La matanza en un club gay en Estados Unidos ha levantado reacciones de todo tipo. Uno que tampoco ha podido evitar callarse ha sido Donald Trump, candidato republicano a la Casa Blanca. Según él, si los clientes del club hubieran portado sus propias armas no se hubiera producido una matanza tan grande.
En su documental Fahrenheit 9/11, Michael Moore mostraba imágenes de un programa de televisión. En él, un hombre trataba de vender paracaídas. Su idea era que se colocasen en los pisos superiores de los rascacielos para que la gente pudiera utilizarlos en caso de quese repitiera una situación como la del 11 de septiembre de 2001. El vendedor aseguraba que eran fáciles de poner y para demostrarlo la presentadora intentó ponerse uno. Pues bien, ella tardaba mucho en ponérselo y hasta necesito ayuda. Y eso en condiciones normales, no digamos ya en lo alto de un rascacielos ardiendo por el impacto de un avión. Se demostraba así que una persona que no estaba acostumbrada a usar paracaídas no salvaría tan fácilmente una situación como la planteada (sin contar las dificultades y riesgos que entraña, incluso para saltadores profesionales, el saltar de un rascacielos, recalco otra vez que en condiciones normales).
Volvamos otra vez a la matanza de Orlando e imaginemos qué hubiera pasado si las víctimas hubiesen llevado armas que, en la mayoría de casos, seguramente no estarían acostumbrados a disparar.
Muchos perderían un tiempo valioso intentando desenfundar. En vez de huir, más de uno sería alcanzado sin ni siquiera poder sacar el arma. Los que lo lograran dispararían seguramente sin saber muy bien a quién (recordemos además que estamos en un local en plena madrugada. Mientras el asesino es abatido más de uno caería alcanzado por balas perdidas o por lo que podríamos llamar fuego amigo. Incluso, entre el caos y el nerviosismo algunos supervivientes podrían disparar a otros pensando que disparan al asesino. Y después, cuando llegase la policía, ¿cómo sabrían que la amenaza está neutralizada si tienen ante sí un montón de gente armada? Conclusión: con la idea de Trump seguramente tendríamos más víctimas.
En tiempos de crisis la gente busca soluciones rápidas y sencillas. Recuerdo como tras el atentado en Francia contra Charlie Hebdo la líder ultradetechista Marie Le Pen dijo que debería instaurarse la pena de muerte para el delito de terrorismo. Teniendo en cuenta que la mayoría de yihadistas no están muy preocupados por la muerte, que de hecho la buscanpara cconvertirse en mártires, no creo que les disuada mucho esa pena de muerte.
La ultraderecha ha convertido en arte su aprovechamiento del miedo y esa necesidad de respuestas rápidas. No sé piensa en las consecuencias ni si la solución generará más problemas. Lo que importa es que ofrecen soluciones fáciles que la gente quiere oír. Ese es el secreto del éxito de la ultraderecha. Y también su peligro.