Arquitectura orgánica, movimiento de la arquitectura que obtiene los principios fundamentales de su metodología de la naturaleza y de las leyes que la regulan. Ya en los tratados de Vitrubio y de Alberti se encuentran referencias a la necesidad de la arquitectura de adecuarse a las leyes universales que dominan el mundo natural: la cualidad estética de las construcciones y su relación orgánica con el contexto son objetivos alcanzables a partir del conocimiento y de la imitación de los organismos naturales.En la arquitectura contemporánea el concepto ‘orgánico’ ha generado interesantes discusiones teóricas y notables realizaciones, sobre todo en la arquitectura de Frank Lloyd Wright; sus reflexiones y su práctica arquitectónica impulsaron a insertar el edificio en el contexto natural, al uso de materiales específicos adaptados al terreno y a la valorización de las exigencias emotivas del hombre. Solo de este modo parece posible realizar una arquitectura en armonía con las leyes de la naturaleza.La idea de construir una ciudad enteramente orgánica llevó a Wright a desarrollar el proyecto de Broadacre City (1933), utópico e irrealizable, cuyo significado principal fue la polémica negación del desorden de las innaturales metrópolis americanas. Los arquitectos norteamericanos que se adscribieron al movimiento orgánico buscaron dar a su trabajo una forma expresiva subordinada exclusivamente a la funcionalidad y libre de imposiciones estilísticas, inspirándose en la naturaleza y, en algunos casos, en la arquitectura de la época de los pioneros americanos.La corriente orgánica encontró su expresión en algunas obras de Hugo Häring, de Hans Scharoun y de Gunnar Asplund, quienes, a través de planimetrías asimétricas, se separaron de la rigidez del racionalismo arquitectónico. Alvar Aalto, arquitecto finlandés, está considerado como el máximo exponente de la arquitectura orgánica en Europa: la biblioteca de Viipuri (1927-1935 en la actual ciudad rusa de Viborg), y la Baker House (1947) del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts, testimonian su adhesión a este movimiento y su disociación respecto al racionalismo europeo.En Italia, Bruno Zevi, después de la II Guerra Mundial, buscó la difusión y el sostenimiento de la arquitectura orgánica a través de la fundación de la APAQ (Asociación de la Arquitectura Orgánica).
Arquitectura orgánica, movimiento de la arquitectura que obtiene los principios fundamentales de su metodología de la naturaleza y de las leyes que la regulan. Ya en los tratados de Vitrubio y de Alberti se encuentran referencias a la necesidad de la arquitectura de adecuarse a las leyes universales que dominan el mundo natural: la cualidad estética de las construcciones y su relación orgánica con el contexto son objetivos alcanzables a partir del conocimiento y de la imitación de los organismos naturales.En la arquitectura contemporánea el concepto ‘orgánico’ ha generado interesantes discusiones teóricas y notables realizaciones, sobre todo en la arquitectura de Frank Lloyd Wright; sus reflexiones y su práctica arquitectónica impulsaron a insertar el edificio en el contexto natural, al uso de materiales específicos adaptados al terreno y a la valorización de las exigencias emotivas del hombre. Solo de este modo parece posible realizar una arquitectura en armonía con las leyes de la naturaleza.La idea de construir una ciudad enteramente orgánica llevó a Wright a desarrollar el proyecto de Broadacre City (1933), utópico e irrealizable, cuyo significado principal fue la polémica negación del desorden de las innaturales metrópolis americanas. Los arquitectos norteamericanos que se adscribieron al movimiento orgánico buscaron dar a su trabajo una forma expresiva subordinada exclusivamente a la funcionalidad y libre de imposiciones estilísticas, inspirándose en la naturaleza y, en algunos casos, en la arquitectura de la época de los pioneros americanos.La corriente orgánica encontró su expresión en algunas obras de Hugo Häring, de Hans Scharoun y de Gunnar Asplund, quienes, a través de planimetrías asimétricas, se separaron de la rigidez del racionalismo arquitectónico. Alvar Aalto, arquitecto finlandés, está considerado como el máximo exponente de la arquitectura orgánica en Europa: la biblioteca de Viipuri (1927-1935 en la actual ciudad rusa de Viborg), y la Baker House (1947) del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts, testimonian su adhesión a este movimiento y su disociación respecto al racionalismo europeo.En Italia, Bruno Zevi, después de la II Guerra Mundial, buscó la difusión y el sostenimiento de la arquitectura orgánica a través de la fundación de la APAQ (Asociación de la Arquitectura Orgánica).