Aristóteles nación a finales del verano de 384 a. C. (en el año primero de la olimpíada 99, es decir, entre 384-383, según Laercio, citando la Cronología de Apolodoro, en Vidas, V 9), en Estagira ( Stágira), una ciudad-estado situada en la parte nororiental de la península Calcídica. Era un enclave fundado por jonios procedentes de Andros y Calcis (capital ésta de Eubea, donde la madre de Aristóteles tenía familia y propiedades), y se hallaba rodeado de otros pueblos griegos a los que los jonios consideraban bárbaros, como los macedonios y los tracios, organizados en monarquías tribales.
La familia de Aristóteles, aunque nacidos en la misma ciudad de Estagira, era genuinamente jonia, y este dato es importante para comprender el futuro desarrollo intelectual del filósofo. El padre, Nicómaco, era natural de la misma ciudad, y su familia provenía de Andros. Su madre, Faistis, era también natural de Estagira, pero originaria de Calcis, ciudad de la isla de Eubea. Representaban ambos, por tanto, la composición originaria de los primeros colonos jonios en la ciudad. Tenía una hermana mayor, Arimneste, y un hermano menor, Arimnestos, que murió joven. La hermana se casó con Demótinos, de quien tuvo una hija, Hero, que fue probablemente madre de Calístenes de Olynthos, historiador y colaborador de Aristóteles. Al morir Demótinos, Arimneste se casó con Próxenos de Atarnéus, hombre de confianza del padre, y tuvo un hijo, Nicanor. La figura de Próxenos será importante en la educación de Aristóteles, porque, al quedar éste huérfano tempranamente, antes del 367 a. C., su hermana mayor y su marido se hicieron cargo de él. Más tarde, a la muerte de sus tutores, Aristóteles adoptó al hijo de ambos, Nicanor.
El primer elemento a tener en cuenta en la serie de influencias primarias que recibe Aristóteles es la circunstancia de haber nacido en una familia perteneciente a los asclepíadas, descendientes de Asclepios (Esculapio), dios de la medicina (Laercio da por buena esta referencia biográfica, en Vidas, V 1). Lo era tanto por parte de madre como de padre, y éste ejercía la profesión con cierto éxito, pues llegó a ser médico oficial del rey macedonio Amyntas III. Ya que la profesión médica se transmitía de padres a hijos, se supone que Aristóteles recibió una formación empírico-técnica añadida a la educación propia de los jóvenes griegos acomodados (música, gimnasia, gramática, retórica, etc.). Esa inicial formación debió imprimir cierto carácter a su pensamiento posterior, tan amigo de la investigación empírica y de la biología.
Otro aspecto importante es la relación de su familia con el poder político. Su padre, médico oficial y también consejero de Amyntas III, se instaló en la corte macedonia, en Pela, y allí transcurrió la infancia de Aristóteles, junto al que luego sería Filipo II, sólo dos años más joven que él, y a otros miembros de la nobleza macedonia. Aristóteles trató desde joven con las gentes de poder, y siempre estuvo cerca de ellas.
En el año 370, Amyntas III murió asesinado, y le sucedió Alejandro II. En el 368 murió asesinado por Ptolemaios de Aloros, que gobernó como tutor del futuro rey Pérdicas III durante tres años, hasta ser asesinado por éste, en 365. Dada la situación de violencia cortesana, y habiendo muerto sus padres, se supone que Aristóteles volvió a Estagira, junto a su hermana. Allí permaneció hasta el 367, año de su viaje a Atenas y su ingreso en la Academia platónica.
La presencia de Aristóteles en la Academia se debe seguramente al conocimiento que de ésta tuvo su tutor, Próxeno de Atarnéus, durante algún viaje a Atenas; también es posible que una obra de Platón cayera en manos del filósofo y despertara su interés. No obstante, es posible que Aristóteles asistiese previamente a la escuela de retórica de Isócrates pero que, decepcionado, buscase mejor formación en la Academia platónica.
En 367 a. C., Platón no estaba en la Academia, sino en su segundo viaje a Sicilia. Para mayor precisión, Laercio cuenta que Aristóteles tenía 17 años cuando ingresó en la Academia ( Vidas, V 6). Por lo visto, Aristóteles asistió primero a la escuela de retórica de Isócrates, fundada en 390 y competidora de la Academia, pero que, decepcionado, prefirió la escuela de Platón, abierta desde 387. No obstante, el interés de Aristóteles por la retórica tendrá un tinte más isocrático que platónico, cosa que se verá en su madurez.
Era Eudoxo quien dirigía entonces la Academia, en sustitución de Platón. También se encontraba en ella el astrónomo Calipo, ambos críticos de Platón, que admiraba en ellos sus dotes matemáticas. También Aristóteles recogió de ellos sus ideas astronómicas y cosmológicas. En 365 regresó Platón a Atenas. Para entonces, Aristóteles había leído los diálogos platónicos, aunque Platón comenzaba su etapa de autocrítica y revisión. Aristóteles conoció la teoría de las formas, y también la crítica que ésta recibió desde el propio Platón y desde otros sectores de la Academia, como es el caso de Eudoxo.
Hacia el 360 comienza Aristóteles su actividad literaria, en el marco de la filosofía académica, pero aportando una novedad: el interés del estagirita por la retórica chocaba con la crítica de Platón hacia esta disciplina, pero era necesario que la Academia se pronunciase sobre el tema, dado que tenía otros competidores en el mercado de la enseñanza, por ejemplo, la escuela de Isócrates. Contra este autor escribió Aristóteles su diálogo Gryllos, y después se convirtió en el primer maestro de retórica de la Academia; de las notas para sus clases quedan lo que se recoge bajo el título Sobre la retórica.
En el 359 a. C. sube al trono de Macedonia el exiliado Filippo, deshaciéndose de enemigos externos e internos. Una vez asegurado su reinado, inicio una política expansionista hacia el sur, llegando a amenazar a Atenas en el 348. Esta situación no convenía a Aristóteles, pues eran conocidos en Atenas sus vínculos con Macedonia y con el propio rey. En la Academia reinaba el ambiente panhelenista y favorable a Macedonia, pero en Atenas había un fuerte partido opuesto al imperio macedonio, que ganó apoyo popular conforme Filippo se iba acercando desde el norte. El líder de este partido era Demóstenes, partidario de entablar una guerra contra Macedonia.
Aristóteles, meteco en Atenas y conocido por sus contactos con Macedonia, se vio en peligro y obligado a abandonar precipitadamente Atenas, a finales de 348 o principios de 347, y coincidiendo casi con la muerte de Platón. La Academia quedó en manos de Espeusipo, y Aristóteles se estableció en Assos, cerca de Atarneus (en la región de Misia, Asia Menor), protegido por el tirano de esta polis, Hermias, amigo de Próxeno, el tutor de Aristóteles. Era la única opción posible, porque su casa paterna en Estagira había sido destruida, y su casa materna en Calcis era insegura, por la guerra entre Atenas y la isla de Eubea.
Es también posible que Aristóteles dejase Atenas y la Academia después de la muerte de Platón, motivado parcialmente por su desacuerdo con el sucesor nombrado por Platón, Espeusipo. Éste, y el siguiente director de la Academia, Jenócrates, eran partidarios de reorientar el platonismo hacia el pitagorismo, cosa que no satisfacía al estagirita, que además mantenía una relación distante con Espeusipo. Aristóteles tenía sobrados motivos para esperar ser el sucesor de Platón, pero en la elección pesaron más razones familiares y escolásticas; es de suponer, por ello, que Aristóteles abandonó la Academia algo despechado (véase Juan Benet, "Los años en Asos" (1987), en este enlace).
La ciudad de Assos acogió a Aristóteles porque allí se establecieron dos platónicos, Erasto y Corisco, naturales de Skepsis, poblado de la órbita del tirano de Atarnéus, Hermias. La figura de este tirano es ciertamente excepcional. "De origen humilde, nacido en la esclavitud, fue convertido en eunuco y en su juventud empleado en la caja de un banco. Pronto supo ganarse la confianza de Eubulos, que le asignó algunos mandos militares en Atarneo, y a la muerte de éste la Administración persa le otorgó el título de tirano. Gracias a su gran habilidad para los negocios hizo una enorme fortuna, contrató un ejército de mercenarios y extendió sus dominios por buena parte de una Jonia crucial, codiciada por persas, macedonios y áticos" (Juan Benet, op. cit.).
Erasto y Corisco habían ayudado a Hermias a afianzar su poder y ensanchar sus dominios hasta Assos, por lo que les ofreció en esta ciudad el terreno suficiente para establecer una pequeña escuela platónica, donde fueron a parar Aristóteles y Jenócrates (que más tarde sería director de la Academia cuando Aristóteles vuelve a Atenas, en el 335) hacia el 347. Erasto y Corisco eran los representantes de otro intento platónico de llevar a la práctica la utopía del rey filósofo, y actuaban en conjunción con Hermias; de hecho, la carta enviada por Platón es una fórmula de juramento que los tres debían leer en común (Juan Benet, op. cit., y Platón, Carta VI). Erasto y Corisco le obligaron a estudiar el programa platónico, y gracias al influjo de estas ideas, su tiranía se hizo más moderada.
Tal era el clima que encontró Aristóteles al llegar a Assos en el 347. El aún platónico Aristóteles resultó ser el más influyente de los platónicos allí reunidos. No sólo consiguió atraer a sus dos primeros alumnos, Teofrasto (su sucesor en el Liceo) y Calístenes (posterior historiador de las guerras de Alejandro), sino que además se convirtió en consejero y amigo del tirano, Hermias, asiduo visitante de la escuela. Según Laercio, la relación entre Aristóteles y Hermias era equidistante entre la amistad y el amor. Aristóteles se casó, además, con Pythias, sobrina e hija adoptiva (concubina, para Lercio) de Hermias (Laercio, Vidas, V 4). De este matrimonio tuvo una hija, Pythias, pero la esposa murió joven; en su testamento, Aristóteles quiso reposar junto a los restos de su esta su primera esposa.
La función de Aristóteles en Assos era algo más que docente: entre Hermias y la monarquía macedonia había contactos en vistas a los planes expansivos de Filippo. Hermias había visto en Filippo lo que para los atenienses (influenciados por el ultranacionalista Demóstenes) era una aberración: la posibilidad de crear una confederación panhelénica frente a los persas, dirigida por los macedonios (unos bárbaros, unos extranjeros). Hermias se hizo aliado de Filippo y tan íntima y secreta llegó a ser su relación que hasta Jaeger atribuye a Hermias la influencia en la designación de Aristóteles como tutor de Alejandro. Un aliado de Macedonia en Anatolia significaba una facilidad a la hora de iniciar la conquista del territoria persa; ese aliado era Hermias, y parece ser que Aristóteles habría actuado como enlace o embajador de los intereses macedonios en la zona.
La influencia de estos años pasados en Assos sobre la evolución del pensamiento aristotélico no ha de desdeñarse. A su llegada a la ciudad anatolia, Aristóteles es un platónico desengañado por el trato recibido en la Academia; ya no es el depositario de la doctrina platónica, sino sólo del espíritu del maestro. "En la mente del estagirita ya bullía la concepción de una realpolitik nunca alejada de los postulados éticos pero siempre atenta a una finalidad inmediata [...] Los años pasados en Assos, en amistad con Hermias y en contacto cotidiano con problemas de alto gobierno, serán la contrapartida de los veinte años en la Academia, y sin duda el recuerdo del hábil eunuco inspirará no pocas páginas de la Política" (Juan Benet, op. cit.).
En Assos, Aristóteles consiguió dos discípulos afines a sus pensamientos, Teofrasto y Calístenes, que nunca le abandonarían; de hecho, Teofrasto le sucedió en el Liceo. En 345 se trasladaron a Mitilene, en el isla de Lesbos, de la que era oriundo Teofrasto. Allí realizaron estudios biológicos diversos, así como tareas de investigación naturalista de la isla y la costa de Anatolia. Esta actividad empírica se prolongó hasta el 343, año en que fue llamado a Pela, capital macedonia, para hacerse cargo de la educación del joven Alejandro (según los datos que proporciona Laercio en Vidas, V 9).
A Aristóteles se le ofrecía la oportunidad que todo platónico soñaba: influir en la acción de un hombre de estado, educarlo para convertirlo en filósofo. Aristóteles podía realizar las fracasadas aspiraciones de Platón en Siracusa, pues podía convertirse en el educador del heredero del trono macedonio. Razones suficientes para que aceptase sin reparos. Por ello viajó hasta Macedonia y se instaló en Mieza, cerca de la capital, junto a su mujer y sus discípulos Kalístenes y Teofrastos. Desde allí fue preceptor de Alejandro y otros jóvenes de la corte, lo que no le impedía seguir con sus investigaciones. Esto ocurrió durante dos años, hasta que Alejandró, a los 16, quedó como regente de su padre que inició la campaña contra Bizancio.
La situación educativa de Alejandro era entonces la propia de un joven de catorce años. Había tenido una formación cortesana, a cargo de Leónidas, pariente de su padre, y de Lysímaco. Filippo quería que esa formación se completase con enseñanzas de más elevadas, y por ello buscó a Aristóteles, sin duda influido por la amistad familiar, por los vínculos ideológicos del estagirita con la causa macedonia, y puede que por la influencia de Hermias de Atarnéus.
El resultado de la influencia de Aristóteles sobre Alejandro es confuso. Aristóteles confiaba en transmitir al príncipe las cualidades del filósofo y sus propias concepciones políticas, sobre todo respecto del panhelenismo. Era la ideología que podía justificar el expansionismo macedonio sobre Asia, aunque la actuación de Alejandro no siguiera exactamente los consejos de su maestro: "Trata a los griegos como su líder y a los bárbaros como su déspota, preocúpate de los primeros como de parientes y amigos, y cuida a los últimos como uno cuida a sus animales" (Rose, Fragmenta, frag. nº 658). Alejandro, al contrario, conquistó Persia y asumió muchos valores orientales que no fueron del gusto de los griegos; extendió la cultura griega por el mundo conocido, pero favoreciendo el mestizaje (sobre la disputa entre Aristóteles y Alejandro a raíz cdel tema del mestizaje, véase mi artículo publicado enLateral, en mayo de 2004).
En el 341, Hermias, el antiguo amigo de Aristóteles en Assos, con quien se había comprometido políticamente, fue asesinado por los persas al descubrir éstos su papel de avanzadilla de la futura expansión macedonia por Asia Menor. Desde el 342, Atarnéus sufría el asedio del sátrapa persa, seguramente informado de las intenciones de Hermias a través de los agentes de Demóstenes, que prefería aliarse con el gran enemigo antes de ver Atenas bajo el mando de un macedonio. Como el asedio resultó infructuoso, el general persa Mentor atrajo a Hermias a una falsa entrevista, apresándolo y llevándolo hasta Susa, donde fue torturado y crucificado sin llegar a confesar los planes de Filippo. Antes de ser crucificado pidió al sátrapa: "decid a mis amigos que no he hecho nada indigno de la filosofía" (Juan Benet, op. cit.).
Parece bastante bien fundada la sospecha de que la mano de Demóstenes estaba detrás de todos estos acontecimientos, ya que en sus escritos se muestra muy bien informado. En su cuarta Filípica, posiblemente fechada en el mismo año 341, menciona el apresamiento de Hermias y exhorta a establecer relaciones con los persas para evitar a los macedonios. Aristóteles le dedicó un poema, entre panégírico y religioso, que luego, tras la muerte de Alejandro, fue utilizado por los antimacedonios atenienses contra el estagirita. También ordenó Aristóteles la construcción de un cenotafio en honor del muerto en Delfos.
A partir del año 340, y hasta 335, Aristóteles residió en Estagira, su ciudad natal, a la que ayudo a reconstruir. Durante estos años escribió algunos tratados de filosofía natural y cosmología.
Entre 340 y 335, Aristóteles estuvo en Delfos para cumplir un encargo de la Amfiktionía. Esta era una asociación de ciudades griegas organizadas para defender y proteger los tesoros y la dignidad del santuario de Apolo Pitón en Delfos, sede del oráculo que en su momento consultara Sócrates. El templo estaba en poder de los focenses desde la década anterior, hasta que Filippo lo liberó en el 346 y se hizo cargo de la Amfiktionía (una muestra más de la futura hegemonía macedonia sobre Grecia). A petición de Filippo, se le encargó a Aristóteles la elaboración de la historia de los juegos píticos y una lista de sus vencedores, y por este motivo visitó el estagirita la ciudad del oráculo junto a Kalístenes; este último escribió también una historia de la guerra sagrada entre focenses y los aliados de la Amfiktionía.
En el año 336 fue asesinado Filippo y Alejandro le sucedió. Tuvo que depurar la corte de intrigantes, y se deshizo de la viuda de su padre, Cleopatra, y el hijo que había concebido. La situación en Grecia era también inestable, porque el peligro de sublevación contra los macedonios era constante, inspirado desde Atenas por el beligerante Demóstenes. A pesar de su derrota en Queronea (338), los atenienses se resistían a la hegemonía macedonia y en el 335 volvieron a levantarse, animando también a los tebanos. Alejandro apagó rápidamente la sublevación tebana, destruyendo la ciudad, lo que acabó con todo indicio de resistencia en Atenas, que dió la espalda a Demóstenes y se sometió a Macedonia.
Era para Aristóteles el momento adecuado para volver a Atenas, porque sólo con la protección de los macedonios podría vivir allí sin ser molestado. Eso hizo en el mismo año 335 (Laercio, Vidas, V 1-3). Según cuenta el doxógrafo, Aristóteles regresó a Atenas y dejó a Alejandro en manos de su sobrino y discípulo Calístenes de Olinto, que siguió a Alejandro por Asia y realizó la crónica de la expedición, y después se vería envuelto en la conspiración contra Alejandro ( Vidas, V 4).
La Academia, entonces regida por Jenócrates desde 339-338 a. C. (que coincidió con Aristóteles en Assos), no fue el lugar elegido por Aristóteles para continuar sus investigaciones. Jenócrates ha sucedido a Espeusipo, sobrino de Platón, como escolarca de la Academia, y Laercio se hace eco de esta circunstancia como esencial en la explicación de la apertura del Liceo: Aristóteles abrió su propia escuela para competir con Jenócrates, pues "sería vergonzoso callar y dejar hablar a Jenócrates", cita Laercio (Vidas, V 3; otros autores mencionan a Isócrates en lugar de Jenócrates, pero las fechas no cuadran porque Isócrates murió en 338, tres años antes de la llegada de Aristóteles a Atenas, y no habiendo sucesor su escuela de retórica cesó su actividad).
Aunque hubiese sido bien recibido allí, en la Academia, prefirió establecerse por su cuenta para seguir con su línea empírico-naturalista, sin los estorbos de un director al que consideraba de menor valía intelectual; su fortuna personal y la ayuda de Antípatros, virrey de Macedonia en Atenas, le sirvieron para establecer su escuela propia, en los jardines del santuario dedicado a Apolo Lýkeion, que como ocurría también en los jardines del santuario dedicado a Akademos (sede de la Academia) y del santuario del Kynosarges (dedicado a Heracles y sede de la escuela filosófica de Antístenes el Cínico), era un lugar usado generalmente para reuniones públicas, demostraciones oratorias, enseñanzas de los sofistas, etc. De esta manera nació el Liceo.
Como cuenta Laercio, Aristóteles inició su actividad docente en "el paseo que hay en el Liceo para filosofar en compañía de sus discípulos dando vueltas hasta la hora de las unciones de los atletas", y sólo cuando sus discípulos se hicieron más numerosos decidió sentarse ( Vidas, V 2-3).
Estas eran unas instalaciones públicas, cuyo uso privado no suponía ningún coste para Aristóteles: jardines, gimnasio, pórtico ( perípatos), etc. En este último daba sus lecciones Aristóteles, de ahí el segundo nombre de su escuela, la de los peripatéticos. La adquisición de otras instalaciones era más problemática, porque Aristóteles no era ciudadano de Atenas, sino meteco, lo que le impedía tener propiedades en la ciudad; con la ayuda de Antípatro y otros amigos pudo disponer de algún local donde instalar la biblioteca, la mayor de Atenas en aquel momento, y su jardín botánico y zoológico, donde guardaba muestras disecadas de plantas y animales que el mismo Alejandro le enviaba desde lugares lejanos.
En el verano del año 323 muere Alejandro, después de haber conquistado para Grecia, Egipto (funda Alejandría) y gran parte de Asia Menor (derrota y asimilación del Imperio persa) y haber llegado hasta la India, Alejandro se consideraba sucesor legítimo de la monarquía persa, y tenía planeado mantener el Imperio bajo una nueva élite macedonia y persa a la vez. Al mismo tiempo que helenizaba, iba adoptando maneras persas y orientales, es decir, bárbaras, que no eran del gusto de los griegos más puristas, y que el propio Aristóteles hubiera repudiado, sobre todo en lo referente al despotismo oriental que se configuraba como modelo político del ahora inmenso territorio conquistado (cfr. Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, XLVII). Alejandro comenzó a creerse un semidiós ya desde el episodio de su visita al templo de Amón, en Egipto (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, XXVII), y su convicción aumentó conforme iba conquistando territorio persa y adoptando maneras orientales; sobre todo gustaba de ser adorado, tal y como hacían los persas a su propio rey.
Esta actitud le enfrentó a sus propios seguidores. Casandro, hijo del virrey macedonio en Atenas, Antípatro, es uno de los ejemplos (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LXXIV), y el propio Calístenes, sobrino y alumno de Aristóteles y cronista de la expedición por Asia, se negó a practicar la postración a los pies practicada por los bárbaros ( proskýnesis) y que Alejandro pretendía que practicasen hasta los mismos griegos, por lo que cayó en desgracia ante Alejandro y acabó acusado, seguramente en falso, de complicidad en la conspiración de los pajes reales encabezada por Hermolao (327 a. C.), y que supuso su ejecución (cfr. Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LIV-LV). Sobre la suerte de Calístenes hay divergencias, pues unos confirman que murió ahorcado por orden de Alejandro, otros dicen que murió de enfermedad en prisión, otros que estuvo encerrado en una jaula de hierro, cubierto de piojos y de suciedad y que finalmente fue lanzado a las fauces de un león (Laercio, Vidas, V 5; y también en Sila XXXVI, donde aclara que enfermó de sarna, la misma dolencia que mató a Sila), y otros que fue juzgado en Atenas, en presencia del propio Aristóteles y que más tarde, pero aún en vida de Alejandro, murió de obesidad y comido por los piojos (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LV).
Alejandro comenzó a desconfiar de Aristóteles a raíz de la actuación de Calístenes, sobrino del estagirita y seguidor de la filosofía de su tío. Ya la rigidez de los principios de Calístenes había disgustado a Alejandro, que se dejaba seducir fácilmente por quienes le adulaban. Calístenes se fue ganando a pulso la antipatía de Alejandro y de los demás macedonios, sobre todo a causa de negarse a practicar la adoración (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LII-LIV). La conspiración de Hermolao llevó a Alejandró a escribir a Antípatro, confesando sus pretensiones de castigar a Calístenes y "a los que acá le enviaron y a los que dan acogida en las ciudades a los traidores contra mí", cosa que, según Plutarco, alude directamente a Aristóteles (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LV). Tampoco confiaba en Antípatro, ni en los hijos de éste, Iolas y el ya mencionado Casandro (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LXVIII y LXXIV). Este último heredó de su padre el gobierno de Grecia, en el año 319, y nombro dictador de Atenas a Demetrios de Faleron, miembro del Liceo.
Ahora, en 323, con Alejandro muerto, la situación cambia en Grecia, y comienzan los problemas para Aristóteles en Atenas. El estagirita había colaborado con los macedonios desde la época de Filipo II, y tenía buenas relaciones con el virrey y regente de Alejandro, Antípatro. Precisamente las primeras noticias de la muerte de Alejandro llegaron a Atenas cuando el regente y protector de Aristóteles se hallaba lejos, camino de Babilonia, pues había sido llamado por Alejandro. Y Demóstenes, sufragado por el malversador Hárpalo, destituido por Alejandro de sus cargos (había sido nombrado administrador, según Plutarco en Vidas Paralelas. Alejandro, XXXV), pudo volver a iniciar su labor agitadora.
Una de las primeras víctimas de la reacción contra el dominador macedonio fue Aristóteles, acusado oficialmente de impiedad, al igual que Sócrates. La prueba consistía en el himno que años atrás escribiera a la muerte de Hermias de Atarnéus (Laercio la reproduce íntegramente en Vidas, V 7-8, y puede leerse en este enlace), como si fuera un dios. Era, sin embargo, una mera excusa para descargar el odio de los nacionalistas atenienses contra un elemento incómodo en su ciudad, como lo fuera Sócrates. Hasta tal punto se había ganado Aristóteles enemigos a causa de sus contactos con los macedonios, que Plutarco nos dice que se extendió en Atenas el rumor de que Alejandro había sido envenenado por orden de Antípatro, que el veneno lo había proporcionado el mismo Aristóteles y que Iolas fue el que lo suministró a Alejandro, pues ejercía el cargo de primer escanciador (Plutarco, Vidas paralelas. Alejandro, LXXVII). Al advertir Aristóteles el peligro que corría en Atenas, abandonó rápidamente la ciudad para establecerse en Calcis (Eubea), donde quedaba la finca de su madre.
Comienza el último año de su vida, en el que se sentirá solo y melancólico, hasta el punto de redactar su testamento, que se conserva (Diógenes Laercio lo reproduce en Vidas, V 11-16). A principios del otoño del año 322 murió a causa de una enfermedad estomacal, seguramente úlcera o cáncer.