El devenir de la arquitectura tras siglos dedicada a satisfacer las utopías más o menos megalómanas de las cúpulas del poder, con exceso de dinero para gastar sin escrúpulos y faltos de cualquier mínima dosis de creatividad, concepto que les da pánico. Va pidiendo paso y cada vez de forma más progresiva hacia una arquitectura de compromiso social, enfocada en el buen gusto, la armonía, la coherencia, la confortabilidad y por supuesto la habitilidad, fin último de cualquier edificación. La arquitectura y la construcción conforman los entornos en los que vivimos y desarrollamos la mayor parte de nuestro tiempo, por tanto es prioritario especialmente para los que somos profesionales del sector nuestra plena concienciación acerca del servicio social que desempeñamos en nuestros trabajos y poder transmitir desde la accion este mismo mensaje a la ciudadanía.
Va siendo necesaria una arquitectura que sea más adaptable a las personas que habitamos nuestras casas y las edificaciones en donde se desarrollan. La arquitectura como arte engendrado para ser visto, disfrutado y también habitable ha de ser posible y real para todos. Aplicando dosis de creatividad y de talento arquitectónico obtendremos bellezas en todos los sentidos y aspectos de la vida no sólo para el disfrute de una experiencia vinculante a modo de evento sino como experiencia que se puede vivir y compartir en el desarrollo de la vida diaria, haciendo habitable las edificaciones diseñadas para los usuarios, las personas.
A diferencia del documental si soy y seré partidario del progreso y del avance y desarrollo de cualquier tipo de arte, incluída la arquitectura, siempre que sea con el enfoque puesto en servicio social encaminado a mejorar nuestra calidad y condiciones de vida. Es que sino no existiría el arte, gracias a la investigación e imaginación es posible crear y construir sueños que sean habitables.