En el arte como en muchas otras disciplinas de la vida, el análisis y la crítica, precisan de estudio y contemplación, que se nutren del conocimiento, de la sensibilidad y de la experiencia. Esto quiere decir, que todos, sin saberlo vamos desarrollando una capacidad crítica, en la que sólo reparamos para afianzarla, cuando la tenemos que hacer pública. ¿Qué Por qué este cambio de enfoque cuando interaccionamos socialmente? Es confuso, pero siempre se ha dicho que, para confrontar ideas, las propias las debemos tener muy claras y fundamentadas, y aunque sea desde nuestros principios hay que intentar que sean objetivos para que puedan ser confrontadas en igualdad de condiciones. Por otro lado, es algo recomendable y vital, por terapéutico, lúdico e intelectual.
Entonces empezamos el juego desde este mismo punto, entendiendo que tú, que me estás leyendo, tienes una capacidad, desconocida por ti mismo, para debatir y hablar de por ejemplo una canción, una sinfonía o un cuadro.
El cerebro analiza y estudia para comprender y fabricar sus propias herramientas. Nuestro subconsciente podría hablar horas sobre Las Meninas. Podemos no ser conscientes de haber analizado o profundizado en una canción, pero experimentamos algo especial e indescriptible cuando suena y nos transporta a otro momento y lugar, a otra época, recordándonos matemáticamente una sensación y estado emocional concreto. De alguna forma, nuestra memoria es más precisa y tridimensional si la evocamos con música, luces, colores, aromas…, con arte. El mismo cerebro ha creado vínculos que interaccionan y se explican entre sí. En la época de los algoritmos, desconocemos nuestros propios algoritmos y las propias herramientas cerebrales a partir de las cuales acabamos sintiendo afinidad, misterio, atracción, asombro y emoción por una canción, una obra arquitectónica, un cuadro…
Sugar, Sugar de The Archies es mi canción, es la canción que da luz en la noche, que hace lo cotidiano imprevisible, la sal y limón de la vida azúcar y los otoños primavera, como una droga o un beso adolescente; aunque no sepa ni el por qué, ni desde cuándo, pero es así. Debió ser maravillosa la experiencia que viví, la primera vez que la escuché. Me traspasó hasta el ADN, aunque mi memoria la guarde en el limbo mientras baila a su son. ¿Cuál es la canción que te trasporta sensorialmente a ti?