La derrota de Vouillé el año 507 ante los francos empujará a los visigodos a abandonar gran parte de la Galia y a asentarse en Hispania y la provincia Narbonensis (Septimania). La capital del reino se trasladará de Tolosa a Barcelona, primero, y a Toledo, a mediados del siglo VI. De esta manera se originó el reino visigodo de Hispania.
Los principales obstáculos para el desarrollo del reino visigodo fueron:
Su escaso peso demográfico. Eran 200.000 individuos frente a los 5 a 7 millones de hispanorromanos. El ser una minoría dominante sobre el país les obligó a concentrarse en zonas del centro peninsular y en recintos urbanos. Durante muchos años practicaron una política de segregación jurídica y racial frente a los otros pueblos y, por supuesto, se reservaron las instituciones de poder.
El carácter electivo de su monarquía favoreció la formación de facciones entre los nobles que desencadenaban guerras civiles por el trono y la intervención de tropas extranjeras en apoyo de los bandos.
El practicar la religión cristiana arriana frente a la mayoría de la población del reino que era fiel al catolicismo ortodoxo llevó a guerras religiosas y persecuciones. El rey Leovigildo, quizá su rey más poderoso, se empeñó en conseguir esa unidad en torno al arrianismo y fracasó. La unificación religiosa se producirá el año 587 con su sucesor, su hijo Recaredo cuando éste se convierta al catolicismo.
Muñoz Degrain, Antonio, La conversión de Recaredo, 1888.
La arquitectura visigoda del siglo VII.
Sólo a partir de la conquista del reino Suevo de Galicia (585), del sometimiento de los vascones y de la expulsión de los bizantinos (comienzos del siglo VII), se puede hablar de un reino visigodo consolidado. Por ello no es de extrañar que la mayor parte de los monumentos conservados daten de este siglo.
Hay que tener en cuenta que los edificios que nos han llegado han sido los del medio rural más profundo. Aquellas construcciones levantadas en las ciudades (Toledo, Sevilla, Córdoba, Mérida...) fueron destruidas en tiempos de los musulmanes para construir con sus materiales mezquitas y otros edificios.
Ejemplo conocido es el de la granMezquita de Córdoba que se levantó a finales del siglo VIII sobre el solar de la Basílica de San Vicente (s. VI), utilizando sillares y columnas de la antigua construcción.
Las iglesias que conservamos nos enseñan que la arquitectura visigoda parte del influjo romano, aunque también posee características distintivas personalísimas que podemos resumir en los siguientes puntos.
Muestran un aspecto pobre, macizo y achaparrado, lo que nos indica una decadencia e inseguridad constructiva muy alejada de las obras romanas.
Santa María de Melque, Toledo. Vista de las bóvedas del interior.
Las plantas de las iglesias podían ser basilicales (San Juan de Baños), pero predominan las de cruciformes con distintas variantes (San Pedro de la Nave, Santa Comba de Bande o San Fructuoso de Montelios). Los ábsides son planos o rectangulares.
Plantas tipo de iglesias visigodas.
Comparación entre los arcos de herradura visigodo y califal.
Las columnas sirven como elemento separador de las naves. Son de fuste monolítico y con un capitel cuyo modelo más habitual es el que imita el orden corintio. Excepcionalmente, en la iglesia de San Pedro de la Nave, se han encontrado escenas narrativas religiosas talladas a bisel (Sacrificio de Isaac y Daniel entre los leones).San Pedro de la Nave. Sacrificio de Isaac.
San Pedro de la Nave, Zamora. Cabecera.
La escultura en bulto redondo no existe. Sí la decoración arquitectónica de relieves, como hemos visto, aunque los motivos más utilizados son de carácter geométrico y vegetal.
Corona de Recesvinto, Tesoro de Guarrazar.
Una de las glorias del arte visigodo es la orfebrería. Utilizaban la plancha de otro esmaltada, calda o grabada y los cabujones con piedras preciosas y semipreciosas o materias vítreas. Los objetos de adorno más corrientes eran las fíbulas y los broches de cinturón.
Las primeras podían ser de varias formas, entre ellas las de águila; los segundos son rectangulares, pesados y ricamente esmaltados. Los objetos más conocidos son las coronas votivas y las cruces procesionales, que los reyes donaban para ser colgadas sobre los altares. El Tesoro de Guarrazar(Toledo) con las coronas de Suintila (robada y desaparecida en 1921) y Recesvinto es el conjunto más valioso.
Publicado por Algargos en 18:49&version;
Si te ha gustado este artículo, por favor, dale a "Me Gusta"