es muy probable que Aristófanes haya tenido su período dorado durante la llamada “guerra arquidámica” (431 a.C.), la epidemia que mató a Pericles (429 a.C.) y la Paz de Nicias (421 a.C.).
A la interna de Atenas, Aristófanes vivió las consecuencias de la consolidación del sistema democrático ateniense. La polis había permanecido aferrada a sus tradiciones y espiritualidad, pero para esta época, Atenas sufrió un cambio drástico en el orden político, cultural, social, económico y religioso. Los debates políticos se nutrían de la profesión sofística y socrática, las cuales eran sinónimos en la mentalidad del autor.
Lo que más sabemos de Aristófanes proviene de sus obras en sí mismas. El autor no sólo fue reconocido durante su tiempo sino también posteriormente ya que es el único comediante de la Grecia Clásica del cual nos han llegado obras completas. Su estilo y género es conocido como la “vieja comedia”. Ésta era una sátira político-personal contra todas las innovaciones democratizantes y racionalizantes que habían invadido el medio. La sátira aristofánica concentraba sus energías en las mayores personalidades de la época atribuyéndoles las peores cualidades e influencias, al punto de la casi saturación del elemento cómico.
Las teorías de los orígenes de la comedia son diversas y, a veces, improbables. Según la academia, sin embargo, la comedia se engendró en los ritos relativos a los misterios de la fertilidad y la procreación. Desde los tiempos primitivos, los griegos contaban con ceremonias en que las procesiones eran acompañadas de actos satíricos o humorísticos para hacerlas más populares y con mayor convocatoria.[1] La comedia vino a madurar con Aristófanes. Las características propias de la misma, caracterizada de “vieja”, son las provenientes directamente de ese origen del cual habló Bowra.
Aristófanes contra Sócrates. Una rivalidad analizada desde la mirada del comediante a través de su obra “Las Nubes”
En el año 423 a.C. se publica la obra en cuestión: Las Nubes. En esta obra el autor pone énfasis en un debate de larga data anterior y posterior a su persona: la educación. Aristófanes fue testigo de un cambio pedagógico y epistemológico en la Atenas del siglo V: el advenimiento de nuevas ideas y prácticas filosóficas encarnadas en la sofística. El punto más alto de la obra se encuentra en la dialéctica presentada entre los dos sistemas opuestos de educación: el antiguo (promulgador de la justicia, valor, autodisciplina, prudencia, etc.) y el nuevo (abogado de la educación sin escrúpulos morales, contraria a lo justo y un peligro para la salud de la sociedad).
Aristófanes en esta obra caracterizaba a través del coro a Sócrates –principal objeto de burla– de arrogante, ambulante sin trabajo mirando de reojo a todos, mal vestido y soberbio. Por su aspecto físico, el filósofo era apto para la burla cómica, su cara era ancha, tapada por una espesa barba, labios gruesos y una nariz ancha y corta. Con cuerpo robusto, andaba descalzo y siempre con el mismo atuendo.[2] El autor no sólo estaba expresando su opinión personal (típica de un pro-aristócrata ateniense), sino que también estaba formando verdadera opinión pública contra el filósofo.
Otra característica de esta “vieja comedia” era su franqueza cruda, inconveniente y transgresora de varios límites sociales que rozaban lo obsceno pero que no llegaba a lo insultante. Así también, los personajes más conocidos de Atenas eran ridiculizados en debates o disputas generales, todo de lo cual encontramos su origen en previamente mencionada sátira y burla en los festines religiosos primitivos. Así se llegó al cénit de esta expresión artística representada por Aristófanes. En la obra del dramaturgo analizada en este artículo, las escenas llegan a una irrealidad extrema, y las puebla con figuras prominentes de sus días, a quienes obliga a los actos más ridículos, o bien crea un mundo extravagante en que los hombres y las mujeres que él inventa actúan en contra del sentido común o de las buenas costumbres para simbolizar la oposición del autor a las innovaciones políticas y culturales de su época.[3]
De esto también habla Dora Scaramella (experta en literatura clásica) cuando dice que “Aristófanes acentúa en las acciones todo lo que hay de más grosero; en sus personajes, los rasgos más bufonescos; pero se salva de caer en lo intolerable porque en lugar de presentar todo esto en un recto sentido lo traslada al terreno de lo fantástico y extravagante, ofreciendo en sus comedias una mezcla de realismo y de irrealidad, (…)”[4]
Tiene que ser reconocido el ambiente en el cual se daban estas sátiras y burlas. Atenas fue el único lugar que conocemos en donde se dio tanta libertad de expresión, en cuanto a que públicamente los dramaturgos se burlaban e imitaban irónicamente a sus representantes y estos no los denunciaban por difamación ni falta de respeto sino que, incluso en el mejor de los casos, se reían con ellos.
Análisis de la obra
Posibles destinatarios
La vieja comedia, y más precisamente la “comedia aristofánica”, fue un tipo de Comedia que no puede entenderse sin el contexto de debate político y filosófico en la Atenas democrática del siglo V. Es decir, la comedia de este tipo nació y murió con el período dorado del sistema político ateniense por excelencia. No sólo fue un medio de denuncia, sino que también se debe considerar el grado de libertad individual que había para no ser denunciado por dichas declaraciones sobre el poder político. Este contexto también incluyó todos los debates que el sistema administrativo requería. Es así, entonces, que los destinatarios de la obra hayan sido todos los atenienses, que no necesariamente procedían de la misma capa social y muchas veces eran extranjeros radicados en la polis (como el sofista Gorgias) por su esplendor y fama internacional. Pero más particularmente, estaba dirigida a los ciudadanos (varones nacidos de padre y madre atenienses mayores a veintiún años) que eran los únicos con poder de votar y así hacer cumplir las demandas de Aristófanes en la ecclesia.
Por otro lado, dados los hechos que más adelante condenarían a muerte a Sócrates en el año 399 a.C. se puede inferir que Aristófanes también le estaba hablando a la Heliaia (órgano de Justicia) para tomar cartas en el asunto de la corrupción que se esparcía por medio de los sofistas y Sócrates. Este parece ser un destinatario más implícito en la obra. El autor pareció estar ya infiriendo, incluso antes de su juicio, que Sócrates corrompía a la juventud y no adoraba a los dioses de la polis. Esta acusación ya se ve en el título de la obra, que hace referencia al nombre de las diosas las cuales son adoradas en la academia socrática; todo esto con un tinte satírico que, además, denunciaba una situación real a los ojos de Aristófanes. Es por esto también que la comicidad de las obras de Aristófanes radica en la misma manera de criticar el progresismo y las innovaciones de su época.
Argumento y estructura de la obra
La obra se divide en dos actos. En el primero se nos presenta a un campesino de nombre Estrepsíades que se va a vivir a Atenas (más adelante nos enteramos que fue porque se casó con una mujer ateniense); y allí se empeña a que su hijo críe y apueste a los caballos. Estrepsíades es un campesino ingenuo, rústico, económico y con una mente superficial imposible de moverse al terreno de la abstracción.
La acción empieza in media res[5] con el padre con deudas por las acciones del hijo sin saber cómo salir de ellas (por la anteriormente dicha falta de pensamiento avanzado), hasta que decide mandar a su hijo Fidipides a la escuela de Sócrates en donde enseñaban a debatir “incluso en contra de lo que es justo” (aquí vemos la posición de Aristófanes para con la sofística) para salir de la crisis financiera. Fidipides se niega a tomar los cursos y entonces su padre tiene que tomar su lugar. El rol del personaje del hijo subyace en la representación de la juventud aristocrática ateniense de la época; es decir, un amante de la ociosidad, de las apuestas, de la vida lujosa y de las modas.
En la academia, Estrepsíades aprende cómo discursear y además vive “un proceso de racionalización” en el cual Sócrates le dice que Zeus no es real, que sólo las Nubes, el Relámpago y el Aire eran los verdaderos dioses (aquí vemos un destello de la acusación a Sócrates en la Heliaia de “crear nuevos dioses”).
La acción se desarrolla en la academia socrática hasta el segundo acto en el cual el maestro se resigna de enseñarle a Estrepsíades por su avanzada edad y su efecto nocivo en la memoria. Aquí es que éste manda a su hijo para ayudarlo a salir de deudas. Fidipides parece aprender rápidamente la dialéctica del Argumento Mejor y del Peor (alegoría de los sistemas educativos en dialéctica en la época) con la cual se confunde a la gente con un discurso argumentativo lleno de falacias, y sale de la academia, finalizados sus cursos. A partir de aquí vemos la mayor crítica del dramaturgo a la sofística socrática ya que Fidipides discute con su padre y dicha riña concluye en violencia física de éste primero hacia el último. Aquí es donde Fidipides aplica todo sus conocimientos de retórica empleados a, según el autor, una acción inmoral socialmente condenable ya que los métodos de Sócrates les permite a su empleador pasar por arriba de la justicia y la moral indiferentemente; elementos inviolables para el conservador Aristófanes. La única moral que aplica Fidipides es ganar la discusión sin importarle los anteriormente dichos preceptos morales. Este es el clímax de la obra por ser tanto, el momento de mayor tensión entre personajes como, también, por ilustrar, sintetizar y mostrar la opinión personal del dramaturgo sobre la temática de la obra.
La narración termina que, luego de esta pelea, Estrepsíades va a la academia socrática y quema el edificio. Al ser una comedia, la narración termina favorable al personaje principal, y éste quema la academia de Sócrates por lo que aquí hasta podemos ver una propuesta político-ideológica para “solucionar el problema” de la sofística en Atenas.
Autor: Santiago Casullo Ameigenda para revistadehistoria.es¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí
Bibliografía
- BOWRA, CECIL. 1990. Historia De La Literatura Griega. 1ra ed. Madrid: F.C.E. pp. 120-134
- CUMMINGS, MICHAEL J. 2006. “The Clouds: A Study Guide”. Net. Disponible en: https://www.cummingsstudyguides.net/Guides2/Clouds.html#top. Recuperado en 17/06/17
- GUTHRIE, W. 1990. Los Filósofos Griegos. De Tales A Aristóteles. 1ra ed. Madrid: F.C.E. pp. 65-81
- KITTO, H.D.F. 1951. The Greeks. 1ra ed. Boston: Penguin. pp. 109-136
- LUIS HELLER, PEDRO, 1967. Aristófanes. Crítico del progreso, 1ra ed. Montevideo; Facultad de Humanidades y Ciencias pp. 5-12
- RODRÍGUEZ ADRADOS, FRANCISCO. 1997. Democracia Y Literatura En La Atenas Clásica. 1ra ed. Madrid: Alianza. pp. 15-83
- SCARAMELLA, DORA. 1972. “Las Nubes” de Aristófanes. Estudio, versión y notas. 1ra ed. Buenos Aires: Columba.
[1] BOWRA, CECIL. 1990. Historia De La Literatura Griega. 1ra ed. Madrid: F.C.E. p. 120
[2] SCARAMELLA, DORA. 1972. “Las Nubes” de Aristófanes. Estudio, versión y notas. 1ra ed. Buenos Aires; Columba. p. 9
[3] BOWRA, CECIL. 1990 Óp. cit. p. 121
[4] SCARAMELLA, DORA. 1972. Óp. cit. p. 12
[5] Del latín “hacia la mitad de las cosas”. Técnica literaria caracterizada por comenzar la narración en el problema mismo de la historia, sin introducción previa.
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