Armenia: Khor Virap y fortaleza de Amberd

Por Orlando Tunnermann

EL MONASTERIO DE KHOR VIRAP CON EL MONTE ARARAT AL FONDO.
Va llegando a su fin esta singladura armenia. Casi puedo ya atisbar en la lontananza los "atracaderos" de mi siguiente destino: Georgia.
Pero aún hay tiempo para el deleite en tierras de Hayastan. Mi próxima parada es Khor Virap.


Khor Virap (Khor, profundo, Virap, mazmorra, calabozo), la ciudadela que visito del siglo VII, cuando eraArtashat capital de estos lares de vetustas vivencias, se halla en la actual región de Lusavat y fue erigida en tiempos del monarca Artashet.


El entorno que me espía con mirada curiosa y añosa es a la par hermoso y legendario, con sus fascinantes panorámicas del bíblico Ararat en la frontera con la rayana Turquía.


Palidece, acaso, con el recuerdo nefando del tormento que sufriera durante 13 años el clérigo Grigor Lusarovich, "Gregorio el Iluminador", encarcelado en un angosto y miserable calabozo por el implacable Trdat III.
Sobreviviría el monje gracias a la caridad de las monjas, que le suministraron alimento a través de una pequeña y discreta abertura en el muro de la iglesia que mandara construir en el año 642 Nerses III.
Es doloroso imaginar su cautiverio en ese calabozo-pozo de 6 metros de profundidad, solo y muerto de hambre.



INTERIOR DEL CALABOZO DONDE FUERA RECLUIDO GREGORIO EL ILUMINADOR DURANTE 13 AÑOS.

Desde aquí pongo ya rumbo a la soberbia y soberana Fortaleza de Amberd o "Fortaleza de las nubes" (S.X-XI).


Con semejante denominación, uno casi puede atisbar en el plano espacial de la imaginación, apostados ante regios y formidables portones áureos, una comitiva celestial de duendes centinelas, elfos y ángeles diseñando templos etéreos en el firmamento; y también, acaso una escalera mágica que condujera a las dependencias privadas del Creador.


FORTALEZA DE AMBERD O DE LAS NUBES

Nos encontramos en Byurakan. La fortaleza no reposa entre sedosas estancias de nubes, por mucho que la imaginación porfíe en arrastrarnos a esos derroteros de fantasía silvestre. En todo caso, este recóndito paraje armenio tiene mucho de místico, espiritual y trascendental.




Parece sencillo imaginarlo acogiendo entre sus muros desdentados a toda una cohorte de retoños querubines esperando el advenimiento del Señor, acaso vigilando desde inalcanzables atalayas entre las nubes.


Por aquí dejaron su huella nada menos que cuatro dinastías. Construido en época de los Bagratunyats,sería restaurada después por los Zakaryans.
Se pierde mi mirada voladora enamorada de este reino de mansedumbre imperturbable y halo asceta; un reino de paz y belleza hermanadas que bifurcan los ríos Arkashem y Amberd.


Fue este lugar asentamiento de la Edad de Piedra y fortaleza Urartiana en la Edad del Bronce. El paisaje nos deja sin aliento, nos retrotrae a aquella era primigenia.
La carretera que me conduce hasta aquí es curvilínea y angosta, pero la belleza envolvente arroja hechizos de encantamiento sobre mi persona y me engatusa con lisonjas paisajísticas.


Respiro por unos minutos este aire impoluto, límpido, a unos 2300 metros sobre el mar, oteando a cada paso numerosos campamentos trashumantes que confieren a mi visita un innegable aroma épico y medieval.
FORTALEZA DE AMBERD.
Contemplo la fortaleza plenamente consciente del privilegio de estar aquí, ante sus muros avejentados y artríticos, curtidos por la mella inexorable del tiempo.


La acompaña en su perenne soledad inconsolable la iglesia del año 1026, construida por el Príncipe Vahram Vachutian Pahlavuni.
La muralla y el castillo datan del siglo VII y fueron construidos por la familia Kamsarakan. Continuaría los trabajos Vahram Pahlavuni a partir del siglo X.
Concluye mi etapa en el precioso cementerio de tumbas ornamentales, en Oshakan, con siglas enormes, dibujos, tallas...
En este lugar sagrado, junto al camposanto, hallamos la iglesia de Mashtots, creador del alfabeto armenio, enterrado en la cripta del templo en el año 440.