Arrugas de Ignacio Ferreras: una mirada a la vejez

Por Pabela

En mayor o menor medida la animación siempre se ha considerado como algo exclusivo del público infantil. Posteriormente gracias a grandes estudios como Dreamworks o Disney, en sus últimos tiempos al menos, el género fue pensado para que tanto chicos como grandes pudieran disfrutar en las salas por igual. Pero Arrugas se diferencia en estar totalmente dirigida al público adulto con una historia que a priori podría parecer poco atractiva: la vida de los ancianos en un geriátrico.
El film basado en la novela gráfica de Paco Roca y dirigida por Ignacio Ferreras, ha logrado colarse en los Goya - y casi casi en los oscars- muy justificadamente pues estamos ante una historia abrumadoramente realista y humanamente invaluable. Aun cuando el film cuenta con un tono marcadamente triste y pesimista logra retratar excelentemente el mundo de la tercera edad y su soledad; pero a la vez el increíble valor de la amistad y los recuerdos. Imposible no sentirse identificado con lo que sucede, sobre todo, si ha de vivirse de cerca el tener familiares en las mismas circunstancias o aquejados de la penosa realidad del Alzheimer como el protagonista.
Con un ritmo sosegado pero nada aburrido, Ferreras se toma el tiempo de contar la vida de Emilio, nuevo húesped del hogar de ancianos, su relación con otros residentes y cómo crece la amistad entre él y Miguel, su compañero de cuarto. La magnífica mano que muestra el director para darle espacio a los personajes para que se desarrollen es exquisita y se agradece que sazone los momentos dramáticos con alguna cuota de humor, escasas pero siempre efectivas.

Arrugas, hay que decirlo, es un film realmente osado para los tiempos que corren que hay que ver, no sólo por su temática o su aparente tono de melodrama llevado a un género como la animación, sino porque es una historia que tarde o temprano a todos nos tocará vivir de alguna manera. Es una película que rescata el valor de las relaciones humanas, desde la amistad hasta el amor. Su atmósfera nos puede llegar como algo demasiado claustrofóbico y pesadamente desolador, pero si comparamos con la novela gráfica ciertamente es bastante más luminosa. Así y todo a no confundirse, esta es una animación totalmente alejada de los happy moments de muchas de su género, es una historia adulta, llena de grandes momentos, intensa y profundamente melancólica.
Estéticamente muy similar a The Triplets of Belleville o L’illusionniste, esta es una historia más cercana a la melancolía y desolación del ilusionista que a la gracia y ternura de las trillizas; pero que gracias a una narrativa plagada de ensueños y flashbacks nos conducen por la emotiva mirada de los protagonistas en todos los ámbitos de su triste condición sin caer en golpes demasiado bajos ni la manipulación de la lágrima fácil. Por supuesto que es un relato triste, inmensamente lúgubre por momentos pero lleno de magia.
Es impecable el retrato de los personajes, cómo con gran sutileza se pasa del protagonismo de Emilio al de la relación de este con su amigo para después centrarse en Miguel y cómo lo ha afectado todo. Es gratificante ver que los personajes y la historia forman un conjunto íntegro y prolijamente armado a servicio del argumento, un argumento que si tiene alguna falla se vuelve completamente imperceptible. La historia funciona porque los personajes se mueven y actúan de manera creíble, porque el ritmo se mantiene siempre firme y con una finalidad clara.
En este punto quiero personalmente destacar el personaje de Miguel, un español criado en Argentina que por ende es más nuestro en sus costumbres. Sorprende que se haga un calco tan bien puesto de lo que es el argentino promedio, un oportunista que pareciera que no le importa nada y que finalmente termina siendo el más fiel y humano de la cinta. Una radiografía de todo lo bueno y todo lo malo que tenemos pero que a la larga nos deja bien parados!.
Personalmente me fascina que una buena historia se pueda disfrutar así, simple, desde su argumento y su buena elaboración. En tiempos donde la tecnología del 3D parecería inundarlo todo, Arrugas se asienta como un oasis magnífico en el 2D, sin grandes pretensiones, honesta y humana. Merece aplausos que la animación española pegue un salto como este y demuestre que no todo tiene que venir del norte en este género y que no es privativo ni de la comedia ni de la audiencia más pequeña.
De cara a los Goya no puedo arriesgar cómo le irá a este film pues no he visto a las otras nominadas en su categoría. Intuyo que si evaluamos la calidad del film tiene grandes chances por delante; lo que sí puedo afirmar es que este no es un film para dejar pasar si aún no lo han visto. Puede que la historia y su contexto no atraiga a muchos pero justamente por ello los insto a que no prejuzguen y le den una oportunidad. Está llena de grandes escenas muy bien acompañadas por la maravillosa música de Nani García y dejará huella en la mayoría de los espectadores.

Originalmente publicado en Extracine