Por Antonio Martín
Cuando empieza a llover y una persona abre un paraguas en la parada del autobús, está realizando arquitectura. Lo mismo sucede cuando llegamos a la arena de la playa y extendemos las toallas o, cuando hartos de esperar en la cola del cine, decidimos usar la barandilla de al lado como asiento. Todos estos actos que inconscientemente realizamos en nuestra vida diaria son modificaciones del espacio público.
Sin embargo, son muchos los ciudadanos (no sólo artistas o arquitectos) que realizan esta transgresión conscientemente, con el fin de buscar una mejora del espacio colectivo. Un intento por modificar el uso original de aquel espacio que, bien no cumple con su función, bien se enriquece con la hibridación de usos nuevos. Este urbanismo de a pie, más fresco y real que el que se realiza en los despachos, es el tema central del pabellón que EE. UU. presenta en la XIII edición de la Bienal de arquitectura de Venecia. Cansados de los arquitectos estrella y de las fallidas megaintervenciones en el territorio, esta muestra apuesta por las pequeñas actuaciones en la ciudad que realmente mejoran el día a día de los ciudadanos bajo el lema Spontaneous interventions.
Entre las actuaciones que se muestran podemos encontrar el logro de los vecinos de Queens, Nueva York. Cansados de vivir en el área con menos zonas verdes de toda la ciudad, decidieron actuar consiguiendo que se cerrara al tráfico rodado un tramo de la calle 78, convirtiéndola en una zona de juegos infantiles.
El ritmo de vida actual en las ciudades nos lleva a realizar los mismos trayectos cada día, conociendo una mínima parte de la ciudad en la que residimos. Para luchar contra esto, el artista y arquitecto Mark Shepard ha creado Serendipitor, una aplicación para móviles que se muestra en el pabellón y que pretende guiarnos por caminos nuevos para redescubrir nuestra ciudad. Es la versión 2.0 de la deriva situacionista de los años 60. La falta de vegetación en las plazas parece que no es algo único en la ciudad de Madrid. Cansado de ver solares vacíos, el estudio de diseño COMMONstudio creó Greenaid. Una máquina expendedora de la que mediante monedas podemos sacar las denominadas seedbombs, bolas de semillas, abono y arcilla dispuestas para ser lanzadas anónimamente a cualquier terreno desocupado con el fin de convertirlo en un espacio verde.
Créditos de la imágenes:
Imagen 1: Los niños de Queens disfrutando de la transformación de la transformación de la calle 78 en parque infantil (fuente: http://www.spontaneousinterventions.org/). Imagen 2: Una mujer neoyorkina disfruta de su comida haciendo uso de la transformación del mobiliario urbano ralizada con el sistema Pop Up Lunch (fuente: http://www.spontaneousinterventions.org/). Imagen 3: Un ciudadano deja información sobre la zona a los potenciales turistas mediante un código QR serigrafiado en el suelo (fuente: http://www.spontaneousinterventions.org/). Imagen 4: Trayecto entre dos puntos de nueva York propuesto por la aplicación de móvil Serendipitor (fuente: http://www.spontaneousinterventions.org/). Imagen 5: Proceso de transformación de un espacio urbano en zona verde mediante la utilización de las Seedbombs (fuente: http://www.spontaneousinterventions.org/).