Con lo de cabeza que hemos ido estos días seguro que ya casi ni nos acordamos del asuntillo de “las armas listas” que hemos despachado a Arabia Saudí y eso que nuestro Gobierno dice que está por la paz en el mundo, que eso de exportar muerte y dolor no está bien y todas esas cosas. Pero bueno, según el ministro de Exteriores “Se trata de armamento de precisión que no produce efectos colaterales” así es que tranquilos, lo que vendemos son unas armas tan sabias, justas y pacifistas que sólo matan a “los malos” y si, además, el régimen saudí nos dice que no se usarán contra población civil, seguro que podemos dormir con la conciencia tranquila. ¡Que suerte! Por lo visto, con esa promesa nos vale, como si no le hubiésemos vendido ya a Arabia Saudí más de 1245 millones de euros en armas que han usado para cometer las mayores atrocidades que se puedan imaginar en unas de esas guerras olvidadas que quedan ocultas detrás del telón de Siria la de Yemen. Pero una cosa, si eso de “mal de muchos consuelo de tontos” sirve en estos casos diremos que desde 2015 EEUU, Reino Unido, Francia, Canadá, Italia, China, Alemania, Suiza, Montenegro…(la lista es interminable) les han vendido armamento de todo tipo (prohibido o no) como para aniquilar el mundo entero un montón de veces. Todo el “mundo civilizado” se tapa lo ojos ante la barbarie porque claro, “el negocio es el negocio” y ahí parece no valer las relaciones con el yihadismo, el reiterado bombardeo de colegios y hospitales o el que los Derechos Humanos sean un chiste de mal gusto en la zona. Ni siquiera que Naciones Unidas investigue las atrocidades detiene las ventas, Sólo Suecia, Paises Bajos y Valonia han vetado las exportaciones de armas a Arabia Saudí.
Pero, ¿para qué narices quiere Arabia Saudí todos estos artefactos?¿A qué se debe tanta violencia? Porque tampoco es que nos hayan contado mucho por la tele… Pues resulta que Arabia Saudí lleva manteniendo durante casi 5 largos años una guerra que empezó en uno de los paises más pobres del mundo al tiempo que todas las de las de las “primaveras árabes” cuando los rebeldes Hutíes (pro Irán) ocuparon Saná pero empeoró en 2015 con la intervención de una alianza militar liderada por Arabia Saudí a favor del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi. Actualmente unos 20 millones de personas dependen allí de las ayudas humanitarias y se ha desencadenado la peor epidemia de Cólera de la historia. Ahí van las bombas.
El caso es que como en todas partes donde hay un conflicto armado los más perjudicados son los débiles y de entre ellos los niños que ven como lo que debiera ser una vida segura, de juegos y risas se transforma en un verdadero infierno donde el juego consiste en mantenerse con vida, con un poco de suerte. Es monstruoso leer que Unicef nos dice que allí donde van a ser utilizadas las armas que vendemos más de 2500 niños han muerto desde marzo de 2015 y unos 3.600 han sido heridos de gravedad o mutilados. ¡Y a nosotros nuestro gobierno sin contarnos nada antes de vender los cacharros!
Pero esto no es todo, Resulta que con la llegada del invierno y el bombardeo selectivo de los puertos donde desembarcaba la ayuda humanitaria por parte de estos señores que nos compran las bombas, Yemen se encamina a una de las mayores crisis humanitarias de la Historia, una hambruna planificada de magnitudes inimaginables. Según Save The Children nada más y nada menos que unos 5,2 millones de niños se encuentran al borde de la inanición. Y la verdad, a mí se me cae la cara de vergüenza al ver que este horror se va a perpetrar y aumentar con el armamento este “tan listo” que les hemos vendido gracias a la falta de escrúpulos en “hacer caja” fácil y no preocuparse en las consecuencias ni esforzarse por intentar reconvertir los empleos en las “fabricas de muerte” que tenemos en España en industrias I+D de las que podamos estar orgullosos y de paso generar empleo y bienestar. El escándalo ha pasado, las armas se han vendido, los contratos se mantienen pero nosotros seguimos siendo responsables de vender dolor y muerte contra los inocentes.