Arrowood. Mick Finlay

Publicado el 21 junio 2018 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Una intriga en la que intereses políticos y sociales se ven involucradosLondres 1895. Con el recuerdo de Jack el destripador y sus víctimas de Whitechapel, y mientras que el Strand Magazine es devorado por multitud de curiosos para seguir las aventuras del gran detective Sherlock Holmes, un colega suyo, William Arrowood, vive mucho más humildemente en el mísero Southwark. Está obsesionado con el éxito de Holmes, y espera su gran oportunidad. Aparentemente ésta le llega cuando la señorita Caroline Cousture le encarga que dé con el paradero de Thierry, su hermano, desaparecido en extrañas circunstancias. Lo que inicialmente aparenta ser un caso sin demasiadas complicaciones, deriva en una intriga en la que intereses políticos y sociales se ven involucrados, y en el que aparecerán personajes realmente siniestros, que no dudarán en llegar al asesinato con tal de alcanzar sus fines.
Arrowood, a pesar de la envidia que le da el éxito y riqueza que ha conseguido, no es seguidor de los métodos holmesianos. Desprecia el excesivo papel de la deducción y las pistas, inclinándose más por esta severación sobre su método detectivesco:
la clave está en la gente, en saber descifrar su comportamiento

Siguiendo este principio, Arrowood nos sorprenderá con sus conocimientos de la psique humana, y por ejemplo dará un singular uso de los textos de Charles Darwin, sorprendiéndonos por sus conocimientos de psicofísica emocional.

También es distinto en cuanto a aspecto y usos. Es más bien gordito, bebe con poca moderación, y sufre de gota, lo que le obligará a que la labor callejera tenga que ser efectuada por su ayudante Norman Barnett, que al igual que Wason con Holmes, nos hará de biógrafo de las aventuras del gran detective. Pero en el caso de Barnett, sus labores irán más allá de hacer de amanuense y hombre de acción, pues tendrá que cuidar a su jefe, que por muy inteligente y sutil que sea, tiene una gran capacidad de meterse en líos, y no saber como salir de ellos, así como es ciertamente incapaz de manejar asuntos tan vulgares como el cobrar la minuta a sus clientes.Arrowood no solo usará a Barnett para investigar por las calles de Londres. También echará mano de un pintoresco grupo de personajes de las capas más humildes de Southwark, entre los que destaca el pequeño Neddy, por el que Arrowood mostrará un cuidado y un cariño, bien distintos al trato despegado, casi despreciativo que Holmes mostrará por sus irregulares.

La narración, mientras nos lleva por los vericuetos de la resolución del misterio, nos hará un duro daguerrotipo del Londres miserable que años más tarde retrataría Jack London en Gente del abismo, y que nos lanza a la trastienda de la presuntamente encantadora época victoriana donde la realidad de la gran mayoría de la población era muchísimo más dura de lo que aparece en novelas y relatos como son los holmesianos. 

Pero no todo es el horror dickensiano de las calles y las gentes del Londres más mísero. También hay momentos de acción, e incluso alguno directamente desternillante, como el asalto que llevan a cabo un grupo de damas misericordiosas a una tonelería donde suponen secuestrado a un niño. La descripción de este grupo de mujeres, en el que participa Ettie la hermana del protagonista, le permite al autor hablar de estos grupos, que con principios religiosos y bienintencionados, pretendían mejorar las circunstancias de una población arrasada por la miseria, la prostitución y el hambre. Y sobre todo nos choca su labor activa, en el que normalmente salen a las calles a manifestarse, a impedir maldades, a ejercer presión física, a informar de sus derechos, en un rol que hoy llamaríamos de activismo directo. Por último hay que destacar la relectura, o reinterpretación que de alguno de los casos de Holmes hace el protagonista, que partiendo de las premisas del caso, plantea unas posibilidades y una lectura muy distinta a la que nos propuso Conan Doyle, siendo especialmente brillante la relectura que hace de Escándalo en Bohemia, dando muy distintos roles al rey germano, y a Irene Adler.

Con todos estos ingredientes, esta novela nos ofrece una apasionante trama, llena de inteligencia, acción y mostrando historias poco habituales en las novelas de la época, con un estilo ágil,y con unas gotas de folletín, que dan humanidad a unos personajes estupendos.Harper Collins, 2018Compra en Casa del LibroJosé María Sánchez Pardo