Arroz caldoso de verduras para DIRECTAS AL GRANO

Por Recetasdetiaalia

 
Algo tienen los arroces caldosos (o melosos) que hace que entren por los ojos y el resto de los sentidos con una facilidad increíble. Al menos así me parece a mi y por ello estaba deseosa de que llegara el día de hoy y poder compartir con todos, a través del reto mensual Directas al grano, este arroz caldoso de verduras.
Mi elaboración está basada en una receta del libro de recetas de Thermomix que se ha visto retocada por la disponibilidad de algunas verduras no contenidas en la lista original y por la falta de otras que, sin embargo, si que aparecen en la receta del libro.
El nombre puede hacernos pensar que, al ser un arroz de verduras, es un plato ligero pero nada más lejos de la realidad. Este arroz es contundente hasta decir basta y constituye una comida bien completa por sí mismo. No se necesita nada más para satisfacer nuestros estómagos. Quizás un dulce, si somos de los que gustan de rematar las comidas con azúcar, quizás un café...pero poco más. ¡Palabrita!
La receta que a continuación os dejo está elaborada con Thermomix pero se puede adaptar perfectamente a la cocina tradicional. Con un poco de mano y una pizca de paciencia, lo tenemos listo.
Os cuento cómo hacerlo,,,
Necesitamos (para 4-6 personas)

  • 500 grs de caldo de verduras
  • 200 grs de espinacas congeladas
  • 25 grs de aceite de oliva suave
  • 50 grs de cebolla, pelada y troceada
  • 1 diente de ajo, pelado
  • 50 grs de zanahoria, pelada y laminada
  • 100 grs de chirivía, pelada y laminada
  • 100 grs de calabacín, pelado y en dados
  • 125 grs de tomate, pelado y en dados
  • 2 corazones de alcachofa, cortados en cuartos
  • 150 grs de arroz, tipo bomba
  • Sal
  • Azafrán


Vertemos la mitad del caldo de verduras y las espinacas en el vaso de la thermomix. Programamos 15 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1. Agregamos la otra mitad del caldo y trituramos durante 5 segundos a velocidad 7. Reservamos.
Limpiamos el vaso y lo secamos para proseguir con el sofrito.
Calentamos el aceite en el vaso durante 3 minutos, temperatura Varoma, velocidad 1. Agregamos la cebolla y el diente de ajo y programamos 4 minutos, temperatura Varoma, velocidad 3 1/2.

Bajamos los restos de cebolla y ajo que se hayan quedado en las paredes del vaso y añadimos la zanahoria, la chirivía y el calabacín. Programamos 7 minutos, temperatura Varoma, velocidad cuchara.
Incorporamos el tomate y la alcachofa. Mezclamos 1 minuto a velocidad cuchara. A continuación agregamos el arroz y programamos 3 minutos, temperatura Varoma, velocidad cuchara.
Para finalizar, agregamos el caldo de espinacas que tenemos reservado, sazonamos al gusto y programamos 15 minutos, temperatura Varoma, velocidad cuchara.
Servimos el arroz después de dejarlo reposar un par de minutos, coronando cada plato con alcachofas y unas hebras de azafrán. Y, hasta aquí, mi propuesta de arroz caldoso. Ahora, como todo día de publicación del reto Directas al grano, me despido con la invitación de acompañarme a visitar a mis compañeras de reto...¿qué habrán preparado?

Don José Manuel con Sabina, Serrat y Ríos en la Casa de América (Fuente: El diario.es)

Sobre Caballero Bonald

Poeta, novelista y ensayista español nacido en Jerez de la Frontera, Cádiz, en el año 1926. Estudió Astronomía en Cádiz y más tarde Filosofía y Letras en Sevilla y Madrid. Militante anti-franquista, pertenece al grupo poético de los 50 junto a José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo y Jaime Gil de Biedma, entre otros. Vivió fuera de España por varios años y a su regreso trabajó en el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española. Obtuvo el premio Boscán y de la Crítica de Poesía en 1959, el Biblioteca Breve en 1961, el de la Crítica de Novela en 1975, el de la Crítica de Poesía en 1978, el Plaza y Janés en 1988, el premio Andalucía de las Letras en 1994, el XIII Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía en 2004 y el Premio Nacional de Letras en 2005.En 1996 fue nombrado Hijo Predilecto de Andalucía.De su obra poética se destacan: «Las adivinaciones» en 1952, «Memorias de poco tiempo» en 1954, «Pliegos de cordel» en 1963, «Vivir para contarlo» en 1969, «La costumbre de vivir» en 1975, «Toda la noche oyeron pasar pájaros» en 1981, «Tiempo de guerras perdidas» en 1995, «Diario de Argónida» en 1997, «Copias del natural» en 1999, y «Manual de infractores» en 2005.

Resolución del jurado de los Premios Antonio Domínguez Ortiz de Biografías:

Memorial de disidencias. Vida y obra de José Manuel Caballero Bonald es una biografía exhaustiva y muy bien contada, que coteja las memorias de José Manuel Caballero Bonald, Investido Doctor Honoris Causa por la UNED el pasado año, con los testimonios de otras fuentes y traza a la vez el retrato del hombre y el de su época, sin dejar de valorar la obra, pero aportando además la vivida semblanza de un tiempo histórico en el que la personalidad combativa del poeta ha destacado por su compromiso, no solo literario, y su independencia de criterio.

Memorial de disidencias. Vida y obra de José Manuel Caballero Bonald

Julio Neira- Catedrático de la UNED

Como indica su subtítulo, este libro es la biografía de uno de los principales escritores españoles actuales. Autor de obras tan importantes en nuestro canon contemporáneo como las novelas Dos días de setiembre (1962) y Ágata ojo de gato (1974); los poemarios Descrédito del héroe (1977), Laberinto de Fortuna (1984), Diario de Argónida (1997), Manual de infractores (2005) y La noche no tiene paredes (2009), por citar sólo los más sobresalientes; dos volúmenes excelentes de memorias, Tiempo de guerras perdidas (1995) y La costumbre de vivir (2001), y capaz de publicar cumplidos los ochenta y cinco años un poema autobiográfico de más de dos mil quinientos versos que es un auténtico desafío estilístico al alcance sólo de los más grandes poetas de nuestra tradición lírica: Entreguerras o De la naturaleza de las cosas (2012). Pocas veces la concesión del Premio Cervantes ha sido tan indiscutible como en 2012 al galardonar a José Manuel Caballero Bonald.

Si tenemos en cuenta que además de como escritor el jerezano ha sido reconocido también como crítico literario, como estudioso y recopilador del arte flamenco, como director editorial, como productor discográfico, como crítico de arte, etc., y que al tiempo, su radical oposición desde la juventud a los dogmatismos, al orden estatuido y las actitudes acomodaticias, así como su defensa de la libertad, los derechos de la persona y la justicia social hacen de él uno de los intelectuales más lúcidos en el análisis de la realidad, con la que siempre se ha sentido comprometido, desde la lucha antifranquista bajo la dictadura hasta su abierto rechazo de las políticas involutivas derecientes gobiernos neoconservadores, parece más que justificado la investigación sobre el conjunto de su etopeya.

Aunque quizá no falte quien cuestione su necesidad si se tiene en cuenta que el propio protagonista ha escrito numerosas páginas para dar cuenta de su vida, sobre todo en las memorias citadas, pero también en muchos poemas a lo largo de su larga trayectoria lírica, desde el primer libro Las adivinaciones (1952) al ya citado Entreguerras, hasta el punto de poder afirmar sin exageración que el conjunto de su obra es  paradigma de la fértil fusión entre vida y fabulación creadora.

También las novelas de Caballero Bonald presentan una similar voluntad autorreferencial. Es muy evidente en Dos días de septiembre (1962), Toda la noche se oyeron pasar pájaros (1981), En la casa del padre (1988) y Campo de Agramante (1992), que narran historias ambientadas en el universo inscrito en el triángulo que forman Sanlúcar de Barrameda, Jerez y El Puerto de Santamaría, territorio de vinos, caballos y barcos, donde es fácil identificar fragmentos que el jerezano relata en sus memorias como verídicos. Incluso la que pudiera parecer más alejada de la realidad, Ágata ojo de gato (1974), que la crítica vinculó con las tendencias entonces en boga del irrealismo o la indagación en terrenos de lo mágico, la explicaría el jerezano como fruto de «experiencias muy concretas vividas por mí y reconducidas luego hacia un foco de referencias preferentemente alegóricas […] Ágata no es más que el trasunto literario de una historia real trasplantada a un plano simbólico».[1]

Ahora bien, es muy evidente que tanto sus poemarios como sus novelas son textos escritos con intención literaria, en los que el componente biográfico puede ser desencadenante del poema o estar en el núcleo de la acción narrativa, pero se supedita al carácter ficticio que tiene toda literatura con voluntad de serlo. El arte es más importante que la vida y lo verídico se somete a lo verosímil en orden al logro literario. Ya José Carlos Mainer[2] advirtió del permanente juego de espejos entre la memoria de lo vivido y la ficción del personaje poético; y Jenaro Talens previno contra el error de considerar autobiográfica la poesía de Caballero Bonald porque «la memoria no retoma, sino que construye (provisionalmente) una identidad».[3] El propio Caballero Bonald ha insistido en su «irrevocable norma de conducta literaria: la ratificación de que la poesía es, antes que ninguna otra cosa, un hecho lingüístico que genera incluso por azar sus propios códigos iluminadores».[4]

Y sus memorias, ¿son una fuente fiable para conocer la sucesión de episodios que han compuesto su vida? Su autor nos desengaña enseguida de la esperanza de encontrar en ellas una autobiografía, porque confiesa que no pretende reconstruir una linealidad de sucesos vividos, sino seleccionar los que han permanecido en su memoria y reproducirlos con tantas lagunas, inconexiones e incoherencias como suelen tener nuestros recuerdos. Y alerta: «¿Qué crédito se le puede otorgar entonces a estas difíciles evocaciones? No soy capaz de calcularlo, aunque la verdad es que tampoco sería ya recomendable cambiar de tácticas deductivas».[5]

No, en estas obras no hay una voluntad de reconstrucción fidedigna. Su nombre, memorias, define a la perfección su carácter, que comparte naturaleza con sus obras de ficción en la medida en que la voluntad literaria es muy superior a una intención notarial, que por otro lado tan alejada estaría de su forma de ser y de entender el mundo. Este sentido es reforzado por el subtítulo La novela de la memoria, que pasaría a ser el de su refundición de los dos volúmenes en 2010.

Caballero Bonald se refiere con frecuencia al carácter inseguro de la fidelidad del recuerdo y alerta sobre el carácter literario del texto y sobre la arbitrariedad selectiva de la memoria. Confiesa haber prescindido de cualquier comprobación documental o cronológica, dejando que la memoria actuara como un proceso selectivo de conjeturas sobre lo ocurrido. Y llegará a afirmar que hay zonas de su infancia y de su adolescencia de las que no conserva recuerdos, por lo que tuvo que inventarse un personaje «que se parece a mí, que podría ser yo, pero del que tampoco estoy muy seguro que sea yo del todo».[6]

En ningún caso se aprecia voluntad de tergiversación de los hechos, simplemente ocurre que Caballero Bonald no escribe la crónica de su vida, sino lo que en la memoria queda de ella, con todas las servidumbres que la verdad cronológica debe rendir a esa «máscara del pasado» que es la memoria. El escritor reitera con frecuencia la advertencia de que los hechos no deben ser tenidos por exactamente auténticos, pero tal vez cuando más consciente sea de la distancia entre lo ocurrido y lo recordado, o entre lo recordado por unos y por otros, sea a propósito de la lectura de otras memorias, las de su amigo Carlos Barral, que narran episodios vividos por ambos.

Tampoco es que me importe mucho constatar ahora la exactitud de todas estas evocaciones […] La certidumbre es a estos efectos un requisito judicial, pero no es en absoluto un exigencia narrativa. Las erratas de la memoria desfiguran inevitablemente el pasado. No producen recuerdos, sino sedimentos de recuerdos, que es lo que a mí más me interesa. También Barral se equivoca a menudo […] confunde a veces y acaso a sabiendas los datos, incurre en algún que otro error onomástico o cronológico […] yo hago lo mismo y nada de eso me parece reprobable, porque en última instancia lo que de veras importa es el hecho literario consumado, es decir, la primacía poética de todas las memorias ¾ficticias y verdaderas¾ posibles.[7]

Llegados a este punto conviene aclarar que no parece que en la selección de episodios vividos que recuerda Caballero Bonald haya ocultación intencionada para evitar ángulos poco edificantes en la trayectoria del protagonista o su condición moral, al menos en el esquema de valores sociales establecido. No se ahorran hechos o escenas incursas en lo que la mentalidad burguesa no dudaría en encuadrar en la categoría «vida disipada»: gamberradas individuales o colectivas, juergas nocturnas con abundante ingestión alcohólica, frecuentación de prostíbulos, adulterio, etc., todo ello carente de ejemplaridad social.

Tampoco oculta rasgos de su carácter poco acordes con el equilibrio psicológico que solemos atribuir, por principio y sin necesario fundamento, a una figura de la vida pública, como cierta hosquedad derivada de su timidez y una capacidad de irritación muy elevada. Relata sucesos en los que aflora un temperamento colérico y la irascibilidad desemboca en un comportamiento incluso violento, como las diversas peleas en ámbitos nocturnos: el prostíbulo de Cádiz, la casa de Gabriel Celaya o el Jazz club de Madrid, en distintas épocas de su vida.

No, en todo caso los episodios borrados de la memoria de Caballero Bonald tienen que ver más con su propia relación de valores éticos. Sencillamente no cuenta, o lo hace de manera muy superficial, lo que él piensa que carece de importancia real. Por ejemplo los aspectos referidos a lo que Francisco Umbral denominó burocracia literaria generada por el Régimen: premios literarios, revistas, etc. Una vida literaria en la que sin embargo participó activamente en la década de los cincuenta, y que no puede obviarse en una biografía, porque es también es relevante para la contextualización de su formación como escritor. La timidez de su carácter se evidencia al rehuir referirse a la recepción de su obra por la crítica, y sólo muy de pasada, o para explicar algunos episodios, menciona honores, traducciones de sus obras a otras lenguas, tesis doctorales, etc.

¿Debe deducirse de todo lo anterior que la información biográfica contenida en sus obras literarias carece de fiabilidad? En absoluto, antes bien es una fuente de primer orden para conocer su vida, pero debe ser considerada con la presunción de inexactitud y la sospecha de contaminación con la ficción con que él mismo la presenta, por lo que ha de ser contrastada con otras fuentes documentales verificables, históricas, administrativas, memorialistas e incluso periodísticas. Por otra parte, sus memorias terminan en noviembre de 1975, a la muerte del dictador.

Desde entonces han pasado casi cuatro décadas en las que José Manuel Caballero Bonald ha escrito notablemente más obras literarias que hasta entonces y se ha convertido en un referente cívico como figura paradigmática de la vida democrática española. Parece más que necesaria su biografía, elaborada sin obviar su testimonio personal, pero contando con otras perspectivas posibles y con la mayor documentación disponible. Una biografía que ofrezca el relato coherente y global de su experiencia vital y de actividad como creador.

No es esta una semblanza que quiera limitarse a trazar los rasgos más relevantes de su personalidad o a recoger los momentos más significativos de su etopeya, ni mucho menos reducirse a un anecdotario, sino que pretende ser una biografía lo más completa y exhaustiva posible y, por tanto, dar cuenta de los hechos de su vida en toda su extensión. Por ello hemos consultado el mayor número posible de fuentes documentales. Ha sido imprescindible la investigación en los archivos: Histórico Nacional, General Militar de Segovia, del Museo Naval de Madrid, General de la Administración de Alcalá de Henares, Histórico Provincial de Cádiz, Municipal de Jerez de la Frontera, el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, el Centro Generación del 27 de la Diputación de Málaga, y el del Instituto Internacional de Madrid. Aunque la parte fundamental del trabajo se ha centrado en el archivo de la Fundación Caballero Bonald en Jerez de la Frontera, donde he podido consultar los papeles personales del escritor (documentos oficiales, recortes de prensa con publicaciones, reseñas y entrevistas, correspondencia con críticos, editores y otros escritores, etc.), gracias a la generosa ayuda de todo el personal del centro, encabezado por su gerente Fernando Domínguez.

Así mismo he consultado en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Madrid los principales diarios nacionales (ABC, El País, La Vanguardia) y locales, sobre todo los jerezanos Ayer, Diario de Jerez e Información, etc. Mención especial merece la hemeroteca histórica digitalizada por el Ministerio de Cultura que me ha permitido consultar la prensa clandestina de la dictadura. La participación en el Congreso Cuba Trasatlántica en La Habana en junio de 2013 me permitió investigar los fondos hemerográficos de la Biblioteca Nacional José Martí sobre la estancia cubana del poeta en 1965 y 1967-1968. Todas las actividades públicas consignadas tiene su correspondiente correlato documental periodístico, aunque en aras a la fluidez del relato se omite su pormenorizada anotación a pie de página, que resultaría muy farragosa.

No resulta posible en los límites razonables de una obra de esta naturaleza abordar un estudio analítico, ni siquiera somero, de su literatura, que de hecho viene siendo realizado parceladamente por diversas tesis doctorales. Pero sin su obra literaria la vida del escritor quedaría seriamente amputada. Por eso se ha tenido en cuenta la recepción crítica que fueron teniendo sus libros, así como la traslación literaria de algunos episodios biográficos.

He contado para realizar esta tarea ante todo con la generosa colaboración de su protagonista y de su esposa, Josefa Ramis, a quienes agradezco de corazón su imprescindible ayuda. Sin ellos no hubiera sido posible llevarla a cabo. Han puesto a mi disposición cuanta documentación familiar conservaban en su domicilio y en su Fundación. Además José Manuel Caballero Bonald ha recibido con paciencia y buen humor mis consultas específicas. También ha aceptado de buen grado que se contara por primera vez episodios de los que es seguro que no se siente orgulloso, sobre todo de sus inicios poéticos. Pero los episodios de aquellos años resultan muy relevantes para contextualizar los afanes de quien aspiraba a lograr un puesto destacado en la poesía española en el medio siglo.

Esta pretende ser una aproximación ecuánime a su trayectoria personal y literaria que, soslayando afectos y devociones personales, ofrezca al lector un relato veraz del devenir de su figura en el escenario histórico de la España del siglo XX e inicios del XXI y el retrato plausible de una personalidad tan singular como la suya. Quizá reproducir el índice del libro sea el modo más eficaz de dar cuenta de su contenido.

Introducción: Vida, memoria, recuerdo y ficción

PRIMERA PARTE. TIEMPO QUE ES YA FÁBULA

1. Genealogías. La infancia (1926-1937)

Raíces cubanas. Ascendencia montañesa. Los Bonald. Un niño proclive a la aventura.

2. Aprendizajes (1937-1944)

Bachillerato en el Colegio de los Marianistas. Las travesuras de un tímido. Inicio en la pubertad. Primera vocación literaria.

3. Tentativas (1945-1949)

Estudios de Náutica en Cádiz. Fernando Quiñones. Inicios poéticos. Experiencia del mar y la Marina. Juan Valencia. La Fiesta de la Vendimia. Convalecencia de la tuberculosis.

4. Iniciación a la vida literaria (1949-1951)

Juegos florales. Vida estudiantil en Sevilla. Cursos de Verano en Cádiz y Marruecos. El grupo Platero. Primeros premios. Postrimerías de la vida jerezana.

5. En el Madrid del medio siglo (1951-1952)

La Bienal Hispanoamericana de Arte. Carlos Edmundo de Ory. Las adivinaciones. Vínculos hispanos: El Colegio Mayor Guadalupe y la Tertulia Literaria Hispanoamericana. El Congreso de Poesía de Segovia. Inesperado retorno a Cádiz.

6. Años de extravío (1953-1955)

Los Cela. Intentona al Boscán. II Congreso de Poesía en Salamanca. Memorias de poco tiempo. Vacaciones en Mallorca. Viaje frustrado a Colombia. Estancia en París.

7. Papeles de Son Armadans (1956-1958)

Gestión de la revista. Anteo. Los poetas de Barcelona. Estado maniaco-depresivo. Josefa Ramis. Actividad política. El Premio Boscán. Ruptura con los Cela.

8. Nuevos horizontes (1959-1961)

Homenaje a Antonio Machado en Collioure. Las horas muertas. Boda y viaje a Colombia. La experiencia americana. La novela. La operación realista. Primer hijo. El regreso.

SEGUNDA PARTE. EN COMPAÑÍA DE OTROS

9. Poesía y conciencia cívica (1962-1965)

El gris Madrid del franquismo. La lucha antifranquista. Selecciones. Dos días de setiembre. La poesía social: Pliegos de cordel. El escrito a Fraga de los 101 intelectuales. Dignificación del flamenco, el Archivo del Cante. Movilización estudiantil.

10. Esperanza y descrédito de la Revolución cubana (1965-1968) .  .  . 9

Primer viaje a Cuba. Lucha contra la dictadura. La cárcel de Carabanchel. Los «abajofirmantes». Segunda estancia en Cuba: el Congreso Cultural de La Habana.

11. Activismo, flamenco y nocturnidad (1969-1973)

Reencuentro con Doñana. Flamencos en Madrid. Vivir para contarlo. Viajes a Rumanía y Holanda. Difusión del arte flamenco. Ediciones Júcar

12. La violenta agonía del franquismo (1974-1977)

Homenaje a León Felipe en México. El Premio Barral a Ágata ojo de gato. Luces y sombras del flamenco. La censura gubernativa. El Bryn Mawr College. La Junta Democrática. Viaje a Dinamarca. la Bienal de Venecia. Descrédito del héroe.

13. Grandes esperanzas y algún desencanto (1978-1981)

El PEN Club. El despertar de Andalucía. Embajada literaria en América. Viajes a México. El 23-F. Premio Ateneo de Sevilla. Toda la noche oyeron pasar pájaros. Viaje a los campos de refugiados saharauis en Tinduf.

14. El cambio posible (1982-1988)

Colaboración y discrepancia con el gobierno socialista. Encuentros, jornadas, simposios de escritores. Laberinto de fortuna. Viajero incansable. Los jóvenes reivindican la poesía del 50. En la casa del padre Premio Plaza y Janés. Viajes a Túnez e Irak.

15. EL compromiso de un escritor de éxito (1989-1995)

Contra el poder. Actividad incesante. Viaje a Siria. Campo de Agramante. Tiempo de guerras perdidas.

16. El ciclo de las involuciones (1996-2001)

La disconformidad como norma. Defensa del Coto de Doñana. Hijo Predilecto. La Fundación Caballero Bonald. Viajero incesante. Diario de Argónida. La Real Academia. La costumbre de vivir.

17. Poesía es transgresión (2002-2007)

Indignación contra el gobierno Aznar. Tiempo de reconocimientos y homenajes. El Premio Nacional de las Letras Españolas. Manual de infractores.

18. «Arrabal de senectud» (2008-2013)

La desobediencia poética como método de rejuvenecimiento. La noche no tiene paredes. El Premio Internacional García Lorca. Entreguerras. El Premio Cervantes.

[1] Ibíd., págs. 465-466.

[2] José Carlos Mainer, «Gestión de simulacros», José Manuel Caballero Bonald, Poesía en el campus, nº 30,  1995, págs. 4-8.

[3]Jenaro Talens, «Anotaciones de un viajero de paso», prólogo a José Manuel Caballero Bonald, Summa Vitae, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2007, pág. 34.

[4] José Manuel Caballero Bonald, La costumbre de vivir,  pág. 579.

[5] José Manuel Caballero Bonald, Tiempo de guerras perdidas,  cit., pág. 261.

[6] El Comercio, Gijón, 27 marzo 2010.

[7] José Manuel Caballero Bonald, La costumbre de vivir,  pág. 209. Véase t

 ambién: «Barral y el personaje de sus memorias», Revista de Occidente, 110-111, 1990, págs.  73-78.

Julio Neira

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