Todas sus obras son creaciones únicas, cuya inspiración es solamente el fruto de sus ideas, sus emociones y la intuición, su estudio, que lleva a la pintura.
Definiendo su propia obra, Carmen Lara dice: "Pretendo construir un puente entre el mundo profano y el mundo masónico. De una forma suave y sutil, pretendo también construir un verdadero puente de acceso del mundo profano hacia el verdadero Conocimiento, suscitando el interés por la investigación, contribuyendo así a la desmitificación de algunos conceptos confusos en el mundo profano, consecuencia de un estado de desconocimiento."
En el prefacio del libro António Arnaut, considera que "sirviéndose hábilmente de la simbología masónica, Carmen Lara supo combinar en la paleta de su imaginación las tintas que dieron forma y color al "espíritu" que se exhala, como un suspiro de amor, de estas 33 pinturas que vinieron a enriquecer el arte masónico". Fue presentado hace unos meses en un lugar altamente significativo para la Masonería portuguesa: el Gremio Lusitano de Lisboa.