Hoy, cuarenta y tres años más tarde, aún tengo vivo en la memoria aquel episodio de mi adolescencia en que Neil Armstrong pronunció la histórica frase de “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad”. Acababa de pisar la Luna y dejaba una huella indeleble, no sólo sobre la polvorienta superficie lunar, sino en los recuerdos de toda una generación que siguió la misión del Apolo 11 como la aventura más grande jamás realizada por el ser humano.
Hoy, cuarenta y tres años más tarde, aún tengo vivo en la memoria aquel episodio de mi adolescencia en que Neil Armstrong pronunció la histórica frase de “es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad”. Acababa de pisar la Luna y dejaba una huella indeleble, no sólo sobre la polvorienta superficie lunar, sino en los recuerdos de toda una generación que siguió la misión del Apolo 11 como la aventura más grande jamás realizada por el ser humano.